Una vez más.

Capítulo 8.

Derek me estaba jodidamente besando. Y yo estaba jodidamente estática en mi jodida habitación sin mover ningún músculo. ¿Qué mierda?

Que labios más dulces... ¡Bésalo! gritó mi subconsciente. Y por primera vez, le hice caso. Le seguí el beso. Se sentía tan jodidamente bien. Derek, al ver que le seguía, sonrió y volvió a atacar mis labios, mientras nuestras lenguas batallaban en una lucha... Qué lucha...

Cuando nos faltó el aire, poco a poco nos fuimos separando, juntando nuestras frentes.

-No sabes cuánto he deseado hacer esto, Mel...- susurró Derek, cerca de mi oído, haciendo que me estremezca.

-Derek, no me hagas esto...- dije yo, en un intento de sonar fuerte. Cosa imposible ya que mi voz se volvió a quebrar al pensar que me estaba pasando lo mismo que me pasó con Drake... Los mismos sentimientos... Las mismas ganas...

-No puedo alejarme de ti pequeña. No puedo y no quiero.- dijo, posando sus dedos delicadamente en mi mentón para subirlo y hacer que nos miráramos directamente a los ojos. Esos ojos...

-No me hagas daño...- le susurré, nunca me había demostrado tan débil con alguien. Pero... Me sentía protegida con él, y no me hacía falta esconder cuán débil soy.

-Eso nunca, pequeña.- dijo él, para volver a juntar más (si se podía) nuestros cuerpos y besar de nuevo mis labios. Me volvía loca. Y eso, por una parte, me asustaba. No quier que me haga daño cómo Drake lo hacia. Por que cada vez que él estaba cerca, mi cuerpo temblaba gracias al nerviosismo que me causaba. Y de eso, me acabo de dar cuenta ahora.

Es que la que es tonta, muere tonta. Y tú no eres un excepción. Reclamó mi subconsciente.

Le volví a seguir el beso, tan delicadamente como podía, pero una puerta abrirse nos hizo sobresaltarnos.

-Mel tienes la ce...¡Pero qué mierda!- anunció/gritó Finn, al vernos tan juntos. Rápidamente Derek se alejó un poco de mi. Pero no me soltaba.

-¡Joder Derek! ¡Te dije que la quería para mi! Ten amigos para esto... Cabrón.- dijo un Finn un tanto divertido y molesto. Derek sonrió y volví a morir internamente. Hasta día de hoy, no me había dado el efecto que tenía Derek sobre mi. Y eso me asustaba.

-Cállate idiota, sabías que no te iba a dejar acercarte más a ella de lo debido.- gruñó Derek divertido. Gruñir divertido... Mmm... Sonreí también, no sabia que habían hablado de mi.

-Sé que estoy buena y que todos me aman, pero eh, no os molestéis, reparto amor para todos.- dije yo, volviendo a ser bipolar. Sí soy muy bipolar. Hace como diez segundos estaba mal y ahora ya estoy mostrando mi ego. No tengo remedio.

Al momento, Finn rió sonoramente, pero... Derek me miró borrando su sonrisa de su cara y frunciendo el ceño.

-Estás buena, pero sólo te amaré yo. Por que cualquier cabrón que haga el intento, se gana un pase al hospital.- gruñó esta vez enfadado Derek a mi lado. Me gustaba verlo así, aun que tampoco me gustaba verlo molesto. Lo que yo digo, tonta. Repitió mi subconsciente.

-¡Bajad ya joder, que tengo hambre!- gritó mi hermano, y escuché unos pasos rápidos por el pasillo hasta mi habitación. Rápidamente dejé un poco más de espacio entre Derek y yo, pero no lo suficiente, por que cuando mi hermano entró rápidamente mostró una mirada aterradora hacia mi y Derek.

-¡Espacio personal, aléjate! - gritó mi hermano, separando bruscamente a Derek, a lo que él sonrió y yo abracé a mi hermano.

- Calma orangután.- le dije, riéndome de él.