Mi vida nunca fue la de un típico chico de New York. Empezando porque siempre me movía de un lado a otro sin quedarme en un lugar por mucho tiempo. Nunca conocí a mi padre, por lo que nunca tuve el más mínimo de interés en él, mientras que mi madre tuvo que encargarse de mí al llegar a este mundo. Lo hizo dejando atrás todos sus sueños de ser mundialmente conocida como novelista, dejando atrás sus estudios en una buena universidad que enseñe escritura creativa. Bien aprendí que a las mejores personas de este grisáceo mundo, de las cuales mi mamá puede quedarse en la cima eternamente, les ponen los mayores y peores obstáculos a vencer.
Y encima me acababan de diagnosticar Trastorno Hiperactivo del Déficit de Atención, normalmente abreviado como THDA. Cosa que se suma a mi larga lista de rarezas que odio de mí mismo. Como cuando veía cosas sin poder explicar en cierto modo o que simplemente una cosa me resultara otra. En fin, a veces me preguntaba si en realidad estaba bien de la cabeza o si simplemente era un paranoico.
Sin embargo, aún habían ciertas cosas que disfrutaba de la vida y una de ellas era la comida de mamá. En especial la comida azul, que fue hecha a base de una broma. También estaba la música rock, en especial la del rock alternativo y un poco de rap. Los helados los días de verano estando en la playa y una pequeña casa en Montauk, Long Island. Vaya, si pudiese vivir en ese lugar durante el resto de movida probablemente sería el chico más feliz de todo el puto mundo. Con levantarme en las mañanas y admirar en silencio el paisaje del sol abrazador saliendo en el horizonte y con el sonido de las olas arrullándome como si fuese un bebé.
Puede que este también ese gusto no tan bueno de cerrarles la boca a aquellas personas que se pasaban de listas conmigo. Un par de buenos cruzados a la mandíbula y de allí no cantarían ni un pío. Nunca me gustaron los abusadores, siempre trate de que se me tratarán con respeto, sin embargo entendí que a veces las personas solo aprenden de la manera difícil. Como yo, malditas incoherencias de la vida. Sabía que a mi madre nunca le gustó que estuviese peleando en la escuela, aunque siendo sincero anduve peleando toda la vida. No es que me de aquellos golpes de adrenalina pero sabia que por mis rarezas tendría que aprender a defenderme, aunque sea un poco.
Incluso en uno de los hogares que tuve, junto con un padrastro abusivo, alcohólico y que siempre se la pasaba gastando su dinero de su trabajo en Electronics Mega-Mart en apuestas con sus compañeros o arreglando su auto que trataba mejor que un bebe recién nacido. Era duro, no importa lo que pasara, sabía que Dios o cualquier ser superior me había dado el don de la perseverancia por lo que no me importaba que mi padrastro me golpeara o me insultara. Pero era muy diferente cuando lo hacía con mi madre...algo que simplemente no toleré.
Dejando esto fuera de discusión dejen me presento, mi nombre es Perseo Jackson. No me gusta que me digan "Percy", además, me gusta mi nombre completo por le hecho de que me llamo igual a un héroe de la mitología griega. Actualmente vivo en un pequeño apartamento de Brooklyn, lejos de aquel monstruo que fue mi padrastro. Estudio en un colegio para niños con problemas. Digamos que en cierta forma, veía los colegios como un terreno de rodeo.
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𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐍𝐎𝐒: El Ladrón del Rayo
FanfictionÉl jamás quiso ser un mestizo. Y mucho menos ser hijo del Dios de los Mares. Percy Jackson es un chico de de 12 años que ya ha sido expulsado de seis diferentes colegios debido a sus problemas de ira y falta de comportamiento. Sin embargo, todo en s...