𝙚𝙨𝙥𝙚𝙘𝙞𝙖𝙡: 𝙘𝙝𝙚𝙣𝙡𝙚 𝙮 𝙟𝙞𝙨𝙪𝙣𝙜

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Jisung se encontraba acostado boca abajo en la gigantesca cama de Chenle, sus piernas estaban elevadas y las balanceaba, mientras jugaba en su teléfono a alimentar a su mascota virtual, el mayor tomaba una ducha en el baño privado de la habitación.

—Yummy, yummy —el menor continuaba alimentando a su mascota virtual.

De repente, el sonido de notificación del teléfono de su novio lo desconcentró, pero decidió ignorarlo y seguir con lo suyo. El teléfono volvió a reproducir el mismo sonido, varias veces, alguien le estaba mandando mensajes, el menor creyó que podría ser importante, por lo que tomó el teléfono de su pareja y lo desbloqueó.

Entre sus notificaciones tenía muchos mensajes de una tal "NingNing", que le respondía sobre haber disfrutado la salida al cine y otras cosas más banales con respecto a la universidad. La preocupación e inseguridad se plantó en el menor, que con su entrecejo fruncido decidió dejar de lado el teléfono y seguir en el suyo, pero nuevamente el móvil ajeno volvía a sonar.

Para ese entonces, el mayor salió ya vestido del baño, secando su cabello con la toalla azul. Park se mordía su labio inferior para no decir nada al respecto, pero su curiosidad era más fuerte.

—Una tal "NingNing" te mandó unos cuantos mensajes —comentó el menor sin quitar la mirada de su teléfono—. ¿Quién es?

El mayor tomó el móvil y chequeó las notificaciones, para dejarlo nuevamente en la cama y seguir secando su cabello.

—Una amiga de la universidad.

—¿Con la que fuiste al cine? —el menor se sentó de rodillas en la cama, esta vez dejando de lado todo y mirando a su novio—. ¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Era necesario? —preguntó con confusión—. No pude ir a su cumpleaños, así que la invité al cine en compensación. Además, nos conocemos hace poco.

El rostro de Park cambió rotundamente al escuchar la respuesta de Zhong.

—¿Al cine, los dos solos? —el mayor suspiró.

—Sí, Jisung.

—Y conmigo no quisiste ir a la maldita sesión de fotos por nuestro aniversario —reclamó el menor aún desde su posición en la cama.

—Sabes que no me gusta ese tipo de cosas, mucho menos disfrazados como unos niños —argumentó Chenle.

—Pero si te gusta ir al cine con ella, ¿cierto?

—No comiences, por favor.

—¡¿Qué no comience?! —el menor comenzaba a perder la calma y la voz—. Era nuestro maldito aniversario, Chenle.

Los ojos del rubio iban llenándose de a poco de lágrimas y su garganta se sentía apretada.

—Podríamos hacer millones de cosas, pero no, tú eliges justamente lo que no me gusta y luego es mi culpa —la voz del chino salía firme.

El menor se levantó de la cama y se plantó frente a su novio.

—Me gustan esas cosas, porque se te ven tiernas, ¿acaso no importa lo que a mí me gusta?

—Sí, me importan, por eso fui a la maldita sesión de fotos.

—Pero tenías la peor cara.

Zhong suspiró, cansado de estar discutiendo, otra vez.

—¿Acaso ella tiene mejores gustos que los míos?, ¿se parece más a ti? —las lágrimas se escurrían por las mejillas del menor.

—Detente, Jisung. No quiero volver a discutir por lo mismo, por favor —el chino intentó acercarse a su pareja, pero este se alejó.

Park se alejó de su novio para llorar solo, mientras que este se sentaba en la cama y se refregaba el rostro, soltando un gran suspiro. Los sollozos del rubio se escuchaban por toda la habitación y lo único que hacía era abrazarse a sí mismo.

—¿Me amas?

Dio media vuelta para mirar a su novio y este le correspondió la mirada.

—Más que a nada, Jisung. Pero ya no puedo seguir así.

Park mordió fuertemente su labio para evitar que ese sollozo saliera, pero sus lágrimas lo traicionaban y salían sin más. El mayor se levantó de la cama y se acercó a su pareja, lo tomó por los hombros y lo abrazó.

—Te amo por quien eres, Jisung. Pero es hora de que tú te comiences a amar —habló el chino con seriedad, tomando de las manos a su menor.

El menor rompió en llanto y se aferró fuertemente a Chenle, llorando sobre su hombro, este le atrajo hacia sí y acarició su cabeza y espalda.

—Voy a conseguir ayuda. Porque de lo contrario, mis inseguridades terminarán separándonos y no quiero que eso pase —se sinceró el rubio.

—Yo te apoyaré, amor.
















































𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora