Regresando a Casa

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Cuando me levante de la cama, Ekko no estaba, supuse estaba en el baño, así que, me pare para ir por algo de comer, pero al salir del a habitación, me encontré con tipo pesado que intento entablar una conversación conmigo.

- Hola guapa, porque que una lindura como tu anda tan sola?

- No estoy sola, vengo con alguien.

- Pues yo no veo a nadie y pareces el tipo de chica a la que le gusta divertirse. 

- Piérdete -le dije mientras lo apartaba de mi camino pero a cambio él imbécil ese me agarro del brazo.

- Porque tan agresiva? No quieres ir conmigo a... -no pudo terminar la frase, un puñetazo salio de detrás de mi, era Ekko, el tipo cayo al piso y Ekko se paro a mi lado. 

- Viene conmigo, ella es mía idiota, te queda claro o quieres que te lo explique.

Puse mi mano en su hombro y le susurre al oído- al parecer no entiende, porque no se lo explicas mejor -volteo a verme y pude ver ese tono rosado en sus ojos, acto seguido, tomo al tipo del cuello de la camisa con una mano y con la otra mano empezó a golpearlo en la cara. Él se quedaría conmigo, con o en contra de su voluntad; recordé mi visita al doctor y cuando me explicaba como hacer mis dosis.

- Y , por ejemplo si acá pongo mas de esto, que pasa? -le preguntaba mientras mezclaba cosas en los tubos de cristal.
- Se hace una dosis mas concentrada y...
- Pero que pasa? 
- No se, nunca he hecho una dosis mas concentrada, porque lo preguntas?
- Curiosidad...

La dosis que le daba a Ekko era una creación mía, aunque acorde con él darle una dosis pequeña, la dosis que le daba estaba tan concentrada que probablemente esos días que se la estuvo poniendo equivalían a semanas, incluso meses.

Miraba como Ekko se empezaba a parar, el pobre tipo quedó tendido en el piso cubierto de sangre, se miraba las manos, para ser más exacta, los puños, machos de sangre y probablemente lastimados  completamente ido, lo tome de la mano y lo lleve a la habitación. Lo senté en la cama y saque de mi maleta la pequeña caja donde guardaba las dosis y material de curación.

- Vaya que si se lo explicaste bien -le decía mientras preparaba su dosis para ponérsela.

- No se que me paso -decía mientras miraba- cuando lo ví cerca de ti, y lo que dijo, me calentó la sangre.

- Yo te lo diré, me protegiste -prepare también mi dosis y camine hasta él- como te diste cuenta que no estaba en el cuarto? -le preguntaba mientras me sentaba en el piso frente a él y le ponía la dosis, funciono un poco porque empezó a parpadear y a mover la cabeza- ten te toca -le dije mientras le daba el inyector con mi dosis. 

- Cuando salí no estabas y pensé que habías ido a comer, porque me das esto -decía mientras me señalaba el inyector- nunca te la pongo yo -me volteo a ver, aun podía notar el rosa en sus ojos. 

- Quiero que sepas que confió en ti -me levante la manga que traía en el brazo izquierdo y su cara cambio a una de preocupación, miro todas las marcas que tenia por inyectarme a diario- no te preocupes, ya casi no duele -tome suavemente su su mano y la conduje a mi antebrazo, apreté suavemente y sentí el piquete, seguido por el leve dolor que ocasionaba- vez, no dolió, vamos, aun hay que ver a Nami. 

Recogimos todo, y salimos de la posada hacia la costa, ahí estaba Nami, como siempre todos los días iba a la costa para ver cómo iban las cosas en la isla, mi visita se podía resumir por parte de ella,  en regaños, reclamos, llantos y disculpas todo en menos de 5 minutos y de ahí me ofreció lo mismo que todos, quedarme ahí, también me mando hacia el puerto aéreo pues Twisted iba a salir en unos minutos hacia Demacia y podía dejarme en casa. Voltee a ver hacia donde estaba Ekko esperándome, solo miraba hacia el inmenso mar que se abría frente a él.

DESCENDIENDO A LA LOCURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora