Theo tenía razón, los chicos lo odiaban a pesar de que él se esforzará por ganarse su confianza, después de la casería de Monroe Theo había tomado los túneles como su hogar, eso a Stiles le pareció muy triste. La manada se fue y Stiles pensó que él no debía permanecer oculto en una ratonera que él debía continuar.
Fue así como Stiles se lo llevó a San Francisco, todos sus planes de ser policía cambiaron y decidió tomar otra carrera como criminalista, el tiempo se había vuelto su aliado y con el las preocupaciones habían desaparecido.
Los años pasaron y Stiles seguía aparentando tener 18 años, su belleza era la más atrayente; nada comparado con su antiguo yo. Theo se veía un poquito mayor pero no era la gran cosa.
El tiempo pasó y ellos terminaron enamorándose, dos años después se habían casado por lo civil y después por la iglesia. La manada no estaba al tanto ni siquiera su padre, ese privilegio lo compartían con sus nuevos amigos.
Desde que Stiles se convirtió en vampiro sus emociones sé intensificaron y con ello se perdió gran parte de su humanidad gracias al nogitsune. Ese espíritu había dejado rastros de magia negra en él y por lo tanto también dejo su ADN convirtiéndose así en un hereje.
── Amor, todo bien?
Le hablo Theo al no obtener respuesta.
── Si, solo pensaba. Sabés, no me importa la opinión de la manada ni la de mi padre, te amo y nadie podrá separarme de ti. Lo sabes, ¿cierto?
── Lo sé, por eso te amo con locura.
La pareja se besó con intensidad, su amor era único, Stiles apreciaba cada segundo que podía estar al lado de su pareja, la magia de Stiles lo mantenía joven y saben que tendrán mucho tiempo para seguir disfrutando de su amor.
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── Te amo con cada célula de mi cuerpo, Stiles.
── El amor que siento por ti es tan inmenso, no sé cómo sería mi vida sin ti a mi lado. Te amo cariño, gracias por los buenos momentos, gracias por estos maravillosos años juntos.
Theo lloró al escuchar sus palabras, ama tanto a su esposo que no puede imaginar una vida sin él, se abrazaron con ternura y se quedaron así.
Ya no hacían falta las palabras, su amor pueden sentirlo en la piel y en el alma.
