— ¿Amor? Realmente me es agradable ver, que en usted hay mucho más que odio, maldad y deseos de matar, su majestad. Pero lo que usted dice sentir por mi, no es así. No es amor, porque yo no soy la mujer que tuvo una vida con usted— le expliqué sonriendo.
— Di lo que quieras, yo sé que eres tu— dijo dudoso.
— ¿Cómo se conocieron ustedes?— pregunté, sin resistirme. Necesitaba ocupar mi mente en algo. El no parecía molesto.
— Fue en un pasillo del palacio. Recuerdo que estaba hablando con un soldado, sobre que el ejército necesitaba nuevos y jóvenes reclutas. Una parte de mi sabía que no debía soñar tan alto, con que una de las princesas se volteara a mirarme, pero era mucho mi deseo o mejor dicho curiosidad. Que cuando vi a la princesa Nitocris, no pude evitar saludarla. Pero ella me ignoro totalmente, como si fuera una peste quien le hablara. Eso sí me molesto. Aún así, probé de nuevo, cuando vi a la otra princesa pasar. Ella si me miro a los ojos, e incluso me sonrió levemente, no me veía como una molestia o una peste. Algo que me sorprendió mucho. Tuvimos nuestra primera charla, y no pude sentirme mas emocionado, al ver como ella, aun siendo una princesa y yo un simple soldado, aceptaba mis palabras de interés. Nunca se lo dije a nadie, ni siquiera a ella. Pero por el resto de días, hasta que volvimos a vernos. No deje de pensar ni un segundo en ella, en su sonrisa, en esos ojos inocentes, en su sonrisa de nuevo, que desprendía una pureza inalcanzable para este mundo. Preguntándome ¿Si ese momento que habia compartido con ella, habia sido solo un hermoso sueño?- decía esas palabras, con una increíble nostalgia. Haciéndome pensar, que no parecía el Nebuzaradan, distante y traidor con su esposa, como los relatos de Asher, me habían contado.
- Es increíble que aun lo recuerde, después de tanto tiempo. Casi no parece...Que engaño a su esposa por tanto tiempo, con esa mujer, que ahora es reina- no pude evitar decir lo ultimo, con cierta amargura. En ese momento, no podía sentirme mas identificada, con el dolor de la traición, que seguramente habia sufrido la princesa, cuando descubrió la traición. ¿Por qué tenían que ser así? ¿Por qué si ya no tenían deseos de seguir con la misma mujer, tenían que traicionarla, mentirle, humillarla? Esas palabras ensombrecieron los ojos del rey, quien al parecer no se encontraba muy feliz por eso. Pero todo era cierto, no habia mentido.
Ese hombre tuvo en su vida, a una princesa hermosa, de corazón tierno, puro, gentil. Que lo amaba y veneraba intensamente. Ahora hablaba de ella con tanta ternura y añoranza, al punto de enloquecer y confundirme con ella, solo por la apariencia. Pero cuando estuvo viva, no era capaz de valorarla como merecía. No podía sentir pena por su añoranza, cuando solo supo dar valor a esa princesa, una vez muerta.
- No puedo justificarme, por el mayor error de mi vida. Solo puedo pedir perdón, hasta mi ultimo aliento. Fui el mayor imbécil de Babilonia, cuando traicione a mi esposa- susurro.
- ¿Por qué lo hiso su majestad? ¿Por qué si la amaba y adoraba tanto como dice...La termino traicionando?- Realmente tenia deseos de escuchar, porque lo hacían. El suspiro en silencio sin mirarme, respondió.
- Porque estaba cegado, estaba tan confiado en el amor inquebrantable que ella me tenia, que pensé que sin importar lo que hiciera, como buscar otras mujeres para saciar mi lujuria, ella nunca se iría de mi lado. Ella nunca me abandonaría. Pense que siempre la tendría al alcance de mi mano, la fascinación de ser querido por alguien como una princesa, duro solo al inicio, después se hiso rutinario, y perdí el interés del comienzo. Fue entonces cuando fui por otras mujeres...Como la que ahora es reina- explica.
