Capítulo veintinueve
El HalloweenEl frío de la noche golpea mi rostro, mis pulmones comienzan a percibir la escasez del aire y mis costillas duelen, ya no puedo más, los ligamentos de mis piernas arden. No sé ha donde ir, trató de mantener la calma pero es imposible.
«¿Cómo pude meterme en algo cómo esto?»
Los gritos de un par de chicas disfrazadas con túnicas de Gryffindor y Slytherin corren despavoridas al ser perseguidas por dos hombres disfrazados de payasos, uno sostiene una motosierra y el otro un machete.
Mi sentido común dice que hua, claro que mi instinto no pensaba igual, maldita vena de lo correcto.
—¡Dejenlas ya! — salté a la espalda de uno — Ya basta, par de tontos. — golpeé su hombro a puño cerrado.
—¡Mierda!, ésta chica tiene la mano pesada.
—No. — dijo Liam, sacándose la máscara —Más bien, tú no aguantas nada. Sheccid, abajo. — toma mi cintura, bajándome de la espalda de Tavo.
—Eres un cabrón. — rezonga, quitándose su máscara.
Las chicas tiemblan mientras los chicos con los que iban se ríen.
Vaya, amigos tienen.
—No pueden ir y corretear a las personas, así como así. —ambos me miran con caras obvias y maliciosas, cosa que me hace querer golpearlos —Bien, pueden pero no deben. — rectifique.
—Esas chicas se lo merecían, se burlaron de Haziel. — señala, Tavo furioso al par.
Inconscientemente, también las miré enojada.
«Calma, Alex. No valen la pena.» me repetí.
Por el hombro de Liam, observé a mi hermano al lado de Grachi frente la puerta de una casa, rezando antes de cantar para pedir calavera. Haziel se veía contento, absorto de lo que pasaba, y es que, cómo buen admirador de videojuegos este año él deseaba disfrazarse de Foxy, ese horrendo animatrónico, sin embargo, mamá al no estar de acuerdo con ello, termino comprando un disfraz de pirata. ¿Cómo decirle que no iba a ir de lo que él quería?
El solo hecho de pensar en su carita triste, me rompió el corazón. Aprovechando que está en la edad en dónde cree todo, con una hoja de fomi trate de hacerle unas orejas de zorro, y pinte el contorno de su ojo en un intento de parche mientras con mi tinta roja hice unos colmillos. Haziel estuvo tan feliz, y yo también, el problema fue que al salir a pedir calaverita un grupo de chicos —especialmente — ese par empezaron a burlarse. ¿Acaso no saben que hoy es turno de los niños?
De acuerdo, no fue mi mejor idea. Soy un asco en esto del maquillaje y los disfraces, ¡por Dios! Solo basta con verme, vestida de negro y unas sencillas orejas de gato. Incluso, Grachi puso más empeño a su disfraz de hada, o como ella prefiere llamarse: "hada madrina".
—Escúchame bien, niñita. — escuché esa voz dura, erizo mi piel — Vas a ir y le vas a entregar todo lo que tienes en esta bolsa, a ese niño de allí. Y tú, repartiras los tuyos a los demás mocosos que pasen. — su tono amenazante hizo a las chicas parpadear. Si hace un momento estaban asustadas, ahora más.
Quisé decirle que ya era suficiente, no quería que terminarán llamando a la policía o algo así. Sin embargo, con solo una mirada de advertencia y oscuridad me mandó a callar. ¿Qué mierda? ¿Por qué mi cuerpo tiembla?
—¿Por qué siguen paradas aquí? ¡Vayan! — gritó, asustando a todos.
Ambas saltaron en su lugar antes de correr. Estaban asustadas, sentían el peligro.
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DESASTRE CON "L"©
Teen FictionPor una mala jugada, Alex Peñaloza (la chica buena del instituto) se verá obligada a entregar la tarea a nada más ni nada menos que al chico malo del colegio. Tareas que hará que Liam Hamilton centre toda su atención en ella, y ocasionará que el atí...