Era un día bastante común. Desde incluso en la mañana, tenía una especie de rutina en la que consistía hacer un par de cosas para que mamá no se agobiara en el día. Desde que nos fuimos del lugar de mi padrastro, al cual le había puesto el sobre nombre de Gabe el Apestoso, mi madre ha tenido que trabajar en tiempos parciales en un centro comercial como cajera y después en una tienda de mascotas. Normalmente siempre regresaba tarde a casa y muy, muy cansada.
Así que sin más me levanté y tras ponerme mi ropa habitual que consistía en unos pantalones de mezclilla bastante viejos y rasgados de las rodillas, una playera blanca y un sudadera de color azul marino, fui a la pequeña cocina y me hice un par de huevos revueltos. Tanto para mi madre como para mí.
No es que fuera un maestro culinario, pero desde joven he tenido el ímpetu de volverme un tanto más independiente de mí mismo.
Y teniendo un poco de pan tostado con mantequilla untada y un vaso de leche me dispuse a comer. Tras un par de minutos pude escuchar la voz de mi madre en la distancia emitiendo un pequeño suspiro de cansancio. Mire hacía su habitación y de la puerta salía ella, exponiendo su larga cabellera castaña un poco desordenada y vistiendo un simple conjunto de pijama de color azul pastel que ha perdido el color con el pasar de las lavadas.
— Buenos días, cariño. —me dice mostrando aquella sonrisa que siempre aligeraba mis pesares y me mantenía en paz.
—Buenos días, mamá. —respondí —Ya te hice el desayuno.
Mi madre se sienta en el comedor a mi diestra.
— ¿Si sabes que es deber de una madre velar por su hijo y darle de comer?
—Lo sé, pero pienso que como mi madre da un esfuerzo monumental por mantener a este chico problemático, tal vez tenga que ofrecerle un poco de mi agradecimiento.
Ante eso mi madre soltó una risa y me dio un beso en la frente. Sin duda no puedo negar que es la mejor en el mundo.
—Hoy hay una excursión al Museo Metropolitano de Arte. —le dije.
Mi mamá puso una cara que en un principio no pude descifrar pero me sonaba que no le agradaba la idea de que fuera. Mire su mano y la tome, tratando de darle apoyo y seguridad a sus dudas.
—Está bien. — me dice— Solo ten cuidado, no te metas en problemas. ¿Sí?
La mire profundamente y le respondí con voz sincera que lo iba a intentar. Sé que no sonó muy convincente pero a fin de cuentas siento que los problemas son los que me buscan a mí.
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𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐍𝐎𝐒: El Ladrón del Rayo
ספרות חובביםÉl jamás quiso ser un mestizo. Y mucho menos ser hijo del Dios de los Mares. Percy Jackson es un chico de de 12 años que ya ha sido expulsado de seis diferentes colegios debido a sus problemas de ira y falta de comportamiento. Sin embargo, todo en s...