En el departamento

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Un nuevo día, la lluvia no había parado desde ayer por la noche, los ventanales de Sugawara se encontraban completamente empañados, la casa se sentía fresca, sin duda en el exterior hacía frío.

El de cabellos grisáceos se puso de pie, estiró por completo su cuerpo una vez salió de la cama, giró su rostro para ver al de su novia, quién aún se encontraba dormida, pues anoche se había quedado a dormir en su departamento.

Movió con delicadeza su hombro para despertarla, ella abrió los ojos y lo miró con una vista entrecerrada, la tenue luz de la lámpara a su lado encandilaba de cierta forma su mirar, una leve calidez iluminaba sus ojos.

— Hay clases, lo olvidaba. – susurró pestañeando, intentando despertar por completo.

— Así es, será la primera vez que iremos juntos. – dijo sentándose a su lado, retirando un mechón de cabello que cubría parte del bello rostro de su amada, ella sonrió.

— Amm... – salió lentamente de las sedosas sábanas, se sentó en la orilla de la cama mientras seguía viéndolo a él. — No traje mi uniforme, ni mi mochila.

— No hay problema, podemos pasar primero a tú casa. – dijo poniéndose de pie, caminando hasta su armario, en donde sacó su uniforme.

Sugawara retiró lentamente la camisa que llevaba puesta, dejando ver así su espalda bien trabajada. Un leve sonrojo apareció en las mejillas de ________, al mismo tiempo que intentaba volver al tono natural de su rostro se puso de pie, acercándose a su novio para rodearlo en un abrazo por la cintura, en donde permaneció así sólo unos segundos, depositó un beso sobre su blanca espalda y se alejó.

— Mientras te alistas, haré algo de desayunar, ¿Puedo usar tu cocina?

— ¿Segura? Puedes esperar recostada en la cama.

— No quiero no hacer nada.

— Está bien. – suspiró con una sonrisa de por medio. — Puedes usar mi cocina siempre que quieras hacerlo.

Ella permaneció callada unos segundos, él le lanzó su camisa a la cara, con una pequeña sonrisa coqueta dibujada en su rostro.

— Sé que lo malpensaste. – rió. — Ahora sal, necesito cambiarme, o a menos de que quieras verme haciéndolo.

— ¡Sugawara-senpai! ¡No digas esas cosas! – dijo avergonzada lanzándole de nuevo su camisa, intensificando el sonrojo en sus mejillas, saliendo corriendo de la habitación para ir a la cocina, en el trayecto escuchaba la carcajada de su novio.

Abrió unos cuantos cajones, el diseño minimalista de la cocina le encantaba. De ahí, tomó un pequeño bowl de madera, al igual que una batidora con mango de madera y varillas de metal. Abrió la nevera para ver si el chico había comprado huevos, afortunadamente sí, tenía muy pocos ingredientes, pero era lo justo.

Sacó 4 huevos, los abrió y batió dentro del bowl, agregó algo de sal y se dirigió a por el sartén, en dónde lo puso sobre el fuego de la estufa, colocó algo de aceite y los huevos ya batidos sobre el sartén, tomó de la nevera algo de jamón y agregó al huevo algunas rebanadas de éste.

Encendió la licuadora e hizo dos batidos de frutos rojos.

Finalmente tenía listo el desayuno, justo a tiempo para cuando Sugawara salió de la habitación.

— Huele delicioso. – exclamó sonriente, cerrando los ojos aspirando el aroma que desprendía de la cocina.

Ella lo observó desde la isla de la cocina, colocó ahí mismo ambos platos completamente listos al igual que los batidos, Koshi tomó asiento en una silla alta, ella hizo lo mismo del otro lado de la isla, en dónde compartían la misma "mesa", uno del lado de la sala, ella del de la cocina.

— Sabe delicioso. – dijo una vez probó el primer bocado, ella sonrió contenta.

— Me alegra escucharte decir eso, no soy buena en la cocina, pero esto es algo de las cosas básicas que sí puedo hacer. – rió.

— Cualquier cosa proveniente de ti será perfecta para mí, incluso si sólo me das un vaso de agua diré que es la agua más exquisita que haya probado nunca, pagaría millones por ella. – rió apoyando su codo sobre la isla, colocando su rostro sobre la palma de su mano, con la otra degustando del licuado rosado.

— Se te ocurren muchas cosas para decir Sugawara-san, ¿Y sabes qué es lo peor? Que por más babosadas que digas, me enamoro más. – rió.

— ¿Lo peor? Yo diría que es lo mejor.

— Tienes razón, lo es.

Ambos siguieron desayunando hasta terminar por completo sus respectivos platos.

Antes de salir de casa, Sugawara corrió de nuevo a su habitación y de su armario sacó una sudadera oversize color café claro, la cual depositó sobre las manos de su novia.

— Afuera está lloviendo, hace frío . – exclamó caminando a la esquina de la casa, en donde tomó un paraguas azul, posteriormente abrió la puerta, efectivamente, hacía bastante frío.

Volteó a verla, ella se ponía con prisa la sudadera, olía a él, aquella sudadera desprendía la loción deliciosa de su novio.

— ¿De verdad pasaremos primero a mi casa? Llegarás tarde si lo hacemos.

— No importa, ¿Qué puede pasar si sólo un día llegamos tarde? Nada, sólo será por esta ocasión.

— Está bien... – susurró situándose debajo del paraguas, a un lado de su novio, sólo para después salir del departamento e ir en camino al auto, en donde subieron a sus respectivos asientos.

Después de un buen rato, llegaron a casa de _______, ambos bajaron, tocaron la puerta, sus padres seguían ahí.

— ¿Qué hacen aquí? Se supone que deben estar ya en la escuela. – dijo ______ al ver a sus padres desayunando tranquilamente, era algo raro, ellos eran profesores de Karasuno, debían estar en la preparatoria incluso antes que los alumnos.

— ¡Oh cariño! Supuse que vendrías por tus cosas para ir a clases. Ah y sobre eso, hoy entramos más tarde, por unos asuntos algo extensos. – rió.

Ella giró su rostro para ver a Sugawara, quién seguía en la entrada de la puerta.

— Ve a clases, tardaré en alistarme, no quiero que llegues tarde. Más tarde me iré junto a mis padres.

— ¿Estás segura? Sabes que no tengo ningún inconveniente en esperarte.

— Estoy segura. – dijo sonriendo y acercándose a él, dándole un beso en la mejilla, después un leve empujón. — Anda, se te hace tarde.

— ¿Entonces nos vemos allá más tarde?

— Sí. – sonrió. — Nos vemos, te amo.

— Yo también te amo.

...

Por el destino (Sugawara y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora