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☻ treinta ☹

¿Alguna vez en su vida han sentido que les hace falta algo?

Bueno, la respuesta es simple. Por más que lo quiera negar, necesito a Jack.

-¿En qué piensas amor? -di un respingo al escuchar a Dylan, ahora que se quedaría por un mes conmigo sin viajes tendría que acostumbrarme a olvidar a Jack, mi prometido está aquí dispuesto a cuidarme de cometer una tontería.

Por cierto, mis heridas ya sanaron, sólo es posible ver unas pequeñas y casi visibles cicatrices.

-¿Brooke? -di un respingo, le sonreí a Dylan y vi que tenía el teléfono en su mano, sosteniéndolo en mi dirección- es Matthew, dice que quiere hablar contigo... urgentemente -frunció su ceño al pronunciar lo último, tomé el teléfono y carraspeé

«llamada telefónica»

-¿Brooke?, ¿eres tú? -hablaba con voz angustiada

-Sí, soy yo, ¿algo anda mal?

-Es Jack, el otro día me habló sobre un sitio en línea... de citas, el problema es que conoció a una chica, no sé si es por su aspecto pero, no confío en ella, aunque hay que admitirlo, tiene unas... uf -no podía pestañear

¿¡Sitio en línea!?... ¿¡DE CITAS!?

-Ajá, ¿qué más? -fingí desinterés, tu orgullo primero Brooke.

-Jack tiene una fiesta para celebrar algo de su trabajo, ella será su acompañante, debemos de estar allí, tengo un boleto de sobra así que... ¿quieres hacer esto a lo infraganti? -claro que sí.

-¿A qué hora vendrías a recogerme? -pregunté ansiosa, recuerdo haberle dicho a Jack que no quería volver a verlo pero... al carajo todo.

•••

-Tyler me invitó a su casa, también irá Daniel, llegaré hasta las cinco de la mañana, ¿está bien princesa? -asentí y le di un beso

-Sólo mándame un mensaje cuando estés en camino -dije y me sonrió antes de cerrar la puerta, esperé unos segundos hasta no escuchar más sus pasos y me adentré a mi habitación, genial, a ponerme hermosa para esta noche.

•••

-Hey, no es que quiera una patada en las bolas pero... te ves hermosa -reí y caminé hacia su auto, vaya Matt, para ser cómico tienes este Mercedes, genial.

Conforme nos adentrábamos al camino de la gran casa las cosas iban cambiando, todo se volvía más elegante y bonito, varios autos último modelo aparcados en los costados de las calles, mujeres con vestidos largos, otras con vestidos cortos y ajustados, hombres con traje negro y con costosos relojes de pulso, vaya Gilinsky, tienes una vida de rey.

-Hemos llegado pequeña, ten, tu invitación -me entregó un sobre dorado con un sello plateado, genial

-Sus invitaciones por favor -le extendí la mía al guardia y nos dejó pasar, Matt puso su mano en mi cintura, teníamos que fingir ser una pareja, una pareja espía infraganti.

El lugar parecía un palacio, con un pequeño escenario, sillas blancas, candelabros, torres de copas llenas de champán, todo lujoso, demasiado lujoso.

-Iré por unos bocadillos, ahora vuelvo Jamie -le fruncí el ceño, no me digas Jamie- ven conmigo -me crucé de brazos resignada y bufé

-No me moveré de aquí por nada del mundo -dije y se encogió de hombros

-De acuerdo -se dio la vuelta para buscar sus tontos bocadillos, hm.

Bajé la cabeza para observar mis tacones, al parecer tenían un poco de tierra.

Después de limpiarlos con una servilleta levanté la mirada, encontrándome con un Gilinsky sonriente...

A lado de una zorra con anorexia.

Brooke Stevens | Book #2 | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora