Dede
Tengo el cuerpo entumecido y la cara quemada por el sol. Hace un calor horroroso que me hace sudar y que las sabanas se me peguen. Tengo el cabello pegado en la nuca por el sudor y para colmo varias picaduras de mosquito. Puede que suene a que he tenido el peor despertar de mi vida pero no, es mucho peor abrir los ojos y que la realidad te golpee como si nada. Hoy visitaremos el panteón donde descansan mis padres desde hace diez años.
Solo tenia doce años cuando Ian, mi hermano mayor, llegó a casa para darnos la noticia y siento que estoy viviendo de nuevo ese día con la diferencia que ahora sé que están descansando juntos y en paz.
Cada año los visitamos los tres juntos y permanecemos en silencio delante de aquel altar con sus fotos rodeadas de flores blancas. Me aprieta el corazón de solo pensar en que ya no veré más la sonrisa de mi madre al llegar a casa o que nunca más mi padre me va a llevar al establo para montar a caballo. Ahora ese trabajo lo hace Ian. Un trabajo que sin duda le vino grande pero enseguida se adaptó. Tuvimos la suerte de que se desvivía día y noche por nosotras. Tomó el legado de mi padre y enseguida se hizo con todo, en casa nos mantenía a salvo y se preocupaba por nuestra educación y seguridad.
A mis padres les deberé la vida pero a Ian le deben la que un día le arrebataron.
-¡Odio esta puta habitación! Hace muchísima calor y los mosquitos bailan salsa en mis oídos toda la noche.-El mal despertar de Nayla me dice que hoy será un largo día.-Seguro que en la suite tendríamos aire o alguien que nos abanicara. ¿Siempre hace este calor?
-Si.-Gruñe ante mi respuesta y me rio.-De hecho esta vez hace menos calor que el año pasado. Te has acostumbrado a otra vida, marquesa.
-Tengo cientos de millones en la cuenta y estoy segura de que podemos permitirnos una habitación con aire.-Me observa mientras me cepillo el pelo frente al espejo y me sonríe con pena.-Te pareces a papá.
-¿Sabes que somos gemelas, verdad?-Rueda los ojos y se mete en el baño.
Nayla es mi hermana (mayor) gemela. Físicamente somos dos gotas de agua, Ian es el único capaz de diferenciarnos con solo mirarnos. Somos tan iguales y tan diferentes a la vez. Ella es mucho más abierta, extrovertida, sin límites y no se calla. Y yo, por desgracia, soy todo lo contrario. Ella se llevó la parte buena.
El restaurante del hotel está lleno pero localizo a Ian en una de las mesas cerca del buffet. Su semblante está serio y solo observa su café como si tuviera respuestas a todos sus problemas.
-Buenos días.-Levanta la cabeza para mirarme y le sonrío.-¿Has dormido bien?
-No he pegado ojo en toda la noche.
-¿Tú habitación tampoco tiene aire?
-He estado pensando.-Me coge la mano y me sonríe de lado.-Hacemos esto cada año y la herida no se cierra solo aumentamos el dolor. Necesito que esta sea la primera vez que entremos ahí y no se nos caiga la vida a los pies. Están descansando juntos y felices, ni la muerte pudo con ellos, deberíamos alegrarnos por eso. Tenemos que recordarlos felices y como nos hacían la vida más fácil. Cada vez que los visitamos nos ven hundidos y siento que les estamos fallando.
-¿Que quieres hacer?
-Quiero que hoy entremos y les contemos nuestro último año, como hacíamos a la vuelta del colegio. Me gusta pensar que al hablar con ellos nos están escuchando y sonríen.
-Has venido sin nosotras antes ¿verdad?-Asiente y miro a otro lado. Yo no sería capaz.-¿Que quieres que le cuente?
-Háblale sobre tus estudios, tú trabajo, tú prometido, lo que sea. Dede solo imagina que estás en casa hablando con mamá en la cocina mientras meriendas o con papá en el establo. Es lo único que os pido después de tantos años.-Asiento con el corazón encogido.
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Waves
RomanceAmery Waves El aniversario de la muerte de sus padres la lleva hasta Cinque Terre, la costa italiana. Dede, una mujer independiente, comprometida y dulce no es consciente de que esa noche será el inicio de su nueva vida. Un legado que defender está...