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Estaba acostado en su cama, se había despertado tarde otra vez, bueno, no era ninguna novedad.

Tenía bastante flojera de levantarse, aunque, bueno tampoco es como si quisiera hacerlo, su ánimo estaba por el suelo. Si fuera por él, quizá pasaría todo el día en la cama sin hacer nada más.

Mientras seguía arropado pensaba en que extrañaba a Ale, pero no tenía emoción por ir a verlo. En susurros se disculpaba con él, aunque sabía que éste no podría escucharle ya que obviamente no estaban juntos.

No había ido al bosque durante varios días por que no sentía ánimos de nada, a parte que también se había enfermado (aunque para este momento ya estaba sano) y había tenido otras obligaciones con las qué cumplir, estaba algo deprimido por varias cosas.

Una de ellas era que, recordando lo que había pasado aquél día, cuando vio como agredían a el lobo feroz, le hizo pensar en algo. Él también había actuado así de mal con él antes de poder conocerlo mejor. Y nunca se había disculpado por eso, también pensó en que quizá Ale le había quedado marcada esa cicatriz en el brazo que él mismo le había causado. Suspiró mientras daba otra vuelta en la cama. Podría haber ido a disculparse con él de una vez, pero, simplemente nada lo sacaría de su cama ni de su casa en ese momento. Su desánimo era demasiado fuerte, pero no tan fuerte como el correazo que le iban a dar si no se levantaba para cumplir con las responsabilidades del día.

A regañadientes se levantó de la cama y luego la tendió, fue a empezar todo los que tenía que hacer.

Mientras caminaba por el pueblo haciendo los mandados otra vez (ya que no le creyeron la excusa de que se sentía enfermo todavía) se distraía mucho pensando en Ale, a mitad del camino tuvo que devolverse para preguntar a qué había salido. Por andar pensando en todo y no pensar en nada, no había prestado la suficiente atención a lo que le habían dicho y había olvidado que era lo que tenía que hacer. Después de haberlo recordado volvió a donde tenía que ir mientras repetía varias veces la razón por la que había salido, aunque su memoria no siempre era de mucha ayuda así que optó por anotarlo todo en un papel.

Después de haber comprado lo que le habían mandado decidió volver rápido, pero se quedó mirando una carreta de madera que contenía flores de varios tipos. Un hombre las estaba vendiendo.

Se quedó mirando las violetas mientras recordaba aquel día en que había empezado a hablar más con el de pelo azabache, no pudo evitar sonreír.

La voz del dueño de la carreta preguntándole amablemente si iba a comprar flores le sacó de sus pensamientos, apenado había respondido que ahora no.

En el camino de regreso pensó en que no recordaba algún momento en que le haya dado algo al lobezno, quizá al llegar a casa pasaría su tiempo haciendo algo especial para él y se lo entregaría algún día, sólo esperaba no tardarse tanto ni dejarlo a medias como siempre lo hacía al empezar algo.

Ya se le había hecho tarde, dentro de poco el sol se ocultaría. No tenía tiempo libre para ir a ver a su amigo, se lamentaba el no haberse despertado temprano. Bueno, si podía, iría mañana por la mañana.

"Me pregunto que estará haciendo ahora... Quizá estará pensando que estoy molesto o algo así." Empezaba a sentirse mal por haber dejado de ir a verle tan de repente sin decir nada.

Al llegar a su hogar otra vez y tener algo detiempo libre en la noche encendió unas velas en su cuarto para empezar atrabajar en el regalo que quería darle a Ale.

After StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora