Nuevas amigas

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Dede

Quiero ver arder las cuatro paredes que me mantienen encerrada el resto del día. Solo llevo aquí unas horas y ya quiero verlo todo echo cenizas. Este no es mi lugar y no me siento cómoda aquí y sin duda no es un lugar al que iría para estar bien.

El servicio no para de merodear por el pasillo y varias veces he escuchado los gritos del señor secuestrador. También lo he escuchado hablar con otro hombre y al parecer todos lo respetan por como le hablan. Para mi es un capullo que está loco y me ha secuestrado. ¿Quién en su sano juicio secuestra a alguien por tener sexo una noche?

Por quinta vez escucho el ruido de los nudillos sobre la puerta y solo la observo a ver si soy capaz de hacerla explotar con la mente. Sería divertido. Después de varios segundos de mi silencio la sombra de quien haya golpeado la puerta desaparece. Deben de ser las diez de la noche o más pero el rico olor a verduras me despierta el apetito. No he comido nada en todo el día y durante mis horas inconsciente dudo que haya probado bocado.

Esta vez los pasos son más decididos y ni siquiera llama a la puerta. Amery la abre de par en par mientras su pecho sube y baja. Me mantengo en la silla del balcón abrazando mis piernas mientras lo observo acercarse.

-Es hora de cenar.

-No tengo hambre.-Miento.

-No te he preguntado si tenias hambre. Baja a cenar.

-He dicho que no tengo hambre.

-Dede no es buen momento para que me saques de mis casillas. Además, tenemos que tratar varios temas.

-No tenemos nada que hablar porque eres un enfermo mental que me ha secuestrado. ¿Cuánto llevas sin medicación para que se te haya ocurrido esto?

-Tienes dos minutos.

-¿Y sino qué?

-Iré a conocer a Jason.

En menos de dos segundos estoy sobre el pero me rodea la cintura y baja cargándome en sus brazos mientras pataleo haciendo un berrinche. Me suelta cuando pisamos la cocina y cojo el tenedor para amenazarlo.

-Si me entero que le pones un dedo encima te lo clavaré en los ojos.

-Espero que te gusten las verduras.-Toma asiento ignorando mi amenaza y la sangre me arde.

Me cruzo de brazos y ni siquiera miro el plato. Mi estómago ruge y puedo ver una ligera sonrisa de victoria en su rostro.

-Te daré dos semanas para que te adaptes a este nuevo hogar.

-¿Y sino lo hago?

-Yo que tú lo haría. Después de esas dos semanas serás mi esposa.-Suelto una carcajada y me mira elevando una ceja.

-Perdón. No puedo tomarme eso en serio porque no me pienso casar contigo. Solo te conozco de una noche, me has secuestrado, me tienes aquí en contra de mi propia voluntad y me estás exigiendo casarme contigo.

-Serás Dede Waves a partir de ahora y todos te conocerán como mi esposa. Podrías llegar a ser la reina de todo un imperio.

-Yo no quiero ser reina de ningún imperio ni de nada. Quiero ser reina de mi vida y hacer lo que me plazca. No quiero vivir con un hombre que ni siquiera conozco. Quiero mi vida no un imperio.

-Pero el destino ha querido esto.

-¿El destino o tú?-Mi tenedor ha desaparecido y busco con que herirlo.-No me voy a casar contigo porque yo ya tengo un prometido.-El golpe en seco en la mesa me sobresalta y enseguida entra otro hombre.

WavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora