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¿Qué es esto? ¿Qué es este enigma que da vueltas dentro de mi cabeza y me impide descansar? Lo miro, me repugna. Lo escucho, me impacienta. Lo toco, me siento putrefacto. A pesar de todo eso, existe algo que me hace querer repetirlo una y otra vez



Mes tras mes, trascurre rápido el tiempo, más de lo que hubiese pensado. Es lo mejor.

Sus mejores amigos son de lo más felices, se alegra demasiado por su relación que floreció y formalizó hace poco, en el fondo se siente solo a pesar de que lo invitan, pero considera que es una molestia, un estorbo y necesitan tiempo solo para ellos; pone excusas de que Sukuna lo necesita para algún trabajo, aún sea mentira.

Pero muchas de esas mentiras fueron maquilladas, su superior lo cubre en ese aspecto.

—¿No deberías largarte mocoso?

Ryomen estaba sentado en su escritorio del consultorio, tecleando con rapidez sin despegar su vista de la pantalla con lentes negros sobre su puente de la nariz.

Mientras que Yuuji, sentado frente a él inclinando el cuerpo –en una de las dos sillas para los pacientes–, la cabeza encima de su codo semiflexionado con su espalda curvada, mirando la pared a la derecha.

—Si— Responde con indiferencia, sin energías y libera un suspiro.

—Si tanto querías ir debiste aceptar, en vez de venir a perturbar mi paz.

—Pero... se ven bien juntos, me alegro por ellos y no quiero interrumpir— Con una perezosa voz expresa su pensar.

El contrario solo suspiró.

—Prepárate, vamos a salir.

—¿No dijiste qu-

—Sólo hazlo antes de que me arrepienta.

—Bien, hoy no tengo ganas de pelear.

Se levanta de mala gana y se dirige a la puerta trasera sin tomarse la molestia de mirar a Sukuna, solo cruza la cortina azul, llega a la puerta y la cierta tras estar al otro lado.

Llega a la sala del personal y abre la puerta con lentitud, al elevar su mirada hacia arriba se topa a Yuta y Toge uno a lado del otro mirando a su dirección, estando en su respectivo casillero. Los nervios lo invaden, su corazón se acelera y siente que en cualquier momento podría morir.

—¿Sukuna te está molestando?— Menciona Yuta, quien cierra la puerta de su locket.

—Para nada ¿Por qué la pregunta?— Cierra la puerta y avanza a su casillero, sintiendo la presión, no suele ser un buen mentiroso.

—Te vez muy decaído.

—Sólo estoy cansado, de verdad.

《Odio admitirlo, pero el hecho de que Sukuna me moleste, me hace sentir mejor》Se le cruza el pensamiento mientras revisa las pertenencias de su mochila, pero se le pasan los nervios y ahora está alarmado, peor que antes.

—No esta...

—¿Qué sucede Yuuji?— Cuestiona Toge tras ver la cara y las acciones llenas de angustia.

—No encuentro mi billetera, estaba seguro de que la dejé aquí... ¡Maldición!

Alarmado, mueve su mochila junto a sus pertenencias sacudiendo. No la encuentra por lo que solo cierra la pequeña puerta metálica con un azote.

—Iré a buscarla, nos vemos después, ¡¡Disfruten su noche!!— Corriendo sale del edificio, cruzando primero a la hermosa pareja y después aquella puerta.

Dear DoctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora