Esto es guerra

1.7K 120 28
                                    

Al despertar, lo primero que hizo fue caminar descalzo por toda la habitación, con su almohada aún entre sus brazos, hacia el espejo cubierto por una manta. La quitó mirándose en el espejo, notando sus ojos, rojos e hinchados, así como su cabello desordenado. También notó que estaba más calmado. Como si las lágrimas que había derramado la noche anterior, hubiera drenado con ella su dolor. Suspiró cansado antes de caminar al baño para tomar una larga ducha de agua caliente, tratando de bloquear las imágenes de su encuentro con Vlad; solo dejando que el agua caliente sobre su cuerpo calmara el dolor que amenazaba con aparecer en su cabeza. Salió y se vistió con una de las tantas prendas que Velkan había elegido para él. Esta era una camisa blanca, pantalón y chaleco azul marino, acompañado de un abrigo muy ancho bajo el brazo. Se peinó como pudo y bajó justo antes de que los criados fueran a su cuarto a avisarle que el desayuno ya estaba servido. Bajó las escaleras mirando inconscientemente a todos lados, buscando a cierto platinado, pero no lo vio en ninguna parte. Se sentó a la mesa, y se dio cuenta de que esta era muy grande, y él único en ella era él. Entonces se sintió muy solo, y sintió un nudo en la garganta, pero no lloró. Al terminar, pudo ver a Velkan entrar por la puerta principal.

_ ¡Velkan! _ dijo enérgico, llamando la atención del hombre quien le miró preocupado, pero eso no evitó que correspondiera el abrazo que el chico le había proporcionado luego de tirarse sobre él, casi haciendo que perdiera el equilibrio. _ Me da mucho gusto verlo.

_ A mi también, Señ...Danny. _ dijo para luego separarse. _ Siento mucho no haberlo podido ayudar ayer. _ dijo con un eje de culpa reflejado en sus ojos. Danny sonrió para tranquilizarlo.

_ No se preocupe, no fue gran cosa.

_ ¿Cómo que no, Danny?, me contaron las empleadas que lo escucharon llorar por largo rato en su habitación. _ Danny quiso quebrarse, pero volvió a sonreír. _ Si el conde lo lastimó...

_ No lo hizo. _ dijo tomando la mano del hombre. _ Tranquilo, estoy bien. No fue... culpa del conde. _ el mayor no se mostraba muy convencido, pero asintió. _ ¿Me lleva al centro?, me gustaría dar un paseo. _ Velkan dijo que sí, y ambos salieron de la mansión. Danny se subió al lado de Velkan en vez de atrás, dentro del carruaje, pese a las protestas del mayor. El chico de hermosos ojos azules miró fascinado el blanco de la nieve que cubría los caminos empedrados que conducían al centro de la ciudad, así como los árboles sin hojas y todas las casas y negocios del pueblo. Cuando llegaron a la plaza principal, Danny bajó al lado de Velkan, y comenzaron a caminar. Al chico le hizo frío y se puso el abrigo de color negro, que le llegaba hasta las rodillas, y con las manos en los bolsillos, caminó copiando el andar de los grandes señores de Transilvania, sonriendo divertido por eso, pero no dejando que las apariencias lo hicieran desviar de su objetivo. _ ¡Sam! _ dijo con una enorme sonrisa, corriendo hacia ella, olvidando su actuación de hace un momento. Sin pensarlo dos veces, la abrazó siendo gratamente correspondido.

_ Danny, a mi también me da gusto verte. _ dijo encantada la chica, para luego separarse de él. _ Hace mucho frió, me da gusto verte bien abrigado. _ sonrió, acción que imitó el adolescente. _ Buenos días. _ dijo la joven al ver al mayor detrás de Daniel. El hombre igualmente la saludó, y le dijo a Danny que estaría realizando unas diligencias, que vendría a buscarlo antes del almuerzo. El chico asintió y tomando a la pelinegra del brazo se la llevó a dar un paseo, por todos los lugares que la chica le mostraba. Todo para Danny era muy nuevo, nunca antes se había quedado tanto en ese sector, ni mucho menos, había podido apreciar la bella arquitectura de las casas, los teatros, los negocios de ropa, zapatos, restaurantes y atracciones turísticas. _ No sabes lo feliz que me hace verte sonreír así. _ dijo la pelinegra al ver a su amigo con una gran sonrisa y los ojos brillando de felicidad, mirando con la cabeza apoyado en un ventanal de una tienda cual niño, mirando a través del vidrio una bella campera de cuero marrón que se exhibía allí. _ ¿La quieres?, puedes comprarla. Tu tío te consiente mucho por lo que me dijiste, no creo que le moleste que te la compres.

Voy Amarte (Danny x Vlad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora