Capítulo Extra 1/2

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Capítulo II, El reencuentro.

-Mamá, llevo diez minutos buscándote.

Esta mujer era peor que una niña pequeña, la había dejado hacía nada en el aparcamiento para que cogiera cuatro cosas del supermercado mientras yo buscaba dónde dejar el coche.

Desde que llegué a casa me gustaba pasar tiempo con ella, con mi padre y con Ali, como cualquier chico de veinte años y hacer esos planes completamente normales que durante cuatro años no había podido hacer por estar en Manchester.

Allí estaba mi madre, sentada en la cafetería, tomándose un café con una chica, pero cuando puse mi vista sobre ella no necesité ni un segundo para saber quién era.

-¿Sara?- Mi corazón acababa de dar un vuelco, esa rubia que dejé irse hace dos años, la que me dio toda la fuerza para estar aquí hoy y la que dejé perder por imbécil. Aquí estaba, con mi madre.

Se levantó rápidamente después de acabarse de golpe su café y se acercó para darme dos besos. Yo seguía sin creer que la tenía delante, después de tanto tiempo queriendo este momento y estaba pasando.

Estaba preciosa, siempre lo había sido pero en ese instante era como si una diosa griega en vida se hubiese plantado delante de mí para alumbrarme.

-Os dejo, tengo que ir al trabajo.- Sacó esa sonrisa tan bonita que había tenido siempre.- Encantada de veros otra vez.- Se despidió, dejándome completamente loco de volverla a ver.

Y otra vez, la había dejado escapar.

Capítulo III, El parque.

Reuniones y más reuniones, desde que llegué no paraba de juntarme con mi representante para organizar todo lo que sería mi carrera aquí y no me quejo de ello, pero era agotador.

Quedaban veinte minutos aún y para matar el tiempo preferí ir a dar una vuelta por la zona. Me traían tantos recuerdos estas calles, y todos relacionados con Sar, todos y cada uno de ellos.

Recordé que a escasos metros estaba nuestro parque, en el que aquellos adolescentes de quince años pasaban horas a escondidas de sus padres.

Y cómo no, el destino estaba haciendo de las suyas el día de hoy, si quedar con la que fue mi chica esta mañana no había sido suficiente, verla en el parque que tanto nos había dado ya fue demasiado.

-¿Sara?- Se giró y yo pude ver los nervios en su cuerpo, no paraba de mirar de reojo a los niños del parque.

-¿Qué haces aquí?- Jugaba con los anillos de sus dedos, era su manera de intentar ocultar sus nervios, siempre lo fue.

-Tenía que venir a hacer unas cosas por aquí cerca y me acordé de este parque, pero veo que no soy el único que se acuerda de este lugar.

-¡Mami!- Un niño pequeñito vino hasta nosotros corriendo y se dirigió a Sara y ahí una espina se clavó en mi corazón.

-¿Mami? ¿Tienes un hijo?

Me había dejado descolocado, parecía que era el único que no había sido capaz de superar nuestra relación, pero no podía reprocharle nada, de hecho me alegro de que ella sí pudiera ser feliz.

Y ese niño, era adorable como le pedía agua a Sara y esa faceta de madre me estaba dando mucha nostalgia por todos aquellos días que deseé ser el padre de sus hijos y formar una vida juntos.

Me explicó que se llamaba Leo y que estaba muy feliz con él, yo asentí como pude.

-Guau, no me lo habías dicho.- Me parecía raro que un detalle tan importante se le escapara en la charla de esa mañana, pero no quise darle más vueltas. -Bueno, tengo que dejarte que me reclaman.- Como siempre mi representante me llamaba para saber dónde estaba, pero esta vez sí que se lo agradecí.- Ya quedaremos otro día para que me lo presentes.- Le di mi mejor sonrisa y hui de ahí.

NUESTRO PEQUEÑO SECRETO/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora