Gracias a dios Valeria tuvo un buen pensamiento esa noche, que fue obligar a su ligue a dejarme en casa.
-Buenas noches Sarita, cuidado con la resaca mañana.- Reí y me despedí de ambos.
Al parecer ella sí que iba a tener una buena noche con el camarero del lugar.
Subí todos y cada uno de los escalones hasta mi piso, a mi mente le pareció una idea increíble bajar el alcohol en sangre de esta forma.
Pero creo que la imagen que me encontré arriba ya hizo que los cócteles bajaran de golpe. Eric estaba sentado en el suelo, al lado de la puerta de mi casa.
-¿Qué coño haces aquí?- Pregunté y este se levantó rápido mientras yo ponía la llave en la cerradura y abría la puerta.
Quise cerrarle la puerta en la cara, pero fue más rápido, poniendo su pie en esta evitando que se cerrara.
-¿Qué hago aquí? Me has llamado hace una hora diciéndome que me querías, ¿Qué querías que hiciera?- Suspiré y tiré mi bolso al sofá.
-Vaya, parece que lo de capullo se te ha olvidado.- Rodé los ojos y fui directa a la nevera a por agua, estaba sedienta.
-Sé que no era lo más importante de esa llamada.- Se apoyó en la encimera de la cocina.
-Eric, estoy cansada, acabo de volver de fiesta no quiero discutir.- Me bebí un vaso entero de agua.
-Es que no lo entiendo Sara, te molesta que te bese, luego que diga que no estamos juntos y encima me llamas diciéndome que me quieres, me voy a volver loco al final.
-¿Pero no te das cuenta? Si la que se está volviendo loca soy yo.- Dejé el vaso en la encimera y crucé mis brazos.- Me confundes tío, nos besamos, en el mirador me dices que quieres intentarlo y luego nada, decides que solo nos llevamos bien por Leo.
-¿Y no es verdad?- Soltó.
-¡Sería verdad si no volviera a estar enamorada de ti!- me arrepentí al instante de esas palabras, pero ya era demasiado tarde.
Negué con la cabeza y me dirigí al cuarto, no quería que me viera llorar, no se lo merecía.
-Joder Sar, yo también he vuelto a sentir cosas por ti, demasiadas diría yo, pero tú me pones frenos, dices que espere y yo ya no sé qué hacer.- Apareció por el marco de la puerta.
-Porque nunca has confesado lo que sentías, en todo momento fui sincera contigo y yo ya no sé si piensas lo mismo que yo.- Me giré y limpié las lágrimas que caían por mis mejillas.- Después de lo de la casa de Nico, ya no sé qué pensar de ti Eric.
-Pues piensa que si no me importaras no estaría aquí, a las seis de la mañana en tu casa después que me llamaras en una fiesta diciendo que estás enamorada de mí.- Se acercó.- Joder Sar, no sé qué más hacer para que veas que te quiero.
Me quedé pasmada, no esperaba que me dijera eso.
Nos miramos unos segundos, puede que fueran los más largos de mi vida pero sentía que me lo estaba diciendo con sinceridad, por primera vez en su vida estaba siendo sincero.
-Podrías besarme, por ejemplo.
Y no se lo pensó dos veces, acortó la distancia entre ambos y juntó nuestros labios. El beso era necesitado, con pasión pero a la vez mostraba todo aquello que no fuimos capaces de decirnos en tanto tiempo.
Rodeé su cuello con mis brazos y Eric puso sus manos en mi cintura, pegándome más a él.
Poco a poco fuimos calentando más el ambiente y acabé sentándolo en la cama.
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NUESTRO PEQUEÑO SECRETO/ Eric García
Hayran KurguA veces la vida nos depara un rumbo distinto al que teníamos previsto y para Sara, la maternidad fue el detonante de lo que sería su nueva vida. ¿Y qué quedó de todo aquello que fuimos? 🥇 Mejor título en los Stars Football Cake 2023 🥉 Categoría F...