𝙗𝙤𝙧𝙧𝙖𝙘𝙝𝙚𝙧𝙖

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El reloj marcaba las cuatro con veinticinco de la mañana, el canadiense no podía conciliar su sueño y la respuesta era muy fácil; Lee Donghyuck. El menor había tenido un buen mes en su trabajo, por lo que junto a sus colegas, había decidido ir a festejar, lo cual era grandioso. El canadiense no era una persona controladora y mucho menos desconfiaba de su pareja, pero Donghyuck saliendo a beber, era lo que realmente le preocupaba, sabía que su novio no tenía mucho aguante cuando se trataba de alcohol y le preocupaba su seguridad.

Así que sí, el mayor se encontraba bebiendo un café en la cocina a las cuatro de la madrugada, simplemente quería asegurarse que su niño llegara bien y sobre todo, completo.

Al cabo de unos minutos, en la puerta principal se escuchó el sonido del pequeño aparato de seguridad; el moreno estaba intentando poner la clave de seguridad para ingresar. Al parecer fueron varios los intentos, hasta que el menor acertó en la clave y la puerta se abrió.

En la sala, estaba prendida una única lámpara entre toda la penumbra, el menor venía tambaleándose desde la entrada, hasta que a duras penas pudo llegar hasta el sofá de la sala, se sentó allí y se quedó mirando a la nada. Desde el umbral de la cocina, el mayor trataba de contener la risa.

Ya sin más, el canadiense salió de la cocina y se dirigió a la sala, específicamente al sillón, a un lado de su novio, quien al verlo se sorprendió y se abalanzó a él.

—Makku, yo... yo te extrañaba... mucho mucho —agudizó su voz el menor.

—Tranquilo, Hyuck.

—Eres el novio más bonito del mundo, d-del universo...

El moreno detuvo sus movimientos y se levantó del sillón, para luego sacarse su chaqueta y revolearla por el aire entre risas, sin más, volvió a sentarse al lado de su novio.

—Mark Lee, necesitamos ha-hablar seriamente... los dos —habló de repente el menor.

—Claro, bebé. ¿Qué sucede? —el canadiense mordía su labio para no dejar salir una gran carcajada.

—¿T-Tú de verdad me a-amas? —preguntó el moreno con su voz quebradiza—. S-Se sincero, Lee.

Mark giró su cabeza hacia el costado escondiendo su sonrisa, tomó una gran respiración y se puso serio, tratando de seguirle el hilo a su borracho novio.

—Por supuesto, Donghyuck. ¿Acaso lo dudas? —preguntó el mayor todo dramático, colocando su mano en su pecho.

—Es que... que n-no entiendo, como p-puedes estar con alguien como y-yo —pequeñas lágrimas comenzaban a salir de los ojos de Donghyuck.

—¿Alguien como tú? ¿A qué te refieres?

—A-Alguien como yo... Alguien ta-tan incompleto... Mark, yo est-oy incompleto... soy anorma-al —el menor era un mar de lágrimas, mientras que Mark trataba de estar serio.

—No te entiendo, bebé.

—Mark... y-yo no tengo ve-vesícula —sollozaba el moreno mientras tomaba la mano de su pareja—. E-Estoy incompleto... No t-te merezco...

El canadiense cubrió rápidamente su boca, antes que una estruendosa carcajada saliera por ella, su novio era un delirio cómico cuando estaba ebrio y decía o hacía cosas muy locas, como todo el show que estaba montando en ese momento.

—Pero, cariño, tuvieran que extirparte la vesícula por problemas de salud, solo eso —trató de calmar a su alcohólico novio.

—¡No! ¡No! ¡No! —el menor se levantó del sofá y salió corriendo hasta la habitación que ambos compartían.

El canadiense aprovechó la ausencia de su pareja para carcajear por lo bajo, de verdad estaba disfrutando de aquello y lo mejor era; que el teléfono que había dejado apoyado sobre la pequeña mesa ratona de la sala, había grabado todo, así que tenía todo el show de Donghyuck en vídeo, el cual luego se lo mostraría.

Se levantó del sofá y tomó el teléfono para cortar con la grabación, a paso lento se dirigió a su habitación, al entrar se encontró con su novio acostado boca abajo en medio de la cama, aún llorando.

—Ya bebé, no llores —trató de calmar al menor.

—¡No! —sollozó el moreno—. N-No soy perfecto c-omo tú...

El canadiense suspiró con fuerza.

—Yo tampoco estoy completo, cielo —confesó el mayor, ganándose la atención de su pareja—. No tengo mi muela del juicio...

El moreno se quedó perplejo ante la gran confesión de su novio, lentamente en silencio se levantó de la cama y caminó hasta donde estaba el mayor, sin decir una sola palabra, lo abrazó y sobó su espalda.

—T-Tranquilo, bebé... Tú, Tú eres perfecto para m-mi —depositó un beso en los labios ajenos—. Somos al-almas gemelas, Makku.

—Ya lo creo, amor.

Se quedaron en esa posición por unos segundos, hasta que el moreno se separó y sin más, se metió en la cama, bajo las mantas.

El mayor se quedó estático en su lugar, sin creer lo que su novio había hecho, sabía perfectamente que al día siguiente tendría una gran resaca.





























𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora