Capítulo XXI

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-Buenas noches guapa.- Le miré con ternura.- ¿Qué tal? ¿Cómo estáis?

-Acabamos de llegar de tu casa.- Sonreí.- Muy bien, acabo de acostar a Leo y yo ahora me iba a poner el pijama.- Enfoqué mi camiseta y a él pareció gustarle mi look.

-Te queda mejor a ti que a mí.

-Lo sé.- Me hice la digna y coloqué el teléfono encima de la cómoda para poder cambiarme con tranquilidad sin apartar la cámara.

-Vaya, si esta llamada viene con striptease incluido.- Reí y procedí a sacarme su camiseta.- Joder Sara no me hagas esto que estoy en Italia.

-Eso te pasa por ganar hoy y no volver esta noche.- Se hizo el ofendido.

-Pensaba que te haría ilusión ver a tu chico jugar una final.- Abrí los ojos como platos mientras me ponía el top del pijama.

Básicamente había dos cosas que me habían impactado, la primera es el término "mi chico" el cual tampoco considero que sea porque pareja como tal no somos, pero tampoco acepto que no sea todo mío. Y la segunda es la final, ¿Acababa de confirmarme que jugaría en la final?

-¿Qué está pasando por esa cabecita, Sar?- Eric pareció notar mi sorpresa.

-¿Jugarás la final?- Intenté ignorar lo primero.

-Eso me ha dicho el míster después del partido, sí.- Sonrió.- Pero no sé si estoy preparado para ello.- Parecía nervioso.

-Eric, estás más que listo.- Volví a coger el móvil para tumbarme en la cama con él en la mano.- Siempre has estado preparado, sino no te pondría en el partido de titular.

-Pero ya sabes, los periodistas...-Le interrumpí.

-Que le jodan a los periodistas, nene.- Negué con la cabeza.- ¿Quién va a saber más de fútbol, un seleccionador nacional o cuatro palilis que hablan basura de su propia selección?

-Si ya lo sé, pero no quiero hacerlo mal y que por mi culpa volvamos sin premio.- Agachó la cabeza y yo suspiré.

-Eric cariño, no va a pasar, y si marcan un gol y perdéis, no será culpa tuya, será de todo el equipo por no haber podido remontarlo, ¿no crees?- Sonreí y vi como asentía con la cabeza agachada.- Y si te equivocas, no pasa nada, estamos a tu lado para apoyarte y tienes veinte años joder, si vamos a crucificar a un chico de tu edad puede que debamos replantearnos muchas cosas.

-¿Sabes que eres la mejor?- Sonreí.- Se me había olvidado lo buena que eras en esto del análisis del fútbol.

-Anda, ve a descansar que mañana entrenas.- Le miré.- Aunque tú no nos veas, nosotros vamos a estar viéndote en la final, con tu camiseta puesta y gritando tu nombre.

-Me alegro de ello, aunque yo ya sé cómo gritas mi nombre a veces.- Sonrió pícaro y yo me puse roja como un tomate.

-¡Eric!

-Te quiero Sar, buenas noches.- Me sacó la lengua antes de colgar la llamada, y ahí me dejó, nerviosa, avergonzada pero con unas ganas increíbles de tenerle otra vez aquí en Barcelona.

...

Solo habían pasado cuatro días y hoy habían venido Nico y Pedri y por supuesto Valeria a ver la final a casa.

Los compañeros de Eric no fueron convocados, el canario por lesión y el gallego por decisión del míster, y con la adoración que tenían por Leo no pudieron negarse a mi propuesta.

Y Valeria, se apuntaba hasta a una guerra si hacía falta.

-Buenas mini-Eric.- El gallego cogió al pequeño en brazos tan solo llegó y mi chico se reía a carcajadas de la actitud de Nico.

Les dejé pasar y fuimos hasta los sofás, donde la rubia se encontraba cortando las pizzas que habíamos pedido para cenar.

Y si, después de ganar a Italia se cena pizza.

-Joder Sara, ¿No podías pedir algo más sano?- El canario estaba obsesionado con sus dietas.

-Déjate de hostias González, o comes pizza o no cenas.- Mi mejor amiga atacó y yo me reí viva.

-Anda, sentaos todos que empieza.

Los himnos retumbaban en el estadio San Siro de Milán listos para esta gran final, los chicos estaban super concentrados, tanto que ni parecían ellos.

Las tarjetas amarillas volaban y es que no era para menos, el partido estaba caliente, pero por otro lado era muy emocionante.

Después del descanso Oyarzabal clavó un golazo que nos adelantó en el marcador y yo juré gritar más que nunca.

-Sara tía, casi me dejas sordo.- Nico se quejó a mi lado y yo me disculpé.

Pero poco duró la felicidad, la primera contra del equipo francés acabó en un gol de Benzema.

-Este hombre me tiene amargado.- Pedri estaba frustrado y yo me reía aún más.

Se acercaba el final y a solo diez minutos del final una contra de Mbappé estaba siendo muy peligrosa, pero era un fuera de juego clarísimo. Eric intentó intervenir pero no consiguió sacar el balón, dando así un segundo gol al marcador francés.

-¡Pero si era fuera de juego!- Nico estaba cabreado.

-¡Pero qué jugar el balón ni que jugar el balón, si Eric ni lo ha movido prácticamente!- Ahora era Valeria la indignada.

Intentaron por activa y por pasiva empatar el partido pero ya fue imposible y nuestra sensación fue la de vivir el mayor robo de la historia.

-Mira la cara de Eric, pobre.- Me fijé en lo que dijo el canario y era verdad, su cara era un poema total.

Me daba pena y es que había hecho un partidazo, prácticamente Mbappé no había tocado pelota porque lo había tapado genial, pero esa norma ha sido totalmente injusta con nuestra selección.

A todo esto, fui a acostar a Leo, el cual después de la emoción de ver a su padre en la tele se había caído rendido en los brazos del gallego.

Y por otro lado, mi mejor amiga estaba muy ocupada tirándole la caña al canario y es que a seductora no la ganaba nadie.

-Anda plátano de Canarias, te acerco a casa.- Nico intentó cortarlos y lo consiguió, aunque se llevó una mala mirada de Pedri.

Al final los dos futbolistas acabaron yéndose y Valeria se fue a la habitación de invitados, aunque yo fui detrás, ese tonteo no iba a pasar por alto.

-Vuelo dirección Tenerife, veo que hay cierta catalana interesada por un canario.- me senté encima de la cama y ello rodó los ojos.

-Menos dramas, simple atracción cariño.

-No cambiarás.- Reí.- Aprovecha tonta, Pedri es un buen partido.- Me levanté de la cama y le guiñe un ojo.- Buenas noches.

Cuando fui a mi cuarto decidí llamar a Eric, seguro que debía estar triste, ya se le veía la cara de mustio en la entrega de las medallas y no me gusta verle así, más que nada porque lo ha hecho genial todo el partido.

Cuando conectó la llamada vi la cara de Ferrán Torres, lo cual me chocó.

-Buenas Sarita, cuánto tiempo.- Reí ante el ímpetu del valenciano de hablar a estas horas.

-¿Qué tal? ¿Cómo vais por ahí?- Ferri, como lo llamaba yo me dijo que todos estaban un poco decepcionados, pero con ganas de volver ya a casa.- ¿Está Eric?

Intenté recordarle que al final estábamos hablando por el teléfono del catalán y Ferrán pareció darse cuenta.

-Sí, enseguida se pone, espera.- Se giró y yo pude oír sus gritos.- ¡García, tu novia al teléfono!

-¡Cállate pesado y no grites!

-Uy, no parece tener muy buen humor, mucha suerte.- El de Foios me dio una última sonrisa antes de desaparecer y darle pie al dueño del teléfono.

Suspiré al ver sus ojitos hinchados escondidos detrás de esas gafas negras que le hacen ver tan guapo.
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Capítulo 1 de 2 del maratón

Volvemos a leernos pronto❤️

NUESTRO PEQUEÑO SECRETO/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora