𝙨𝙞𝙣 𝙞𝙣𝙘𝙚𝙣𝙙𝙞𝙤𝙨

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Era un sábado por la mañana, afortunadamente ninguno de los dos tenía que trabajar, ya habían pasado unas semanas en su nuevo hogar y la zona era muy agradable y segura, a unas cuadras, Mark había encontrado un club de deporte privado, por lo que casi todos los sábados iba a jugar basquetbol.

Esa mañana había salido temprano, dejando a Hyuck solo en casa, este despertó una hora más tarde y aprovechó para hacer las compras de algunas cosas que faltaban. Al terminar con su tarea, decidió pasar a buscar a su pareja, el club no quedaba lejos y solamente llevaba dos bolsas, cuando llegó, encontró al mayor practicando solo, sin querer interrumpirlo, siguió de largo hasta unos asientos que estaban cerca. Mark seguía concentrado en el balón, mientras que el moreno sacaba su teléfono y comenzaba a grabar a su novio.

Al perder el balón, el canadiense fue en busca de este y vio a su novio sentado en los bancos.

—Amor —saludó con una sonrisa—. ¿Qué haces aquí?

—Fui a comprar algunas cosas y pasé a buscarte.

—Okey, ya termino, ¿si? —el menor asintió con una pequeña sonrisa.

El canadiense volvió a tomar el balón entre sus manos y lo hacía rebotar una y otra vez en el suelo.

—Bebé, esto es para ti —anunció el mayor arrojando en balón hacia el aro.

El balón chocó con el borde del aro y salió volando a un costado de la cancha.

—Gracias, amor.

—Sabes que te amo —sonrió Mark apenado.

El menor simplemente asintió con una sonrisa.

...

Luego del entrenamiento de Mark, volvieron juntos a casa, acomodaron en su lugar las compras que había hecho el menor y luego el mayor se dio una ducha. Al estar aseado, ayudó a su pareja a preparar el almuerzo, ninguno de los dos era bueno en la cocina, pero aun así, lo intentaban, siempre tratando de cocinar platillos básicos.

Siguiendo paso a paso una receta sacada de internet, habían logrado hacer una sopa de fideos con verduras, de la cual Donghyuck estaba a cargo de controlar, porque a Mark siempre se le quemaba la comida.

El mayor estaba tratando con toda la paciencia del mundo de cortar un par de vegetales para una ensalada que el menor insistía en comer.

—Cariño, trata de cortar un poco más pequeña la cebolla —pidió con amabilidad el menor.

—¿Te gusta verme llorar? —preguntó Lee refiriéndose al ácido que largaba el vegetal.

—Ven aquí —el moreno secó las pequeñas lágrimas que salían de los ojos ajenos—. Listo, ojitos secos.

Mark dejó un pequeño beso en los labios de su niño y siguió cortando la maldita cebolla, que seguía haciéndolo ver como un debilucho inútil frente a su hombre.

Al cabo de media hora, la pareja ya había concluido con la cocina y afortunadamente nada se había quemado, ambos prepararon la mesa y se sirvieron.

—Tiene muy buen sabor —apuntó el moreno luego de probar la sopa.

—Punto para nosotros —celebro el mayor chocando los cinco con su novio.

Ambos dos disfrutaron de su almuerzo con sabor a victoria, por momentos, el moreno le daba de comer en la boca al canadiense y este se lo aceptaba sin quejarse.

—¿Podemos hablar de lo que pasó en nuestra primera noche aquí?

—Ya te dije que no me di cuenta de que había tirado tu cepillo de dientes al inodoro —el menor habló con tranquilidad mientras seguía llenando su boca de ensalada.

—¡¿Qué?! Nunca me dijiste sobre eso —reclamó Mark, comenzando a sentir un sabor amargo en la boca, esperaba que Donghyuck haya lavado su cepillo.

—Ops, me olvidé de decirte, pero tranquilo, lo lavé como unas tres veces.

Eso no convencía al cien por ciento al canadiense, tendría que comprar otro nuevo.

—En fin, yo me refería al disfraz que usaste esa noche —recordó el mayor.

—Bebé, por favor, no me lo recuerdes. Fue un desastre total y de solo pensarlo, muero de la vergüenza —el moreno sentía que su rostro comenzaba a ponerse caliente y seguramente estaba más rojo que un tomate—. Maldito Renjun, no vuelvo a seguir sus consejos nunca más.

—Así que fue Renjun —había acertado—. Supuse que no había sido idea tuya, nunca hicimos ese tipo de cosas.

—Él me había recomendado de hacer algo nuevo e imaginó que te agradaría.

—Me gustó mucho, y me gustaría continuarlo.

Donghyuck saltaba de la emoción por dentro, no la había cagado como él creía.

—Está bien, cielo —contestó el menor para luego depositar un beso en los belfos de su pareja.

Al terminar, juntos levantaron los platos y los lavaron, entre los dos habían quedado de acuerdo en colaborar con la limpieza de la casa, por suerte ninguno era desordenado.

—Recuerda que mañana vienen mis padres a cenar —recordó el moreno mientras guardaba los vasos.

—Lo sé. ¿Pediremos comida o la harás tú?

—Me gustaría prepararla yo mismo, pero no quiero hacer una simple sopa de fideos para mis padres.

—Deberías ordenarla —aconsejó Mark—. Además, tu madre sabe que a ninguno de los dos se nos da bien la cocina.

—Tienes razón, Lee.

Después de semanas viviendo en aquel edificio, los padres de Donghyuck por fin habían podido organizarse para ir a visitarlo y conocer el nuevo hogar de su hijo. Así que debía estar todo en condiciones, aunque realmente le valía lo que sus padres pensaran.




































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la escena de mark jugando básquet la copie de una de sus insta story que subió una vez y donde supuestamente hyuck estaba allí con él.
de esa misma story me inspiré para hacer esta historia.

𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora