CAPÍTULO 1 "Victima de las circunstancias"

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Cada persona podría correr con buena o mala suerte

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Cada persona podría correr con buena o mala suerte. Era simplemente algo que no estaba en las manos de quien vivía. Pero, por supuesto, el destino puede tener situaciones inesperadas para cada individuo. Desde las más graciosas, felices o tristes. Aun así, siempre existirán personas que tengan que atravesar las circunstancias más difíciles.

Y Nayeon comenzaba a entenderlo luego del giro inesperado que dio su vida al finalizar sus estudios y verse en la necesidad de buscar trabajo. Siendo eso último, algo imposible para ella. No era por la falta de iniciativa, sino porque es conocida por gran parte de las personas, y la mayoría parece sentir rechazo hacia ella. Como consecuencia, terminaba rechazada en cada empleo.

Aun si durante sus años de estudio ella brillaba y era admirada por la mayoría de sus compañeros, ella misma experimentó el giro de la vida. Es lo que ella llama "un golpe de mala suerte". Tratándose de algo que suele mencionar y narrar cada que está obligada a explicarle a alguien por qué debería de contratarla y darle trabajo. Solo para que al final el resultado sea el mismo de siempre.

—¿Cómo que no puedes contratarme? ¡En ese letrero dice que se busca empleados!

—Ese letrero está desactualizado. —Su rechazo no causaba tristeza en Nayeon, pero sí le hacía sentir irritada cada que recibía la misma respuesta de todos los lugares donde busca empleo—. Le pido que se retire.

Nayeon prefiere no seguir insistiendo más y marcharse, antes de meterse en un problema más grave, como ya le ha llegado a pasar en otras ocasiones.

—¡Ni creas que te dejaremos estar tan cerca de nosotros! ¡Sabemos cómo eres en realidad, desgraciada! —exclamó una de las personas que de hallaban alrededor de la zona.

En el rostro de Nayeon se formó una expresión de cansancio, como si de alguna forma dijera "aquí vamos de nuevo". No encontrar trabajo no era el único problema por el que pasaba, al también recibir el odio constante de muchas personas al tratar de convivir con ellas, o con el simple hecho de caminar a su lado.

—Por favor, no lleguemos a ese extremo. Yo ya estoy por irme. —Inmediatamente uno de ellos jaló de ella tratando de lastimarla, pero sólo logró hacerla caer al suelo.

Siempre solía verse en esas situaciones, logrando tener un poco de tolerancia ante sus problemas, incluso si le era un poco difícil no irritarse por el comportamiento de las personas con ella. El tiempo fue una ayuda que le hizo acostumbrarse a los malos tratos y a vivir en malas condiciones debido a la falta de trabajo. También suele tomarse sus malos momentos con humor, evitando así caer deprimida.

Por lo tanto, resistió el enojo y sonrió forzosamente para levantarse y salir de ahí, todo sin dejar de escuchar los abucheos de las otras personas detrás de ella.

Por supuesto, la vida de las personas puede estar equilibrada, y la de Nayeon no era la excepción. Pese a sus desgracias y a vivir en completa soledad, podía contar con la ayuda de solamente dos personas. Para ello, suele visitar el local donde su única compañía trabaja. En una panadería. Entró a ese establecimiento como si fuera su casa y caminó hacia donde debería de estar la encargada, encontrando solo a una chica rubia y de baja estatura. La saludó sin ninguna diferencia, puesto que también se tenían confianza.

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