Capitulo 8

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— ¿Quién quiere leer a continuación?—fue la pregunta del director que hasta ese momento no había comentado—

—Profesor me gustaría leer este capítulo—la tímida voz del Peter se escuchó por el comedor—

—Por supuesto joven Pettigrew—de movimiento el libro se posó en las manos del nombrado—

—Bien—los nervios se notaron al verse rodeado por la mirado de todos los presentes—capitulo ocho

Malfoy Manor era impresionante.

Fue lo que pensó Cordelia cuando arribó al hogar del Heredero Malfoy.

Había leído historias de hogares ancestrales, cuyas piedras eran testigos de muchas generaciones de la misma sangre.

— ¿Así se debió sentir Elizabeth Benet cuando vio Pemberly por primera vez?— pensó Cordelia al notar el esplendor de Malfoy Manor.

—Realmente es un hermoso lugar—le dijo Narcissa a su prometido quien le dio una sonrisa solo visible para ella—

A un lado Orión Black miraron satisfecho al ver la felicidad de su sobrina.

Por otro lado muchos hijos de Muggle sonrieron al notar las referencias a distintos libros sin notar las acciones de los Slytherin.

Lady Malfoy la guio hasta la habitación donde se estaría hospedando con un elfo doméstico detrás de ellas dos llevando el baúl de Cordelia.

Cordelia quedó encantada con la habitación, era espaciosa con un pequeño balcón, ventanales doble donde la ligera escarcha invernales se pegaban como destellos al cristal.

La cama era un llamado a una siesta reparadora.

—Puedes descansar un poco antes de la cena— dijo Lady Malfoy colocando sus dos manos sobre los hombros de Cordelia.

— ¿No quiere que ayude en algo?— Cordelia echó para atrás su cabeza para ver a Lady Malfoy. — Soy muy buena en la cocina.

—Que niña más adorable—arrullo Euphemia consiguiendo una pequeña sonrisa de su esposo al ver como su esposa adoraba a su pequeña nieta, nonata—

—No es necesario cariño— Lady Malfoy le apretó ambas mejillas, Cordelia notó que el material de los guantes de Lady Malfoy era de un suave terciopelo. —Descansa, los viajes en tren suelen ser agotadores.

Cordelia asintió con la cabeza, Lady Malfoy se despidió de ella con otro amistoso apretón en una de sus mejillas.

Ya sola, Cordelia se sentó en la silla frente al tocador que había en la habitación. Con mucho cuidado se quitó los guantes y luego los pasadores del cabello, con mucha delicadeza desataron los pequeños nudos. Cuando su cabello estuvo suelto, movió su cabeza para terminar completamente despeinada, con movimientos suaves se masajeo el cuero cabelludo.

Se quitó sus zapatos para recostarse en las suaves y esponjosas almohadas debajo de ella.

Divago un poco de cómo estaban sus amigas antes de caer dormida.

Esto genero una pequeña mueca en James, que si bien había tenido tiempo de digerir el hecho de haber muerto sin haber completado algo que se consideraba sagrado con su hija todavía le dolía eso.

Por otro lado el Lord Black, al igual que su esposa tenían muecas que pasaban desapercibidas, al notar como el heredo Potter murió tan joven y sin poder completar tan sagrado lazo de padre e hijas con la suya. Claramente ellos no aprobaban su elección de pareja pero ambos seguían la vías antiguas y le tenían una ligera lastima.

Leyendo Una perfecta SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora