30. La Ex Novia.

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Capítulo Treinta
La Ex

—Malditos, me abandonaron.

Edmun y yo nos miramos confundidos, al mismo tiempos que nos preguntamos:

—¿A dónde fuiste?

Provocando que Jorge ruede los ojos.

—Es obvio. Fueron a coger. Tú con Hamilton, y Ed con tu amiga, ¿cómo se llama? — su mano sujeta su barbilla, adoptando un aire pensativo — Cierto, Graciela.

Literalmente, abro la boca y los ojos grandemente, parece que mi quijada está a punto de caer al piso. ¿Ed y Grachi? Oh, santa madre.

—No me lo puedo creer.

Las mejillas de Ed, enrojecen hasta tomar el color de un jitomate.

—¿¡Perdiste la virginidad?! — exclamó Jorge — ¡Auch!

—Gritalo más fuerte, los del salón de a lado no te escucharon, tonto. — dije, asestando un golpe en el brazo de mi amigo.

—No hay nadie, Alex. Nosotros somos los únicos locos que llegamos antes de las siete. Parecemos viejas chismosas. — bufó Jorge, sacando una cobija de su mochila. — Yo creí que Ed moriría siendo cura.

El sonrojo de Edmun no hacía más que aumentar. Es una suerte que el puente se cruce en nuestro camino, o ya todo el edificio lo sabría. Bendito 2 de noviembre.

—Calla, Jorgais, lo haces sonrojarse. No entiendo, ¿cómo paso?

—Pikachu, ¿en verdad, esperas que te cuente cómo fue su primera vez?

Hago una mueca de asco.

—Diu, no. Jamás lo hubiera imaginado.

Ed es atractivo, claro que sí. De hecho, me atrevo atestiguar que es el más guapillo del salón, pero..., WOW, esto es una bomba.

—Tranquila, Chibi, solo fue una vez. Ella no está interesada en nada serio, me lo dijo. Bueno, mandó a la señora del aseo ha despertarme.

—¿Hizo eso? — mi boca forma una gigantesca “O”. Debo hablar seriamente con ella, eso no se hace, es cómo sí lo hubiera solo usado. Ed no se lo merece.

—Si. Aunque, la comprendo. Haber pasado la noche con un chico que a penas conoce, estoy seguro que debió sentirse confundida, solo espero que esté bien.

La mirada de Ed refleja sinceridad, la manera en que dice las cosas me hace pensar que cree que Grachi también era virgen, por ello la justifica. No me atrevo a llevarle la contra. Uno, no me gustaría hacerlo sentir mal, y, segunda, no es asunto mío. Ambos son mis amigos, pero no debo meterme en sus asuntos.

—Cambiando de tema. — Jorge, recuesta su cabeza sobre la paleta de la banca, mirándome — ¿Por fin aceptaste los sentimientos de Hamilton?

Arrugué las cejas, confundida.

—¿De qué hablas?

—Por favor, Sheccid...

—Vamos, ¿ustedes también?

—Si, es una buena forma de molestarte. — agrega con obviedad — Lo importante aquí es que los ví. Ustedes se comían a besos y no quiero imaginar que hacían en el baño, además, sí Ed pasó la noche con Grachi es fácil adivinar dónde estabas. 

Siento el calor enardecer mis mejillas, presiento que estoy igual o más sonrojada que Edmun hace minutos.

—Cambiemos de tema. — balbucee, tontamente.

Los muy malditos, ríen a carcajadas. Afortunadamente, los demás comienzan a llegar, y dejamos el tema a un lado.

Conforme transcurre el día, las cosas toman una dirección un tanto tediosa. Fue estúpido pensar que nadie de la escuela asistiría al club de Darién en Halloween, o que no me reconocerían. Desde que conocí a Liam mi poder de camaleón para pasar inadvertida perdió su efecto, ahora sin importar a dónde vaya soy conocida por ser una más de su “lista”, sin contar que las chicas de mi escuela no parecen conocer la discreción.

DESASTRE CON "L"©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora