Iba corriendo. Otra vez que llegaba tarde. Seguro que llegaba tarde. Seguro que Teddy está furiosa conmigo. Si no me hubiese quedado dormido...
Cuando llego a la alambrada ni siquiera me molesto en mirar si está electrificada, sé que nunca lo está. Nunca la conectan aunque se supone que siempre lo está. En caso de que nos atacasen tampoco pasaría nada, aunque la alambrada no estuviese conectada. Nuestro distrito es fuerte. En él se forman los agentes de la paz. Una vez terminan la instrucción los envían directamente al Capitolio, donde recibirán ordenes del mismísimo Presidente Snow.
Sumido en estos pensamientos llego al claro del bosque donde hemos quedado. Oigo un ruido a mi espalda.
- ¿¿¿Teddy??? — digo mientras doy una vuelta completa sobre mí mismo.
Cuando vuelvo a mi posición original, veo una figura delante de mí.
- Buuh — dice.
- Teddy... Siento llegar tarde es que... - digo buscando una escusa.
- Déjalo, Cato. Los dos sabemos que se te pegaron las sábanas. No te preocupes — dice con su habitual sonrisa.
Teddy tiene mi edad, 10 años, pero es muy distinta a mí. Tiene el pelo castaño y ondulado, sus ojos son preciosos, son de un azul tan parecido al del mar que podrías sumergirte en ellos si la miras fijamente.
Nos vamos del claro y nos dirigimos a una pequeña cala que hay entre los árboles. Aunque nuestro distrito está al lado del mar, nuestra cala no se encuentra en la playa. Está en un manantial. Es especial para nosotros porque nadie más la conoce.
Empezamos a hablar de temas triviales, como el colegio, hasta que poco a poco, llegamos a un tema espinoso: la Cosecha y los entrenamientos de los profesionales. Aunque nos quedan dos años para ambas cosas, yo deseaba tanto ser un joven guerrero, que esos dos años se me iban a hacer eternos.
- Cuando sea mayor y esté entrenado, ganaré los juegos del hambre por ti — incito — y cuando regrese a casa, viviremos en la aldea de los vencedores, los avox nos servirán, seremos felices, Teddy, felices.
- Yo no estoy tan segura de que quiera vivir esa vida — dice Teddy — no quiero tener que trabajar para el Capitolio y si ganas los juegos del hambre te convertiras en un agente de la paz Cato y yo no quiero eso.
- No te preocupes, - le digo — todo será como ahora solo que seremos más felices todavía — la abrazo y la beso para tranquilizarla.
Pero no sabía lo lejos que estaba de la realidad. De lo que me esperaba dentro de siete años.

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Así lo ve Cato
Hayran Kurgu¿Cato murió en los Juegos del Hambre? ¿Estáis seguros de que visteis su cuerpo ensangrentado o todo es una mentira del Capitolio? Cato no murió en los Juegos y está deseando vengarse de Katniss Everdeen. Preparaos para leer lo que el Capitolio ocult...