- ¿Y eso le pareció justo? ¿Engañar a quien lo amo mas que a su vida?- mi pregunta iba cargada con demasiado odio y despecho, porque la verdad, esa pregunta mas que nada, era para Asher- ¿Por qué no la dejo libre, para estar con alguien que si la amara y respetara? - pregunte.
- Eso nunca- susurro.
- Es un egoísta- respondí molesta.
- Egoísta, inhumano, tirano, cruel, sanguinario, demente, desalmado...Asesino, monstruo, dime lo que quieras. Cada uno de los anteriores mencionados, preferirían morir, o incendiar el mundo hasta las cenizas...Antes de dejar ir, a aquello que le da sentido a sus vidas, aquello por lo que vale la pena, vivir. Soy todo lo que mencionaste, porque aun con el daño que le provoque a mi mujer, hubiera asesinado a cualquiera que hubiera intentado arrebatármela- dijo seriamente.
- ¿Te hubieras sentido orgulloso de eso?- pregunte.
- Orgulloso por defender lo que amo...Si, y lo haria, una y mil veces, en cada vida. ¿No harías lo mismo por amor?— pregunto mirándome fijamente— ¿O es que el amor es tan insignificante para ti, que no harías hasta lo imposible y más despiadado por defenderlo y nunca perderlo?— ¿Era cierto lo que decía? Hace solo unos momentos estaba dispuesto a matar a esos infieles con mis propias manos. Aún me sentía capaz de herir a Johana de gravedad, entonces ¿Yo era mejor que él? ¿Yo era digna de juzgar su egoísmo, cuando podía ser igual o peor que el? Lo mejor sería cambiar de tema.
— Nunca imaginé...Que usted siendo antiguamente un soldado sanguinario y ahora un rey cruel...Tuviera tan firmemente el ideal, de proteger con todo, su amor— susurre. El entonces me miro de nuevo con suavidad — Pero está conversación debe terminar ahora, porque debo ir a mis aposentos— le informe. Entonces aquella mirada suave, y sonrisa sutil, desapareció. Cambio por una mirada muy triste.
Cuando estuve a punto de irme, el me hiso girar, y caer en sus brazos. Con fuerza está vez el se aferró a mi. Y esa vez si me sentí intimidada por la proximidad, sin decir nada, intente separarme de él. Pero su fuerza no me dejo alejarme. Al darse cuenta de mi nerviosismo, decidió explicarse.
— No tienes porque temer, déjame estar unos segundos así. Quiero convencerme, de que al despertar mañana, esto no habrá sido un sueño. Mañana todo será como antes, volverás a odiar mi sola presencia, y a morir por defender a tu esposo. Y yo solo observare, sufriendo en silencio— susurro.
— No tiene porque ser así su majestad. Lo mejor sería olvidar ese amor que lo daña de gravedad, y continuar amando a su reina—
— ¿Amando dices? Yo nunca sentía amor por ella, solo lujuria, y si estoy con ella, es porque se unió a mi causa, para cumplir mi deseo, y porque me dió un hijo...Eso es todo — respondió para luego soltarme— Me gustaría pensar que está noche soñaras conmigo, porque yo si soñaré contigo. Vaya a donde vaya, haga lo que haga, nunca dejo de pensarte— dijo alejándose.
— Ni siquiera sé si podré dormir esta noche, y usted dice esas cosas... No sea atrevido — dije para luego salir corriendo a mis aposentos. ¿Como podía decir esas cosas?
Cinco días después, y yo continuaba esperando la respuesta de Belsazar, que lo cambio todo, así como el encuentro que tuve ese día, un encuentro que terminó terriblemente mal. Pero honestamente, no me arrepiento...Por mi todos podían irse al infierno, no sin antes pagar lo que me hicieron
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El regreso de la princesa Kassaia
Ficción históricaKassaia murió en una terrible agonía luego de descubrir que su esposo Nebuzaradan, la había engañado durante años con la sacerdotisa Samu Ramat. Juro ante su vida cortar todos sus lazos con ese par de infieles, pero antes de poder contar lo descubie...