𝐔𝐧 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐏𝐞𝐫𝐬𝐞𝐨 𝐉𝐚𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧

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— ¡AYUDA! ¡NOS ESTÁN ATACANDO!

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— ¡AYUDA! ¡NOS ESTÁN ATACANDO!

Afortunadamente pude llegar a la zona central del campamento en dónde varios campistas salieron confundidos. Iba a decir otra cosa pero sentí como me derriban y salía volando hacia un árbol cercano. Me quede aturdido por unos instantes, con la vista borrosa y un profundo dolor en mi plexo solar. Aun así, pude escuchar los gritos y del metal contra aquella criatura. Con todo el escándalo, no hubo mucho tiempo cuando sonó un cuerno de batalla. Me reincorporé y vi a los hijos de Apolo preparando sus arcos y disparando sin mucho éxito, a los hijos de Ares y Atenea combatiendo a la bestia y uno que otro hijo de Hermes.

— ¡Percy! ¡¿Estás bien?!—me dijo Annabeth cuando me alcanzó y me dio un escudo y una espada a su vez que portaba su daga.

—Sí. Necesitamos...—decía pero fui interrumpido por otro sonido desde el lado opuesto del campamento.

Del interior salió otro escorpión tan grande como el anterior y del mismo color. Este se dirigió hacia nosotros pero por suerte varios hijos de Ares se dividieron y comenzaron a enfrentarlo.

—No van a resistir mucho tiempo. —dije.

—Ve y ayúdalos. Yo iré con el otro.—me respondió Annabeth.

Me uní al ataque, protegiéndome con el escudo de Annabeth. No importaba mucho la rivalidad que teníamos actualmente. Coordinamos como pudimos los ataques pero los escorpiones por su gran tamaño ganaban bastante terreno.  Llegó a un punto en el que un hijo de Apolo fue apuñalado por el agujón de uno y luego arrojado lejos. Un hijo de Ares sufrió el mismo destino al ser arrastrado para después mutilado con el aguijón.

Luchábamos como podíamos. Las flechas no resultaban para nada beneficioso por el duro exoesqueleto del  insecto y las lanzas y espadas apenas le hacían daño. Ya solo habíamos quedado dos hijos de Ares y yo con un escorpión mientras que un hijo de Atenea, Charles Beckendorf de la cabaña 9 y Clarisse batallaban con el otro. Los demás fueron retirados inmediatamente de la batalla por Annabeth y Quirón para ser atendidos por Lee Fletcher y los otros hijos de Apolo.

— ¡¿Y ahora qué hiciste Jackson?!—me gritó uno de ellos.

— ¡Yo no he hecho nada!

Me enfoque en mantener mi escudo arriba y defenderme pero la fuerza en esas tenazas era descomunal. Apartó a dos hijos de Ares como si nada y con una de sus tenazas me agarró y me empujo a la cabaña ocho y me mantuvo allí con una fuerza que por suerte aún no me habría destrozado la cadera. Eso sí, el dolor que estaba sintiendo en estos momentos era absurdamente alto, probablemente empataba en mi lista e dolor con las heridas que me había hecho Ares. Vi su aguijón alzarse listo para terminar con mi vida pero de repente un objeto brilloso hasta el aguijón y terminó por desmembrarlo. Miré hacia mi izquierda y noté como Annabeth estaba sobre la cabaña de Afrodita y había lanzado su ansiado cuchillo. La bestia lanzó un rugido agudo, liberándome, antes de balancear su cola hacia ella y la mandaba a volar.

𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐍𝐎𝐒: El Ladrón del RayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora