Capítulo VII

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Fue una noche muy larga, a diferencia a las horas de sueño que fueron cortas, muy cortas. Pero ya de buena hora Leo y yo corríamos por toda la casa preparándonos para ir a ver al abuelo Juan, o Jan como mi pequeño lorito lo llamaba.

El timbre sonó y yo miré al pequeño.

-Mira, papá ha llegado.- Leo sonrió y fue a la puerta y me la señaló para que la abriera.

-Buenos días.- El chico de gafas apareció por detrás de la puerta con una vitalidad increíble, como se nota que habrá dormido más de cuatro horas.

-Eric.-Mi pequeñín lo saludó y este le dedicó una amplia sonrisa.

-Hola campeón.- Abrió sus brazos y Leo fue directo a abrazarlo.- ¡Qué guapo estás!- Mi pequeño sonrió ampliamente y bajó de los brazos de Eric.

-Vamos Leo, acaba de preparar tu mochila, que nos vamos.- Avisé al pequeño, quien se fue a guardar juguetes en su bolsa.

Me acerqué a Leo para ayudarle a cerrar la bolsa y cuando me giré estaba la vista de Eric posada en nosotros.

-Aún me cuesta verte con esta faceta de madre.- Sonreí.

-Y a mí verte a ti como padre.- Y razón no me faltaba, por mucho que imaginé esta situación, nunca fue como realmente está pasando.

Cuando estuvimos listos bajamos a buscar el coche de Eric, Leo estaba en los brazos de su padre y yo llevaba el carrito.

Una vez conseguimos atarle el cinturón y guardarlo todo en el maletero, nos subimos para poner rumbo a la casa del abuelo Juan.

Y estaba emocionada, de verdad que lo estaba, gracias a ese hombre pude vivir en Manchester y seguir viviendo mi historia con Eric. Y seguramente, sin él y su insistencia para que me fuera a vivir a Manchester, hoy no estaríamos aquí, de camino a presentarle a su bisnieto.

Cuando llegamos me vinieron esos momentos de morriña, cuando veníamos algunos domingos a la casa familiar de los Martret para comer paella.

FLASHBACK

-Hombre, si están aquí los pequeños de la casa.- El abuelo se dirigió primero a Alicia, quién iba delante de nosotros y luego nos miró a Eric y a mí, posando su vista en nuestras manos entrelazadas.- Vosotros dos no cambiareis nunca.- Rio.

-Cómo si no nos conocieras ya.- Rio Eric.

-Creo que os conozco demasiado.- Me miró.- Y sé el bien que te hace Sara, nunca deberíais separaros.

Dos semanas después llegó la oferta del City para firmar a Eric en sus categorías inferiores. Toda la operación Manchester fue un gran dolor de cabeza, sobretodo el hacernos a la idea de separarnos, pero Juan se encargó de que no tuviera que ser así.

FIN DEL FLASHBACK

-¡Eric!- Su abuelo abrió la puerta sorprendido de ver a su nieto.- ¿Qué haces aquí?

-Pues te traigo una sorpresa, bueno, que sean dos.- Me acerqué con Leo en brazos para que Juan pudiera reconocerme.

-¿Sara? ¿Eres tú?- Sus ojos estaban que se salían de sus órbitas, me había perdido la pista por dos años y ahora aquí estaba, en la puerta de su casa.-¿Y este pequeñín?- Miró a Leo quién se escondió en mi cuello.- Pasad por favor, no os quedéis ahí.

Entramos y todos los muebles y decoraciones estaban exactamente igual, y yo me sentía como aquella adolescente de dieciséis años que venía aquí para pasar tiempo con su chico.

-¡Qué niño más bonito! ¿Sergio ha sido padre?- Comentó el abuelo refiriéndose a mi hermano mellizo, creía que Leo era su hijo.

-No, Leo es mi hijo.-Le anuncié y este pareció descolocarse.- Aunque bueno, más bien nuestro hijo.- Miré a Eric para que me ayudara.

NUESTRO PEQUEÑO SECRETO/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora