Capítulo 5

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Capítulo cinco

Matthew;

Anoche volví a soñar contigo. Yo vestía ese lindo vestido aguamarina, ¿lo recuerdas? El vestido que usé para nuestra primera cita, ese que tanto te gusta.

Tocaba Divenire e imaginaba que era más joven, que fui al instituto como una adolescente normal, que tú eras mi compañero de clases y yo siempre te había querido, pero nunca tuve el valor de decírtelo. Entonces un día tocaste la puerta de mi casa y me invitaste al baile de graduación, y la canción que sonaba por todo el salón era esa: Divenire.

Todo el mundo nos veía, yo me sentía como una princesa porque tenía al chico más guapo como pareja de baile. Posaste tus manos en mi cintura y de pronto ya no existía nada más que tú y yo. No quería abrir los ojos porque mi fantasía era demasiado bonita como para volver a la realidad, e interiormente rogaba que nada fuese capaz de distraerme porque en mi mente seguía imaginando como bailábamos y como me perdía en tus ojos. Pero entonces sentí una presencia a mi espalda y dejé de tocar piano. Tú estabas justo ahí, Matt. Me observabas tocar piano en silencio, como si no quisieras distraerme, y tenías un delicioso perfume.

Te pregunté si eras real o una alucinación, porque había tenido muchas alucinaciones contigo, y simplemente tomaste mi mano y la llevaste a tu mejilla, y sonreíste.

Eras real en mi sueño, Matt. Lo triste es que los sueños no son reales.

Y volví a despertar en la noche porque de nuevo tuve la sensación de que veías la luna, así que me levanté y fui al salón principal, abrí las cortinas y dejé que la luz de la luna entrase a la casa.

Vestí mi vestido aguamarina y comencé a tocar Divenire, sin importarme que fuese de noche. Y toqué lento porque sentía que mientras más me demorara, más posibilidades existían de que tú realmente aparecieras detrás de mí, tomaras mi mano y la llevaras a tu mejilla para hacerme saber que en serio estabas ahí.

Pero he acabado la canción hace casi cinco minutos, decepcionada. Y me siento como una estúpida por despertar a las cinco de la mañana, usar mi vestido y tocar esa canción, porque en el fondo sé que es imposible que ese sueño se cumpla.

Así que volveré a dormir para intentar seguir soñando contigo.

Te amo.

Elizabeth.

° ° °

Acabábamos de cenar. Tessa y Adam jugaban con los mellizos haciéndoles cosquillas. Ellos ya los llamaban "tíos". Tenían más de un año y eso hacía también que sus personalidades estuviesen más marcadas. Ethan siempre intentaba imitarme al tocar piano. Rosie era más traviesa, solía comerse la comida de Ethan sin que él lo notase y luego fingía inocencia.

La guerra había acabado hacía dos meses, las cosas de a poco volvían a la normalidad. El regreso de Elliot fue lo más emocionante. Solíamos conversar en las tardes, hablábamos de todo. Me contó que quería viajar, que deseaba conocer Europa, principalmente la ciudad natal de Rose, ya que en algún momento cuando él era pequeño su madre le contó acerca de Brighton, del encanto que tenía aquella ciudad, y él se enamoró de su relato.

Tessa me comentó hacía unos pocos días que tenía dos meses de embarazo, pero no quería decirlo aún, ni siquiera a Adam, porque temía no poder mantenerlo y sentía que lo había decepcionado tras la pérdida de su primer bebé. La felicité y la abracé tanto tiempo que no pude dejar de sonreír toda la tarde, aunque nadie entendía por qué de pronto yo estaba tan contenta. Ella me dijo que quería ponerle Max, en honor a su abuelo, y me pareció adorable.

Eterno atardecer  ©   (Ex Flawless love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora