16 Razones― Karl Jacobs

Capítulo 19.

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El beso.
capítulo 19

Alumnos corrían por todos lados, otros se dedicaban a solo observar las acciones de los demás, yo era una de ellas.

Desde que regresamos de vacaciones no he visto a Terrence, se supone que este sería su primer día de clases, pero ni siquiera ha llegado.

A lo lejos estaba George, le dedique una sonrisa mientras levantaba mi mano en su dirección, el respondió a mi saludo de igual manera.

— Hola— la voz de alguien a mis espaldas hizo que dejara de ver a George para ahora prestarle atención— ¿Que tal tus vacaciones?

— Hola Karl— respondí extrañada, no era usual el que el se me hacercara— Estuvieron geniales, ¿que tal las tuyas?

— Eso es bueno, la mías no fueron tan interesantes— dijo encogiéndose de hombros— Escuché que habría alguien nuevo.

— Si, pero aún no llega.

— Una pena— se lamentó— ¿Te veo más tarde?

— Claro.

Era extraño, ¿acaso había olvidado lo que me dijo el otro día?.
Decidí no prestarle atención a mis pensamientos y observarlo desde lejos mientras el seguía caminando.

Después de todo el aún me seguía gustando, y me odiaba por eso.

Camine hasta la salida para ver si había alguna señal de Terrence, no era como que me importará, pero no me gustaría llegar a una nueva escuela con gente totalmente desconocida, y perderme al primer paso que de.

Extrañamente quería estar con el en ese momento, en ese preciso momento en el que atravesará la entrada, no quería que se sintiera solo.

Y como si me escuchará, un auto bastante lujoso atravesó la entrada, y seguido de ello, Terrence bajo de el.

Automáticamente apareció una sonrisa en mis labios al verlo, el vestía una camisa formal blanca con las mangas hasta los codos, unos pantalones negros de vestir y un par de zapatillas del mismo estilo y color, o y casi olvidó mencionar sus lentes oscuros.

— Al parecer tu mamá paso días planchando tu ropa— me burle al ver sus perfectos cortes— Ouh, al parecer diste una muy buena primera impresión.

Las personas no paraban de ver el auto en el que había llegado, y apesar de que no era el el que conducía las personas lo miraban con asombro.

— Aah, el auto— dijo al notarlo— Es mi papá, me ha venido a dejar, pero ya se va.

— Al parecer también les has parecido atractivo— agregué viendo como todos lo seguían viendo.

— Esto es incomodo— respondió, al parecer no le gustaba llamar la atención— ¿Entramos?

— Después de usted caballero— solté con burla haciéndome a un lado.

— Está bien— paso adelante mientras acomodaba sus lentes— ¿Cuántas clases crees que compartimos?

— Seguramente la mayoría, estamos en el mismo nivel— dije con obviedad— Ahora voy a Matemáticas.