Capítulo Treinta y Siete
El Problema.
—No puedo creer que me esté pasando esto. No puedo creerlo. No. — Si mamá se entera, va a matarme.
Sentí unas inmensas ganas de llorar. Quería anotarme contra el piso o la pared y despertar de este mal sueño. Simplemente, no podía aceptar esta situación.
—Calma, Sheccid. Todo estará bien.
¿Bien? ¡¿Bien?!
¿Se estaba escuchando?
Baje mis manos que hace unos segundos sostenían mi cabello, estaba segura que estuve a punto de arrancarmelo, pero ahora quiero arrancarle el suyo a Liam. Levanté la cabeza y lo mire con molestia.
—¡Deja de decir tonterías! Mira a tus alrededores, Hamilton, estamos arrestados.
—No estamos arrestados. Estamos en los separos por una falta menor. — aclaró él como si hubiera alguna diferencia de estar en este lugar.
—¡Estamos tras las rejas! — volví a decir eufórica — ¿Sabes en lo que esto puede repercutir en nuestro futuro? Seremos ingresados al registro de delincuentes y no podremos encontrar un buen trabajo.
Estaba que me llevaba el demonio, estaba con los nervios de punta muerta de la preocupación, sin embargo, a Liam parecía no importarle nada de lo que decía. ¿Qué mierda sucedía con él? ¿Por qué continuaba con esa expresión tan tranquila?
¿Acaso de verdad estaba ciego? ¡Estábamos hablando a través de barrotes! El lugar era bastante parecido a como las películas y la rosa de Guadalupe solían poner en la pantalla, solo que este lugar era más oscuro, lugubre, antihigienico y oloroso. Olía peor que baño público, como si alguien orinara en cada rincón de estas cuatro paredes. Además de que cada separo era sumamente pequeño.
—Verás que Darién vendrá pronto y pagará nuestra fianza. Después nos iremos y te dejaré en casa. — empezó como nada — Será como si nada hubiera pasado. — aseguró entusiasmado.
Pero yo solo quería estar en la misma celda para patearlo.
No entendía como Liam podía estar tan tranquilo y sentarse en el piso. ¿Será que ya ha estado en una situación cómo esta antes? Es un chico que suele meterse mucho en problemas, de hecho, las palabras problemas y peligro son sinónimo de él.
Ladee la cabeza muchas veces para evitar pensar en ello. Respiré, pero de inmediato me arrepentí de hacerlo, recargue mi cabeza contra el metal del barrote, lamentándome por encontrarme en esta situación y repitiéndome una y otra vez que debí quedarme en casa, pero ir había sido mi decisión y estar en un sitio como este era mi consecuencia. Ahora solo me quedaba llorar en silencio.
《Supongo que ahora sé como papá se sintió al estar aquí. Bueno, no, me falta estar borracha. 》
—Sheccid.— escuché a Liam, pararse, y acercarse a mí —. Lo siento, de verdad.
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DESASTRE CON "L"©
Novela JuvenilPor una mala jugada, Alex Peñaloza (la chica buena del instituto) se verá obligada a entregar la tarea a nada más ni nada menos que al chico malo del colegio. Tareas que hará que Liam Hamilton centre toda su atención en ella, y ocasionará que el atí...