Amery
La charla nocturna entre Dede y Rose me tiene intrigado, se las veía con demasiada confianza. Rose es la mujer más encantadora que he podido tener en mi vida y tenerla como figura materna. Ella siempre está para abrirme sus brazos y consentirme con mis comidas favoritas cuando tengo un mal día. Rose estuvo en la separación de mis padres, cuando nos atacaron, cuando tuve que tomar el legado, incluso cuando hirieron a Brandon. Ellos se adoran y siempre se lanzan miraditas de adolescentes pero mi presencia los obliga a volver a sus trabajos.
Dede aprovechará cualquier oportunidad para intentar escapar sin saber que esto es la mejor vida que podrá tener. La salvé a tiempo del ataque que han recibido los Hill por parte de los rusos. Estoy seguro de que anoche le contó patrañas a Rose para buscar una salida igual que hará cuando vayan de compras. Confío plenamente en Brandon y sé que no le quitará ojo pero eso no quita que vayan a ir diez hombres más camuflados como familias normales que solo pasean.
-Señor, los coches están listos.
-Vigílala y no dejes que nadie se acerque a ella ¿de acuerdo?-Asiente.-Asegúrate de que el vestido sea verde.
Dede baja con uno de sus encantadores vestidos que me gustarían romper para hacerla mia de nuevo. Le da un aire tierno pero ya sé lo que me puede ofrecer y me encanta.
Me lanza una mirada asesina y después mira a Rose quien está lista para acompañar a mi futura esposa.
-¿Estás seguro de que no quieres venir? Se probará cientos de vestidos y cosas.....
-¿Que insinúas?
-Nada, no insinuo nada.-Su sonrisa me hace dudar. Brandon es mi mano derecha desde que empecé a prepararme para este puesto y sé que quiere decirme algo.
-¿Lista?-Rose le sonríe y Dede asiente.
-Lista para quemar la tarjeta de mi futuro marido.
Cuando sale de sus labios me prende. Ese juego de palabras para querer sacarme de las casillas solo me calienta y mi miembro se hace notar en el pantalón. Quiero que queme esa tarjeta y mil más si con cada una de ellas dice que seré su futuro marido.
-Iré con vosotros.-Los tres me observan y puedo ver la sonrisa satisfactoria de mi prometida.
Ella decide ir en un coche con Rose y Brandon y yo en otro. Podríamos ir juntos pero iba hacer un berrinche porque no quiere verme. No me importa, ya se acostumbrará.
Con suerte las calles están casi desiertas y será trabajo fácil que compre en las tiendas que quiera. Quiero que explote la tarjeta si se compra diez vestidos como el que lleva ahora mismo puesto. Solo de pensar en sus piernas largas al descubierto, su piel suave que solo me llama para que la bese y recordar su estrechez me la pone dura, algo que debería asustarme pero me encanta.
Brandon solo gruñe en cuanto se percata de donde estamos. La calle más famosa por todas sus tiendas de marcas a lo largo de casi cinco kilómetros. Toda una fantasía para una mujer a la que le guste gastar y una tortura para cualquier hombre que no tenga paciencia. Haré esos cinco kilómetros si en cada una de esas tiendas se prueba distintos vestidos.
-¡Wow! Aquí hay más de cien tiendas.
-Por favor, no.-Musita Brandon.
-Adelante esposa mia.-Achina los ojos y eleva el mentón retándome. Quiere mostrar seguridad pero las piernas le tiemblan cada vez que la miro.
Ojea varias tiendas y se decide por una de zapatos. Está acostumbrada al lujo y no es nada nuevo para ella que le ofrezcan champán en cuanto pisa la tienda. Lo rechaza con una mueca y va en busca de algo que le guste. Brandon y yo nos quedamos en la puerta bajo la atenta mirada de las dependientas mientras que Dede y Rose observan todo sin preocuparse.
-¿Que miras?-El chico enseguida aparta la mirada y Brandon se abre la chaqueta posiblemente enseñándole el arma. El chico traga en seco y desaparece.
-No le des el día a mi esposa.
-No me gusta nada.-Se para frente a mi y le abro la puerta para que pase.-Tengo todo el tiempo del mundo para entrar en cada una de estas tiendas y volver a entrar en algunas de ellas solo para sacarte de quicio o que pierdas el tiempo.
-Y yo no tengo todo el tiempo porque necesitas un vestido para la cena de esta noche.
-No voy a ir a ningún lado.-Se coloca a mi lado y la observo por el rabillo.
-No te he pedido opinión sobre si quieres ir o no. He dicho que vas y punto.-Se detiene en seco y me mira seria.
-No me apetece.
La empujo hasta la primera tienda y el trato vuelve a ser el mismo. La copa de champán, Dede viendo cada prenda con Rose y Brandon y yo en la puerta. Varias tiendas después mi futura esposa no ha gastado un solo centavo de la tarjeta y me está empezando a cansar con su actitud.
-Este diseñador suele tener vestidos muy bonitos y seguro que tiene alguno de tu gusto.
-No me veo bien con nada. Me siento rara.
La conversación entre las dos se torna más privada pero la distancia me impide poder escucharlas. Dede obedece a Rose y busca un vestido para esta noche.
La chica saca los más elegantes y ella dice a todo que no. A los trajes también le dice que no. A zapatos. Bolsos. Absolutamente a todo. Su cara cada vez es de más cansancio y palidece por minutos. Brandon me golpea al verla pero antes de acercarme Dede se sienta en el sofá para que la chica siga haciendo su trabajo. Me pongo detrás de ella y toco su hombro, noto como suspira pero se yergue cuando una de las chicas le muestra algo.
-Me gusta ese.
A mi también me gusta ese.
Enseguida entra a probárselo y su sonrisa me atraviesa cuando sale con el puesto. Esta preciosa, le aporta luz en la cara y parece que lo han diseñado para ella. Dede está feliz con el se le nota cuando se mira en el espejo varias veces y mira a Rose.
-¿Hay algún zapato para ese vestido?
-Claro señor.
Quince pares de tacones y a todos les dice que no. Solo a uno le dice que si y cuando se lo prueba es la guinda que le faltaba al pastel. Esta jodidamente increíble tanto que me apetece casarme con ella en este mismo instante para que sea mia.
-Quiero este vestido.-Asiento y sonríe de nuevo mirándose al espejo.
-Se te cae la baba.-Bromea Rose y frunzo el ceño.-Está preciosa.
-Es preciosa.-Musito embelesado mientras me niego apartar la mirada de su reflejo.
Dede es un ser de luz que llegó a mi vida sin querer pero que ha marcado un antes y un después en mi. Ahora ella es la que me motiva a llegar a casa. Solo de pensar en ella me arde la piel y me pican los dedos por tocarla. Quiero que sea mi esposa y espero que algún día me quiera.
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Waves
RomansaAmery Waves El aniversario de la muerte de sus padres la lleva hasta Cinque Terre, la costa italiana. Dede, una mujer independiente, comprometida y dulce no es consciente de que esa noche será el inicio de su nueva vida. Un legado que defender está...