Capítulo 9

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Damián

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Damián

Recorro su cuello con mi boca dando besos húmedos. Succionando y chupando, bajo por el valle de sus senos y meto un pezón en mi boca saboreando lo exquisita que es.

Su piel se eriza al sentir mis labios. Chupo, lamo, muerdo y luego hago lo mismo con el otro pezón. Subo hasta encontrar su boca, la tomo entre la mía y profundizo el beso. Besarla es como tocar el cielo con las manos y volver a bajar de golpe. Es como estar en una montaña rusa.

Solo un beso bastó para volverme adicto a ellos.

La beso con premura, de manera prolongada, bajo por su cuello, dejando besos húmedos y marcas en su piel. Paso por sus senos, su abdomen, hasta llegar al monte de venus. Respiro sobre su lubricado coño y alzo la cabeza para ver su reacción, ella arquea la espalda sobre la cama, mi cama. La miro desde mi posición y sus ojos encuentran los míos. Su mirada, ahora oscura por el deseo, me indican que quiere que siga. Lamo su clítoris y ella me pide más... —No pares Da...

—¡Joder! —Me despierto de golpe justo antes de escuchar mi nombre en su boca. Ha sido un sueño. Un maldito sueño.

Como si no tuviera suficiente con la tortura de querer hacerla mía a cada instante, ahora sueño con eso.

Ha pasado una semana desde el beso, siete putos días que he contado y en los que me torturo a diario pensando en ella.

Después del beso que nos dimos mi deseo por ella ha aumentado, la quiero tener en mi cama. Anhelo volver a sentir sus labios.

Besa como los dioses, o como la misma diosa que ella es. Me torturo pensando una y otra vez en sus carnosos labios, lamiendo y mordiendo los míos. Su lengua jugando con la mía. El escote en su vestido rojo y la torneada pierna que alcancé a tocar mientras profundizaba el beso. Su suave piel. ¡Joder! Todo en ella me ha dejado sin aliento.

El juego con su pie en mi pierna debajo de la mesa y la cara al sentir lo duro que me había puesto con solo un roce fue el detonante. Por eso me encuentro con el papel que Harvey me entregó, ayer, entre mis manos.

Estoy desesperado, tengo su número de celular en mis manos, sin embargo, me debato en si debería llamarla. Está visto que quiere seguirme el juego, su beso me lo confirmó, pero también está visto que no es mujer de buscar a los hombres.

Cosa que me vuelve aún más loco.

No sé si después del beso seguirá jugando o si definitivamente ese fue el final de la partida. De solo pensar en esa última opción me desespero porque quiero más de ella y no creo ponerle fin a ese maldito juego donde siento que voy perdiendo.

Me confunde aún más lo que pasó después del beso, el pequeño inconveniente que tuvimos. Cómo me miró cuando quise defenderla de la discusión que estaba teniendo con el tal Adam. No estoy seguro de si lo que le molestó fue la presencia de Samantha, pues su mirada en mi brazo entrelanzado con el de ella dejó mucho que pensar o que yo haya intervenido en la discusión que estaba teniendo con ese tipejo que no dejó de perseguirla durante toda la fiesta.

Jugando A Seducirte ©: (Libro 1 De La Duología: ¿JUGAMOS?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora