Lucía
Reglas.
Tuve que hacerlo.
El beso de Damián en la fiesta de papá me obligó a hacerlo.
Hubiese podido poner límites, era lo más sensato, pero resulta que yo también quiero jugar este juego. Está claro que Damián y yo no tenemos una relación y estoy segura de que jamás la tendremos. Él solo quiere llevarme a la cama y yo solo quiero divertirme siguiéndole el juego. También sé que, aunque suene mal, hemos hecho un acuerdo no verbal. Él vota a favor de mí para tomar el puesto de A&C constructora y yo le doy lo que tanto quiere. No es más que eso.
No soy tonta.
Sé leer entrelíneas.
Desde el instante que abrió la boca para decir que se inclinaba por las propuestas de Denzel Kalabagh, lo supe. Supe lo que quería hacer. Quería llevarme hasta él, que yo lo buscara con la excusa de hablar sobre A&C constructora para luego llevarme a la cama. Papá me había puesto al tanto y en todos estos años él jamás se había interesado por la empresa, era a Adela Connor a quien papá rendía cuentas, aunque todo estuviera a nombre de él. Papá no entendía por qué ese repentino cambio, pero yo sí sabía lo que Damián quería. Lo dijo desde que nos conocimos en Ibiza: quiere follarme. Y yo le estoy dando lo que él quiere.
Es un ganar y ganar.
Él gana llevándome a la cama y yo gano quedándome con el puesto.
Lo malo: está empezando a gustarme.
Lo sé porque no he dejado de pensar en ese beso desde que pasó. Por eso, en vez de poner un límite, puse reglas.
Es inminente. Él está decidido a cumplir su objetivo y yo también tengo el mío. Así que lo más sensato fue poner reglas. Yo no me puedo enamorar, acabo de salir de una relación de tres años donde fui traicionada, donde rompieron mi confianza y lo último que quiero es entrar en otra donde seguramente pasará lo mismo. No puedo involucrar sentimientos, es solo un juego.
No nos digamos mentiras, Damián es un hombre guapísimo, eso asegura que tendrá un sin fin de mujeres a su lado. Una muestra de eso es la sanguijuela pegada a él durante toda la fiesta de papá.
Por eso, la otra regla había sido la exclusividad. Yo no estaría con nadie más y esperaba lo mismo de él. Si íbamos a terminar acostándonos, yo no iba a permitir que estuviera con otras. Por último, la regla de terminar el juego, cuando alguno de los dos se cansara del otro, no era más que una carta que sacaría si, dado el caso, me aburría de esto. Con esta regla podría acabar el juego enseguida.
—Solo tengo una hora para acompañarte en esta “salida de emergencia” —Holly empuja la puerta de vidrio de Beautiful Cosmetic y entramos a la tienda—. Una hora que espero sea suficiente para liberarme de toda mi frustración.
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Jugando A Seducirte ©: (Libro 1 De La Duología: ¿JUGAMOS?)
RomanceEn este juego de seducción no habrá perdedores. Un viaje. Ella para olvidar a su ex. Él por compromiso. Ella buscaba divertirse. Él saciar su deseo. No fue un buen comienzo, pero ¿tendría un buen final? El destino les daría la oportunidad de reenco...