Voy Amarte (Danny x Vlad)

Voy a Amarte

La primera vez que entró al club pensé que solo era un millonario arrogante más como los que frecuentaban Lady's, el club de striptease del que es dueño Gregor, y cuando lo vi llegar acompañado de otros "peces gordos", supe que lo era. Ese hombre de cuarenta y tantos años, pelo blanco atado a una cola de caballo y ojos azules frecuentaba el club cada cierto tiempo, y siempre, venía acompañado por esos degenerados del ministro Brown, el licenciado Miller y el fiscal Johnson.  Esos tres eran la peor mierda de este mundo; corruptos, inmorales, criminales de la peor calaña, y lo que es peor, en más de una ocasión han intentado ponerle mano a las bailarinas aún sabiendo que no son prostitutas. Esas están en el cuarto privado para cualquiera que lo desee. En más de una ocasión tuve que ponerlos en su lugar, ganandome que me arrojaran sus bebidas y me humillaran llamándome muerto de hambre y simplón. Aunque eso es lo más suave que me han dicho esos tres. Y para colmo, Gregor se da cuenta de todo pero como les tiene miedo, se hace el que no ve. Tsk. Odio este lugar, si no fuera porque de verdad necesito el dinero no volvería a pisar este chiquero por nada en el mundo. Pero volviendo al nuevo miembro de esos degenerados. Aún no he hablado con él, pero seguro que es como ellos, es decir, por algo sale con esos tipos.

Yo he decidido mantenerme solo en la barra y servir los tragos. Desde la última vez que esos tipos me arrojaron sus tragos y yo tuve que pagarlos de mi bolsillo, no he vuelto a llevarlos a la mesa. Prefiero estar detrás del mostrador y odiarlos desde lejos. Así lo había hecho desde hace ya tres meses y medio, viendo como es cuarteto se deleitaba viendo a las chicas bailar y bebían entre risas. A veces esos tres se quería propasar con las chicas, pero algún mesero iba en su ayuda y terminaba como yo hace meses. Siendo insultado, humillado, empapado y con el regaño de nuestro jefe por "importunar" a su preciados clientes. En cuanto a mí, yo me tragaba mi rabia y soportaba el resto de la noche tratando de no pensar en ellos.

Una noche mi amigo Tucker, uno de los meseros, no pudo venir porque tuvo que atender lo de su divorcio en el que su mujer le estaba por quitar todo, y Paulina, otra mesera, se enfermó por lo que esta vez no podría escapar y debería ir a atender la mesa de esos tipos. Suspiré. "Sonríe e ignoralos", "Sonríe e ignoralos", me repetía a mi mismo una y otra vez mientras caminaba hacia su mesa.

_ ¿Que desean pedir? _ dije formando una sonrisa que más debió parecer una mueca. Ellos parecieron reconocerme ya que comenzaron a burlarse diciendo que era el "mocoso llorón" de la última vez. Se rieron y luego me dijeron que a menos que quisiera otro baño de whisky, que no abriera la boca a menos que ellos lo dijeran. Una vena se hinchó en mi cuello y una punzada fuerte se dió en mi sien, pero mantuve la sonrisa en mi rostro y asentí. Ellos pidieron dos vasos de ron y uno de whisky, luego le preguntaron al platinado, al que llamaron Vlad Masters, lo que iba a querer. Yo miré en su dirección y este estaba con la mirada en su celular hasta que alzó la vista para decirme que quería un Manhattan, pero cuando estaba terminando de decirme su orden se quedó mirándome fijamente por varios segundos. Me miró el tiempo suficiente para que notara el fuerte azul de sus ojos y de alguna forma quedara perdido en ellos por un momento, hasta que fue el imbecil de Miller quien me dijo que me empezara a mover o me movería a patadas, haciendo reír a Brown y Johnson. Los fulminé con la mirada y regresé a la barra. En serio los odio. ¿Que diablos hace la policía para no meterlos presos aún? _ Criminales como ellos deberían arrojarlos a una celda y tirar la llave.

_ Estoy de acuerdo contigo. _ me sobresalté al escuchar una voz a mi espalda. Me di la vuelta y vi que ese hombre de antes, Vlad Masters, estaba sentado frente a la barra con una sonrisa arrogante en el rostro. Por un momento me entró el pánico pensando que él podría decirles a los otros sujetos lo que había dicho, pero cuando lo vi tomar el Manhattan que había ordenado de la bandeja que dejé sobre la barra, supe que no lo haría. _ Esos tres han hecho cosas de las que no te puedes siquiera imaginar. Pero no te preocupes. Pronto estarán tras las rejas.