Capítulo trece
Regresar a mi casa fue extraño, había olvidado lo fría que era en invierno, el ruido desagradable de la puerta principal chirreando y el crujir de la madera del porche bajo las pisadas. Todo estaba tal como recordaba, aunque no me gustaba hacer memoria de los últimos momentos que viví ahí porque fue en esa casa donde recibí la noticia del fallecimiento de mi padre, y eso seguía siendo un dolor constante.
Aún era muy temprano y preferí salir a pasear hacia el bosque un rato para calmar mi mente, ordenar mis pensamientos y encontrar tranquilidad en el silencio. Ya dos horas después entendí que no podía seguir evadiendo mi casa y mi realidad. Aunque deseara que las cosas fuesen diferentes, simplemente no era válido huir de mis problemas. Debía afrontar esa complicada situación.
Fui a mi habitación y desempaqué todo lo que contenía mi maleta sin apartar de mis pensamientos lo que había descubierto, y al mismo tiempo queriendo olvidarlo por completo. Suspiré y decidí ocupar mi tiempo reorganizando mi cuarto. Deseaba darle un ambiente más acogedor para la llegada de Antonella, además de prepararle panecillos porque sabía que ella los adoraba y sería una linda sorpresa. No tardé en hacer la masa, y mientras se cocinaban utilicé el tiempo para lo demás. Comencé por buscar cosas en el sótano. Encontré una pequeña alfombra lila, adornos e incluso juguetes de mi infancia que mi padre me obsequió. Los observé con melancolía unos minutos y volví a dejarlos en las cajas. También había un gran espejo con elegantes terminaciones doradas que, por alguna razón, habían guardado en el sótano. Recogí un par de objetos y los subí para remodelar la habitación. Cambié de orden los muebles, guardé lo que era de mi padre y seguía dando vueltas por la casa y limpié todos los rincones que encontré. Pensé seriamente cambiar el color de las paredes. Era una fiel creyente de que las energías se podían renovar limpiando y reorganizando un lugar. De cierta forma me hacía sentir que todo estaba bajo control, el orden a mis ojos era paz y tranquilidad, no solo una manía.
No supe con exactitud cuánto tiempo estuve limpiando y moviendo las cosas. Sólo hasta que el timbre sonó me desconcentró de mi trabajo. Bajé al primer piso antes de abrir la puerta. El espejo me indicó que era un completo desastre, sin embargo, me sentía bien conmigo misma. Hacía mucho tiempo deseaba hacer eso y el cansancio que sentía llegaba a ser gratificante.
—Eli... —Adam lucía un abrigo grueso y su nariz estaba más rosada en comparación con el resto de su rostro. Su expresión me divirtió, pues era fácil entender que le hacía gracia mi cabello alborotado y mis mejillas acaloradas, pero por educación no dijo ningún comentario ofensivo. Me hice a un lado invitándolo a pasar.
—Hola, Adam —sonreí—, entra, hace mucho frío allá afuera. ¿Café o chocolate caliente? —pregunté y luego me respondí sola—. Chocolate caliente, tú eres de chocolate caliente.
—Que bien me conoces —dijo riendo y dejando sobre el perchero su abrigo cubierto ligeramente de nieve.
Nos adentramos hasta la cocina y preparé el chocolate, aproveché de ofrecerle también los panecillos que ya estaban listos. Me senté frente a él esperando ver su reacción mientras comía.
—Vaya..., te has superado radicalmente desde la sal con papas fritas —comentó divertido—. Estos panecillos están deliciosos, en serio. Por favor, hazlos más seguido —pidió. Sonreí orgullosa. Cocinar se estaba volviendo mi nueva meta personal y cada vez me esmeraba más en hacer recetas más elaboradas.
—Creo que hacer postres y cosas dulces se me da mejor que las cosas saladas... —comenté comiendo un trozo también—. ¿Hoy saliste antes del trabajo?
—Henry quiso cerrar esta semana para aprovechar de viajar a visitar a sus nietos por navidad y todo eso, además no hay mucho trabajo en el mecánico en estas fechas.
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Eterno atardecer © (Ex Flawless love)
RomanceEx-Flawless Love. La historia de Elizabeth Claire Fickenscher y Matthew Clark. Obra registrada en SafeCreative. Código: 1503073414808. Todos los derechos reservados. No se permiten adaptaciones de ningún tipo. [Febrero 7, 2015]