Takemichi se metía en varias peleas mientras jugaba al héroe, uno de los tantos días “salvó” a una niña de unos chicos mayores, pero recibió una gran golpiza, mientras miraba al cielo buscando fuerzas para ponerse de pie, un fuerte dolor de cabeza lo mareó y varias imágenes pasaron frente a sus ojos, un chico rubio de secundaria preguntándole su nombre, una pandilla, chicos riendo, chicos peleando, un chico de lentes sonriendo de una forma extraña, lluvia, gritos, chicos manchados con sangre, disparos, explosiones y al parecer el llorando en diferentes edades, tal parecía tener quince años en algunas escenas y en otras como veinte, estaba muy confundido.
Cuando esas imágenes pararon, su dolor de cabeza también lo hizo; se puso de pie con dificultad y después se fue dejando a la niña en el parque y a un niño pelinegro que no vio. Al llegar a su casa esperó a que su padre llegara del trabajo, cosa que fue ya entrada la noche.
—¡Papá! ¡papá! —el niño se apresuró en cuanto el adulto cruzó la puerta y este solo lo saludó perezosamente.
—No creerás lo que pasó. Salvé a una niña de unos tipos y de la nada pasaron muchas imágenes raras —el niño empezó a relatar y su progenitor suspiró con claro cansancio y fastidio.
—Takemichi ¿es un tipo de juego?
—No, pasaron en serio varias imágenes que-
—¿Acaso fueron muy graves los golpes? —interrumpió el adulto empezando a mostrar interés.
—No, parecía com-
—¿Alucinaciones?
Takemichi realmente no sabía qué pasaba, y el tema fue dejado de lado cuando el adulto se cansó de hablar con su hijo y se fue a descansar dejando al niño con un mal sabor de boca.
Takemichi siguió metiéndose en peleas y su padre ya se estaba cansado de verlo quejarse de los moretones y rasguños que parecían aumentar con los días.
Una semana después soñó con un dojo y un niño rubio haciendo una increíble patada, debido al impulso su corto cabello se mecía junto con su cinturón manteniendo una mirada inexpresiva, siendo observado por un niño azabache y una niña rubia, sus rostros no se distinguían, pero sorprendentemente el niño rubio se parecía a quien le preguntaba su nombre en aquellas imágenes que tuvo, solo que más joven, como de su edad.
Al despertar se sintió un poco desubicado, ese sueño parecía muy real, mientras desayunaba, su padre le dio la noticia “te inscribiré a clases de artes marciales, así que alístate para aprovechar mi día libre” su cara mostró emoción y sorpresa, ya que el sueño y lo que pasaba se asemejan, rápidamente se alistaron y fueron al lugar, con el adulto serio y el niño emocionado.
Al llegar un señor mayor los recibió y les explicó que se hacía, al entrar al dojo, Takemichi se congeló. Un niño de su edad, rubio cenizo y de ojos oscuros, hizo una patada increíble, tal y como pasó en el sueño del Hanagaki, no solo estaban el azabache y la rubia viendo, había más niños de su edad, pero el que hizo la patada era idéntico a quien soñó, seguro sintió la mirada de Takemichi, porque volteo fijando sus orbes negros en él.
—Él es Manjro, mi nieto —presentó el hombre mayor— me parece que son de la misma edad, pero debido a que su hijo va a empezar estarán en diferentes niveles.
Takemichi no prestó especial atención a la conversación de los adultos y cuando se dio cuenta ya le estaban dando un uniforme e indicando que iba a empezar su clase de prueba.
Hizo lo que le instruyeron bajo la atenta mirada de algunos niños curiosos, entre ellos el de nombre Manjiro, quien tenía una expresión aburrida, pero no dejaba de mirar fijamente al pelinegro.

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No soy tan importante para Mikey-kun
ФанфикDonde Takemichi ha tenido momentos en los que ve imágenes que parecen visiones del futuro y sueños premonitorios, pero le cuesta comprender o saber qué hacer. Hanagaki Takemichi fue inscrito en el dojo Sano cuando su padre se hartó de siempre verlo...