𝙪𝙣𝙖 𝙚𝙩𝙖𝙥𝙖 𝙙𝙞𝙛𝙞𝙘𝙞𝙡

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Años atrás...

—Mark, ya... —beso—. Debo volver o el profesor se enojará.

El canadiense continuaba besando con tranquilidad los carnosos labios de su pareja, sin querer escuchar las quejas de este. Durante el fin de semana no pudieron encontrarse y esperó con ansias a que el lunes llegara.

Llevaban dos años y medio de pareja, obviamente a escondidas de sus familiares y conocidos, los únicos que sabían eran sus amigos, les dolía no poder hacerlo público, salir a cualquier lado tomados de las manos o besarse sin miedo a tener miles de miradas sobre ellos.

Aprovechaban cada pequeño momento en los que podían estar juntos y amarse sin temor, muy pocas veces se encontraban a solas en la escuela. En aquel momento, se suponía que el moreno iba a unas de las salas por unas cosas, a pedido de su profesor, por lo que rápidamente mensajeó a su novio y este también se excusó con su profesora y fue hasta allí, el problema ahora, era que el mayor no quería soltar a su pareja, y este tampoco hacía mucho por querer regresar a su clase.

—Solo un segundo más, por favor. No te vi en todo este fin de semana —el pelinegro tomó al menor de su cintura para aproximarlo aún más a él y plantar otro beso en sus belfos—. Además, llegaste tarde hoy, ni en la entrada te pude ver.

El moreno le siguió el beso, llevando sus brazos hasta los hombros del más alto y envolviéndolo. Ambos estaban en su burbuja de amor, que no notaron que alguien estaba moviendo la perilla de la puerta.

—¡¿Qué significa esto?! —exclamó una mujer con algo de enojo, mirando anonadada a ambos estudiantes, quienes se habían separado velozmente al escuchar la voz de aquella profesora—. Les debería dar vergüenza. Los llevaré ya mismo con la directora.

—N-No, por favor —suplicó el menor.

—Fue mi culpa, yo-

—Dije, ya mismo.

Así, ambos fueron llevados y acusados con la directora, esta los regañó y citó a sus padres, desde ese momento, ambos dos tenían miedo de ser delatados con sus progenitores, nadie sabía de su relación.

Se notaba un poco la homofobia por parte de la profesora y directora, aunque ellas aseguraban que se encontraban molestas al saber que los dos jóvenes se encontraban besuqueándose en la sala y en horarios de clases.

Ese mismo día, a la salida, fue la madre de Mark y el padre de Donghyuck. Ellos nada más rezaban por que terminaran bien las cosas.

Al escuchar el sonido de la puerta de la oficina siendo abierto, la pareja se levantó de la pequeña banca que se encontraba allí, sus padres salieron serios sin decir palabras y los dos chicos muriendo de los nervios.

—Donghyuck, nos vamos a casa —habló el hombre con seriedad.

El menor no quería moverse de su lugar.

—Papá, d-déjame explicar-

—No quiero ninguna explicación, Donghyuck. Desde este momento te alejarás de este muchacho —sentenció.

—¡No, papá, por favor! —el hombre no quiso seguir escuchando, simplemente tomó a su hijo de la muñeca y lo arrastró hasta la salida.

Ambos adolescentes no tuvieron tiempo de decir nada. Mark quiso ir en busca del menor, pero la mano de su madre lo detuvo, se notaba que estaba molesta, así que no iba a colmar su poca paciencia.

...


—Te suspendieron por cinco días, Donghyuck. ¿En qué estabas pensado? —el menor solo se limitaba a mirar el suelo, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas—. ¿Crees que pago tu colegiatura para que vayas a besuquearte con muchachos?

La palabra muchachos salió en un tono diferente a toda la pregunta, como si le diera asco el solo hecho de pensarlo, el hombre estaba muy molesto y su madre simplemente se quedaba parada a un lado, leyendo aquel papel que anunciaba su suspensión y los motivos de esta.

—L-Lo siento, papá. Es que n-no nos habíamos visto durante el fin de semana y-

—¿Tienes algo con ese chico? —cuestionó incrédulo.

El menor simplemente asintió con pena. Su madre trataba de esconder su sorpresa.

—Pues, hasta aquí llegó.

—N-No, papá, te lo suplico. Yo lo a-amo —sollozaba el moreno.

—Ya he dicho, Lee Donghyuck, no quiero que vuelvas a acercarte a ese muchacho, cortarás toda relación con él y más te vale que cumplas, porque las consecuencias serán peores. Ahora mismo te vas a tu cuarto, estás castigado —sentenció el señor Lee, sin esperar alguna respuesta se dirigió a su estudio.

El castaño era un mar de lágrimas, buscó consuelo en la mirada de su madre, pero era obvio que esta no iba a desafiar la palabra de su padre. Salió corriendo hasta el piso de arriba y se encerró en su habitación. En lo que volvían a casa, su padre le había quitado su teléfono, por lo que no podría siquiera mandarle un mísero mensaje a Mark.

...


—¿Por qué nunca me lo dijiste? —preguntó la madre del pelinegro, lo miró aprovechando que el semáforo estaba en rojo.

—T-Tenía miedo —no podía evitar el no llorar, ¿qué harían ahora?

—Dios, Mark, no. ¿Miedo de mí?, ¿de tu padre?, ¿pensaste que podría juzgarte?

El menor asintió sin mirar a su progenitora.

—Nunca lo haría, cielo. Siempre voy a respetar tus gustos y preferencias —habló con tranquilidad

Mark lloraba aún más, en parte sentía alivio, había imaginado millones de veces esa misma charla, pero en su mente nunca terminaban bien.

—Aun así, estarás castigado por lo de la suspensión y porque no debes andar haciendo esas cosas en la escuela, cielo.

—Pero, ¿qué voy a hacer? —secó sus lágrimas, aunque era algo inútil—. ¿Oíste lo que dijo su padre?, ¿y si no vuelvo a verlo nunca?

—Lo lamento, cariño, pero no hay nada que se pueda hacer, es su padre —respondió apenada la mujer.

...


El padre de Donghyuck no confiaba mucho en su hijo, sabía que inevitablemente se encontraría de nuevo con ese chico, así que, no pensó dos veces y cambió a su hijo a otra escuela. El señor Lee se había encargado de borrar todo lo que tuviera que ver con Mark en su teléfono, por lo que solo se podía contactar con sus amigos para avisarles de la trágica noticia. Esa era la única forma de comunicarse con su grupo de amigos, ya que su padre lo controlaba en todo momento, impidiéndole muchas veces sus salidas a variados sitios.

Muy en el fondo, Donghyuck sabía que había algo de rechazo hacia su orientación sexual por parte de su padre, aunque este solo remarcaba que no quería que se desenfocara de sus estudios.

Poco a poco, se fue alejando de sus amigos, y aún más de Mark, a pesar de que le lloraba casi todas las noches, lo extrañaba demasiado.

Al cumplir los 18 años y al estar casi por terminar su año lectivo, de casualidad se encontró con Jaemin, quien se encargó de ponerlo al día con todo y por supuesto, hablarle de como se encontraba Mark, allí el castaño lo invitó a una pequeña fiesta que haría en su casa, el moreno al principio se negó, ya sabiendo que su padre no le daría permiso, pero ante la insistencia de su amigo, aceptó intentar obtener el permiso de sus padres.
















































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𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora