Capítulo 6

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  Lucia

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  Lucia


Okey. No es un acosador.

No me siguió ni me investigó, como lo había pensado. Papá lo conoce y por lo que noté hay una familiaridad entre ellos. El saludo en la sala de juntas me dejó entrever que son cercanos. No sabría decir cuánto, aunque papá no saluda con la misma efusividad a todo el mundo.

¿Pero si eran tan cercanos, por qué yo no lo conocía?

Me lo había presentado como el hijo de Donatello; a quien recuerdo como socio y mejor amigo de papá. De quien solo sé que murió hace muchos años, dejando su herencia al hombre que camina junto a mí y de quien no sé nada.

¿Por qué aparece ahora después de tanto tiempo sin interesarse en la empresa?

Por más cercano que sea a papá, no me da buena espina. Desconozco todo sobre él y sus intenciones en la empresa. Lo único que sé es que el estúpido de cara linda, ahora llamado Damián, tiene un gran peso en la decisión del nuevo gerente general de A&C constructora. Lo veo caminar a mi lado mientras teclea algo en celular y rememoro lo que acaba de pasar en la sala.

Sigo perpleja analizando la información; según yo, es el socio mayoritario de la empresa. Pasó a serlo cuando papá vendió parte de la suya a los primos Kalabagh. No obstante, nunca supe nada de él. Llevo tres años siendo la planificadora de proyectos de A&C constructora y jamás había escuchado hablar de él. Lo que conozco de Donatello es porque papá aún lo recuerda en casa. Sé también que su muerte marcó un antes y un después en la empresa, pero todo superficialmente.

Ahora está su hijo frente a mí, indicando que entre al ascensor, con una sonrisa de satisfacción, como si estuviera jugando algún tipo de juego que yo desconozco, pero que a juzgar por su estúpida sonrisa lo voy perdiendo. Entro y luego lo hace él seguido de papá. Al cerrarse las puertas los nervios juegan en mi contra, quiero salir ya de aquí, el aire empieza a faltarme y siento que este aparato baja más lento que de costumbre.

Puedo escuchar que Damián y papá charlan sobre la decisión de votar a favor de los Kalabagh, mientras yo estoy en una esquina intentando concentrarme en los botones que marcan el piso por donde va bajando la caja de acero. Aunque me interesa saber su decisión, estoy más enfocada en que el ascensor llegue al piso uno porque por alguna extraña razón su cercanía me abruma.

Ahí está de nuevo.

La corriente de aire, el frío, los vellos erizados. Lo sentí cuando lo reconocí durante el discurso, lo sentí cuando me habló acerca al oído y lo siento ahora dentro de este infernal aparato. Miro hacia el suelo y entiendo por qué está sucediendo de nuevo; está agachado a mi lado, atando los cordones de sus zapatos que ya están… ¿Atados?

Jugando A Seducirte ©: (Libro 1 De La Duología: ¿JUGAMOS?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora