C-12

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Si este amor es real lo quiero, sino lo es denme la fuerza suficiente para continuar


Los impulsos de su cuerpo son fuertes, pero su aprecio (amor que esta indispuesto a reconocer como tal lo que es que siente) por él son de mayor intensidad porque jamás haría algo sin el consentimiento de Yuuji.

Por mas que el desee hacer algo respecto a su mocoso, daño es lo que menos quiere ocasionar. Es cierto el hecho de molestarlo psicológicamente o torturarlo en cada uno de sus lentos y detallados descubrimientos con sus reacciones, sin embargo, hasta la fecha no ha sobrepasado las cosas y espera lograrlo...

¿Cómo se supone que su determinación sea tan resistente, como una montaña que no se inclina sino permanece a pesar del despiadado viento, cuando lo ve cada instante? Yuuji es más radiante que el mismo sol, repugnante. Si, es repugnante porque anhela que sólo sea suyo y que otras personas no tenga la dicha de verlo. Yuuji es un parasito que se ha metido en su vida sin saber y eso lo conllevo a una grave enfermedad de la que no puede liberarse.

Es una extraña manera de comparar cosas, pero lo que Sukuna siente por Itadori es real. Es tan real que cuando lo tiene cerca quiere tomarlo de la cintura y poseerlo de mil maneras posibles, hasta más, con tal de dejarle claro que es suyo, que no permitiría que ninguna otra persona lo tenga.

¿Qué son exactamente? ¿Novios? Esa palabra provoca que a Sukuna se le revuelva el estomago y quiera vomitar, es tan asquerosa. Mas no se abstiene ni limita que sean etiquetados de esa manera con tal de mantener a Yuuji a su lado, con tal de dejar claro que este apartado, no esta disponible para nadie más que él.

Así como su ego es alto, el sentimiento mutuo que desarrollo en las primeras semanas que estuvo compartiendo su tiempo sin querer y con molestia, nació. Nació cuando menos se lo esperó, cuando más creía que todo este tipo de sensaciones habían quedado en el pasado. Hay una cosa que le llamó la atención y fue la destreza junto a la determinación de aprender, de querer lograr las cosas. Sukuna esperaba que Yuuji en los primeros días ya estuviera pidiendo el cambio de doctor, pero no fue así. A pesar de todas las cosas que le ha hecho (molestarlo) se mantuvo firme porque reconoce lo que es bueno para su vida, independientemente a lo personal.

Esa cuestión fue lo que hizo a Sukuna sentir interés en un mocoso, ahora su mocoso.

No hace falta entrar en detalles respecto a lo que siente porque las palabras no alcanzan ni quiere entenderlo, sino simplemente disfrutarlo como su mente jodida se lo esta pidiendo. Ese mocoso ocupa sus pensamientos la mayor parte del tiempo y no hay manera de evitarlo, a tal punto en que desea pasar tiempo a su lado, a tal punto en que quiere hacer tantas cosas obscenas porque ¡vamos!, así es él.

Sabe que Yuuji no es inocente y este sabe lo que Sukuna espera, ¿es su manera de torturarlo? ¿De vengarse por todo lo qué le ha hecho y le hace?

Bueno, la respuesta es un noventa por ciento afirmativo, eso se comprueba de la vez que fueron al parque de diversiones. Ese día estaba por perder la conciencia completamente, en ese momento que se puso encima de su regazo provocándolo eróticamente le hizo encender esa parte reprimida de follarlo.

En caso de una próxima ocasión, quizá su control serio roto como un frágil cristal.

Por ahora estaba muy lejos esa posibilidad porque ambos están en un lugar donde el amor fluye por todas partes. Es tan horripilante ver a otras personas expresando su amor, pero claro ¿acaso olvida qué llega a hacerlo con Yuuji? O ¿Es lo suficientemente bueno disimulando como para que otros no lo noten?

Nadie lo sabe, ni Sukuna quiere saberlo.

Todos sus pensamientos en este momento se concentran en esa bella figura donde Yuuji le esta pidiendo que le de la mano, Sukuna únicamente debe extender su mano y aceptar esa compañía acompañada del tacto, pero lo esta dudando. Esta dudando si debe hacerlo, lo verdadero en esto es que quiere hacerlo, la cuestión es si su orgullo se lo permite.

Una vez más eleva su mirada a ese rostro sonriente que manifiesta una expresión como un cachorro pequeño, vaya que eso lo ha convencido como para suspirar de alivio de-no-sé-que. Eleva su mano de su bolsillo y la calidez comienza a invadirlo, un simple tacto inofensivo hace que su cuerpo se tense y quiera satisfacerlo apagando esas llamas que lo consumen lentamente.

No es todo lo que siente ahora. Siente como Yuuji lo jala con fuerza enérgica llena de emoción al sitio donde a Yuuji le ha gustado pasar el tiempo cuando lo tiene disponible, sin trabajo ni deberes, haya sido con sus amigos o con esa maldita rata albina asquerosa. Esos detalles a Sukuna le hacen sentir rabia, no obstante, se prometió que haría a Yuuji recordar ese lugar de otra manera, ¿Cuál? Ni siquiera él lo sabe, tan fácil es decir lo que es, lo hace por envidia y porque se siente pequeño en ese aspecto de que es una presa fácil entre depredadores feroces.

Era la primera vez que experimentó eso y no volvería a ocurrir.

Una noche en los bolos es algo que a Yuuji le sienta bien, le hace relajarse.

Sukuna sabe tantas cosas que si pudiera las borraría, son esas que le hacen sentir celoso, lo demás esta bien. Esta bien que permanezcan los momentos en donde sólo son el mocoso y él.

La noche esta llena de sorpresas, la primera es todo lo que Yuuji ha solicitado de refrigerio (aunque no en su totalidad, muchas veces lo ha sacado a comer y ha mirado las grandes cantidades de comida que lleva a su estómago, nunca estuvo en desacuerdo), el hecho de que es bueno en bolos. Cosa que no admitiría y no hace falta porque esta siendo humillado.

Sukuna sólo ha hecho dos «strike, chuza o como se llame eso que los hace ganar». Yuuji se divierte mirando como fracasa y, bueno, a Sukuna no le importa. Eso quiere creer, sin embargo, su orgullo esta en juego y es bien conocido que esta ardiendo de enojo por ser un fiasco en ese juego. Le hecha la culpa a la bola o el piso porque siempre termina de lado y no derriba mas que dos ocasiones los pinos.

Esta cansado.

Lo contrario a Yuuji que cada vez más se siente satisfecho y aparentemente disfruta que Sukuna sea tan terrible.

Eso parece.

No fue todo en esa noche, sino que unos tipos se atrevieron a acercase a su mocoso para desafiarlos en el juego, claro, Sukuna no aceptó, pero fue obligado a participar.

Entonces, a pesar de que el mayor no sirva para nada en esto, ganaron. Lo importante de esta noche era el pasar tiempo juntos.

En el momento que ya habían pedido para comer, cuenta pagada por los perdedores, Sukuna quiso apreciar cada movimiento emitido por su pareja y Yuuji comenzaba a sentirse nervioso, al menos desde la perspectiva de Sukuna se veía así, ni estuvo en error.

Se evidenció con las mejillas rojizas de Yuuji.

Al terminar de comer lo que pidieron y les fue gratis, Yuuji en la salida se detuvo, por ende, Sukuna también.

Un momento de silencio. Quebrado cuando Yuuji voltea a mirarlo fijamente con una preciosa sonrisa capaz de cautivar a cualquiera. Posteriormente, Yuuji libera unas palabras, las palabras que Sukuna estaba esperando, tal vez.

—Será inolvidable, amé estar contigo en mi lugar favorito, como con ninguna otra persona lo hice antes.

Sukuna no permite que Yuuji escape de lo que acaba de ocasionar. Eso no iba a suceder, debía enfrentar las consecuencias de haber golpeado tan fuerte el orgullo de Sukuna.

Por lo tanto, Sukuna lo toma del brazo para atraerlo a si mismo, lo suficiente como para rodear su cintura y juntar sus labios contra esos carnosos tan suaves, formando un beso apasionado lleno de sensaciones que cosquillean en cada parte de su cuerpo.

Desearía que el tiempo fuese eterno o que se quedaran de este modo para siempre, aunque en verdad no, ya que, quiere experimentar mas cosas y de otras maneras hasta donde le sea permitido.

Aun así, esta noche estaría guardada en sus recuerdos valiosos, lo sembraría y los mantendría como una bella planta que le puede dar tantos frutos, esos frutos dulces y preciosos serían los que más adelante pudiera tener con él. Esa es la idea.

No hay mas que besos compartidos en la entrada del lugar, unos cuantos antes de ingresar al automóvil porque el encargado los corrió y al despedirse cuando Sukuna fue a dejarlo a su casa por el siguiente día tan especial.

Tan importante que no faltaría sin importar que. 

Dear DoctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora