Dos

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Deku había estado en ese restaurante, uno de los mejores de la ciudad, con clientes de la empresa. Pero nunca había conseguido una mesa en un reservado. Había que pedirlas con semanas de antelación.

- ¿Cómo conseguiste ésta mesa? - preguntó Deku cuando el camarero se llevó sus abrigos y se acomodaron uno frente al otro.
- Soborné al jefe de camareros - contestó Bakugo.
- ¿En serio? - lo miró con sorpresa - No te he visto - Bakugo le dió la carta con una sonrisa y Deku supo que era broma. Sus ojos se encontraron y notó cómo evaluaba todo su aspecto.
- Tienes buen aspecto Deku.

- Gracias, tú también Katcchan - sonrió tensamente pensando que parecían dos desconocidos. Nadie creería que una vez se prometieron amarse y vivir juntos para siempre. Sus labios se curvaron irónicos al recordar aquella farsa.
- Te cortaste el cabello Deku.
- Daba mucho trabajo - explicó él, tocandose el cabello corto hasta los hombros mientras recordaba que a Katcchan le encantaba su larga y verde melena.

- Una pena...siempre me gustó tu pelo pasando los hombros. Te hacía ver radiante. - su oscura mirada se iluminó con una sonrisa.

Deku se preguntó si ya no le gustaba, pero rechazó la idea. Ya no se preocupaba de lo que gustaba o disgustaba a Bakugo, ese juego había terminado hacía tiempo.
- Pasó mucho tiempo ¿verdad? - dijo Bakugo - Alrededor de un año
- Más o menos - fue más de un año pero no pensaba decirselo - ¿Qué tal Japón?
- Mucho calor ¿lo hechas de menos?

Por supuesto que lo hechaba de menos, aunque era inglés sus padres se trasladaron a Japón cuando él tenía seis años y consideraba a Japón su segundo hogar. Pero no quería reconocer su añoranza ante Katsuki, se había ido por culpa suya, por la farsa de su matrimonio.
- A veces - admitió, sonriendo y encogiendose de hombros.

En ese momento llegó el camarero y les preguntó qué deseaban beber.
- ¿Quiéres vino u otra cosa? - preguntó Katsuki
- Una copa de vino blanco, gracias.

Bakugo pidió una botella. Deku pensó que parecía muy descansado para acabar de realizar un vuelo transatlántico de diez horas. Recostado en una silla, con las piernas estiradas era la imágen de la virilidad, musculoso, fuerte y relajado.

Si hubiera justicia en este mundo un día sabría lo que era amar sin ser correspondido y le estaría bien merecido. Un día Katsuki deseará no haberlo dejado marchar, comprendería que él era el único que lo había amado de verdad. Y él, Deku, estaría viviendo con alguien maravilloso que besaría el suelo que pisara, seria feliz y se alegraría de haber dejado a Katcchan.

Bakugo se inclinó hacia adelante y Deku despertó de su ensueño, sintiéndose un idiota. Katsuki nunca perdería su atractivo, siempre seria el centro de atención de todaa las chicas y los hombres.

Además era él quien deseaba el divorcio por lo tanto debia haber alguien en su vida....algo serio. Se preguntó si pensaba casarse con Kirishima y se le encogió el estómago.
- Supongo que la vida en Londres es tan maravillosa como lo esperabas ¿no?
- Más que maravillosa - corroboró Deku - Me encanta

-¿En serio? - su voz sonó seca - Bueno, me alegra que no te hayas decepcionado.
- Perdona Katcchan, pero sin ánimo de ser grosero, estoy seguro de que no has venido hasta aquí para charlar ¿quieres ir al grano?
- Ya lo sabes, quiero que firmes los papeles... - contestó él - ¿Por qué no lo has hecho?
- No tuve tiempo para nada - dijo Deku mirando para otro lado.

El camarero ofreció a Bakugo el vino para que lo probara, al otro lado del salón comenzaba a sonar un piano. Era una melodía romántica y agradable pero no parecía en concordancia con la situación.

- ¿Estás listo para pedir? - preguntó Bakugo
- Si - Deku miró la carta y pidió una ensalada, lo que solia pedir en una comida de negocios. Actuaría como si estuviera cerrando un trato, eso se le daba bien - Me sorprende que hayas elegido este restaurante ¿Cuánto hace que no vienes a Londres?
- Unos siete meses

Abandonado (BakuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora