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¿Cómo pudo pasar eso? Todo iba bien, trabajaron juntos y vencieron a la bestia de tinta, solo faltaba conseguir la piedra. Se sumergieron en la victoria y bajaron la guardia.

Kaira corría a todo lo que sus adoloridas piernas daban, ignoró el ardor en sus pulmones y el latido frenético de su corazón en su pecho, su mente solo se concentraba en los gritos de miedo que sus compañeros soltaban a la lejanía mientras eran perseguidos por aquel monstruo que de alguna forma continuaba con vida.

“imploro a la creación, crea un muro de tempestad para proteger y brindar paz a aquellos que perdieron la fuerza para levantarse” — recitó lo más rápido que pudo, su hechizo salió disparado en dirección del grupo a la par que el monstruo de tinta levantaba uno de sus enormes brazos para asestar un golpe.

Kaira cerró sus ojos, suplicando haber llegado a tiempo, deseando que el escudo haya sido lo suficientemente fuerte para aguantar el golpe. Una repentina fuente de luz y calor fue lo que la obligó a abrir sus ojos, un gran pilar de fuego se erguía orgulloso envolviendo y consumiendo al monstruo de tinta en medio de alaridos de dolor. Se sorprendió obviamente, pero lo único que hizo fue buscar con su mirada a aquel grupo de tres al que había acompañado.

En un par de segundos la esfera de cristal que hacía de cabeza del monstruo explotó liberando todo el líquido que está contenía, cuando el monstruo fue eliminado el pilar de fuego desapareció y dejó a la vista al grupo de adolescentes y al pequeño monstruo quienes estaban envueltos por un escudo de aire que no se despejó hasta que el peligro pasó.

Kaira observo fijamente al grupo, su cerebro ignoró cualquier cosa externa a los dueños de su atención, empezó a acercarse a ellos con pasos dudosos para después pasar a una carrera, sin importarle nada derrapó sobre sus rodillas una vez estuvo cerca de ellos, mientras acunaba los rostros estupefactos de ambos chicos entre sus manos no pudo evitar soltar un suspiro lleno de alivio, después simplemente los abrazó lo más fuerte que sus temblorosos brazos lo permitieron.

— gracias a Dios que están a salvo —

Por su parte los chicos habían quedado igual que una hoja de papel, aún estaban algo agitados por el susto de muerte que se llevaron, pero sin duda no esperaban que Kaira se aferrara a ellos como un koala bebé. Aunque una parte de ellos se sintió reconfortada ante la obvia muestra de afecto y preocupación de la chica.

— ¡Ustedes! — fue la voz de un tercero que logró sacarlos de su pequeño mundo.

— ¡líder de dormitorio! — gritaron  alarmados Deuce y Ace viendo con temor al pequeño pelirrojo que se acercaba molesto. Por su parte Kaira se separó de ellos mientras miraba hacia arriba para evitar que sus lágrimas corrieran libremente.

Una vez se calmo se puso de pie mientras fijaba su vista en el recién llegado, lo primero que llamó su atención fue la pequeña y brillante corona que descansaba sobre la cabeza del más pequeño, después fue su vestimenta en general, un terno banco con una gran capa de color rojo y negro, sin mencionar las botas altas de tacón que a su parecer eran bastante lindas. Definitivamente todo en ese atuendo gritaba reina de corazones.

— Ace Trappola, Deuce Spade... ¡Han violado el decreto de la Reina de corazones número 304! ¡"el día que un erizo estornude los soldados cartas deben reunirse e interpretar una canción"! — Mientras los chicos se tensaron ante la voz molesta de su líder, lo único en lo que pudo pensar Kaira fue una imagen de un erizo estornudando

— ¡Hay reportes de que un erizo estornudo hoy a las cuatro de la tarde! Todos en el dormitorio ya están armado la actuación ¡solo faltan ustedes! ¡Es una ofensa bastante seria!

— ¿más seria que una estatua en llamas? —  preguntó para si misma Kaira, suponiendo que no era un buen momento para que se enterara de que la estatua quemada fue la de la Reina de Corazones.

BELOVED LADY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora