Capítulo Uno

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Un nuevo comienzo

Una maraña de cabellos rojos desbordantes en un elegante moño se agitaban con el viento a medida que la joven daba pasos apresurados hacia el correo

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Una maraña de cabellos rojos desbordantes en un elegante moño se agitaban con el viento a medida que la joven daba pasos apresurados hacia el correo. Se le había hecho tarde entre tanto protocolo, nuevos rostros y conocimientos, que justo al salir de clases ese día corrió con carta en mano. Cuando hubo entregado con destino a la universidad de Toronto, suspiró aliviada en una sonrisa excitada, aún con la emoción burbujeante en la sangre.

Se sentía una persona completamente diferente; más madura y llena de objetivos que no dudaba en alcanzar. Caminó con tranquilidad hacia la academia, en donde a medio camino se encontró con su amiga Diana, platicando jovialmente con un chico el cual -si mal no recordaba- su nombre era Logan Amell. Ambos al verla, sonrieron educadamente y Diana se disculpó con un dulce gesto, acercándose a su amiga.

-¿Y bien? ¿Enviaste la carta? -preguntó, tomando de sus pálidas manos.

Anne asintió sonriente.

-Llegará, a lo sumo, en tres días o cuatro -explicó con gesto soñador. Diana chilló por lo bajo, ocultando su pequeña celebración del joven que aún esperaba por ella.

-Oh, Anne, Gilbert y tú son tan románticos -Anne enrojeció, concordando con la castaña-. Hasta hace solo tres días creí que se iba a casar con Winifred y... Oh, reaccioné tan inapropiado, pero estaba tan furiosa por ti que solo supe decir la verdad sin tapujos.

-Y gracias a ti, Diana, todo es simplemente maravilloso. Esto de las cartas es sin duda romántico, y aunque hace unos años me prometí que dejaría de ser extremadamente romántica, romperé mi promesa y gustosa soñaré despierta con el momento en que Gilbert abra mi carta, la lea y decida responderme -soltó casi en un suspiro, observando al cielo entre ensoñaciones-. Diana, ¿te imaginas cuando reciba su carta? Nunca he recibido una carta romántica de un enamorado...

Por unos segundos se permitieron chillar con las manos entrelazadas y, lanzando una rápida mirada hacia el joven de rizos dorados, Anne observó a su amiga.

-¿Logan Amell?

-Es un buen chico. Estudia economía y es muy locuaz y divertido. Me recuerda ligeramente a Gilbert -aseguró con cierto aire defensivo, puesto que aunque no lo había mencionado, sabía que Anne tenía a una persona en mente. Pero sin profundizar más en ese tema, ambas se acercaron al joven que las observaba con intensos ojos azules.

Estuvieron charlando un buen rato, sobre Queens, sus carreras y propósitos. Por unos segundos salió a relucir el tema del noviazgo, y mientras que Diana negaba tener algún tipo de pretendiente, Anne afirmó aún incrédula de tal hecho. Gilbert era su novio, y eso erizó su piel.

Despidiéndose de Logan, fueron hasta las habitaciones, entrando en un suspiro al tiempo que se desparramaban graciosamente en cada cama. Carcajearon sintiéndose almas gemelas como siempre, y Diana la miró ladeando su rostro, tomando en mano el dije de corazón que Anne le había regalado.

Más que mi Anne | Anne y Gilbert ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora