Capítulo Cinco

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Dulce Navidad

—Mira, Matthew, ahí están —señaló Anne segundos antes de bajarse del carruaje de un salto, para luego caminar a paso apresurado hacia el campamento de los padres de Ka'kwet

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—Mira, Matthew, ahí están —señaló Anne segundos antes de bajarse del carruaje de un salto, para luego caminar a paso apresurado hacia el campamento de los padres de Ka'kwet.

Ellos por su parte, al ver la cabellera rojiza de Anne, se levantaron con rapidez y se acercaron a ambos, teniendo en sus ojos una mirada cansada pero esperanzadora al verlos allí.

—¿Saber algo de Ka'kwet?

—Aún no permiten que entremos, y ya saben que venimos por ella, por eso nos echan sin siquiera escucharnos —explicó una dolida Anne, mientras caminaba en dirección al viejo edificio en dónde tenían encerrada a su amiga. Detrás, Matthew y los padres de Ka'kwet la seguían, y al llegar a unos metros de distancia comenzaron a observar cada ventana, en busca de una señal o una imagen de que la joven pelinegra estuviera bien.

Anne suspiró, agotada y preocupada, y sin poder aguantar un segundo más se acercó sigilosamente hacia una de las últimas ventanas, contradiciendo los llamados a susurros de un Matthew asustado. Estaban siendo muy desafiantes, y aunque la pelirroja lo sabía, quería arriesgarse para obtener respuesta.

No sabía si era intuición, casualidad o destino, pero justo al asomarse pudo observar a la joven sentada en una esquina de la pequeña habitación que servía como deposito, mientras cubría su rostro con sus brazos. El corazón de Anne latió de emoción y angustia al mismo tiempo; sentía que aquello seguía siendo su culpa, y quería rescatarla de ahí cuanto antes.

Movió sus manos por encima de la ventana con cuidado, sin embargo cuando Ka'kwet levantó la mirada, una de las cuidadoras entró enfurecida, llevándosela por un brazo a la fuerza mientras despocritaba por encima de ella. Eso rompió el corazón de Anne. Sabía lo que se sentía ser tratada de esa forma, y no quería seguir presenciando aquel acto de crueldad humana.

Con los ojos llenos de lágrimas respiró hondo y, girando sobre sí misma, caminó a paso apresurado para alejarse de allí lo antes posible.

—¿Viste algo, Anne? —preguntó Matthew un poco aliviado de verla cerca.

Anne asintió y trató de cambiar su rostro afligido para no preocupar nuevamente a los padres de Ka'kwet.

—Estaba sentada en un salón de clases, había mucho silencio y no alcanzó a mirarme. Pero está bien. —Supo que fue la decisión correcta cuando vio que la madre de Ka'kwet soltó un suspiro retenido, llevando su mano a su corazón—. Matthew, Marilla me había comentado de un nuevo pastor en la iglesia de Avonlea.

—Sí, por supuesto... Dará su primera predicación el próximo domingo.

Anne sonrió con esperanza, recordando los pocos datos que Marilla le había revelado sobre el nuevo pastor.

—Creo que ya tenemos un plan para sacar a Ka'kwet de aquí.

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Más que mi Anne | Anne y Gilbert ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora