Capítulo 20.

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El robo.
capítulo 20

Franklin me daba ligeras miradas mientras Terrence comía tan rápido como podía, habíamos decidido salir a caminar, nos encontramos a las orillas del lago Howdell con un clima no muy agradable.

— No te enfades conmigo, al final todos sabemos que esto de venir ha sido tu idea— reclamo Franklin.

— Realmente lo dije sin pensar.

— Pero ya estamos aquí.

Han pasado muchísimas cosas en estás últimas semanas, una de ellas y la más importante, es que Karl y Emily terminaron, nadie logra comprender el por qué.

No es que sea mala persona, pero me alegra que haya sido así.

Franklin y Terrence se han vuelto muy buenos amigos en estos últimos días.

Suspiré recostandome en Militza mientras ella leía un libro que seguramente Terrence le había prestado o regalado.

— Sigo estando orgullosa de ti por lo que hiciste por nosotros— mencionó mientras cerraba el libro y me prestaba atención— Apesar de no haberlo echo corazón, estuvo bien.

— Ni me lo recuerdes.

En realidad lo había echo especialmente por ella, pero ella no tendría porque saberlo.

— Fue gracioso ver como casi llora frente a ti— se burló.

Seguro se preguntan, ¿que paso?.
Desde que Karl me avisó sobre lo que Anastasia planeaba hacer contra mis amigos y yo, juntos buscamos a Ashley, Ashley es una de sus ex's amigas, y con su ayuda logramos conseguir fotos de ella antiguas.

Al principio fue difícil, pero nada que un celular antiguo, y una enemiga no resuelvan.

Anastasia estudio en una ciudad distinta toda su vida, recién hace apenas dos años se mudó hasta aquí, empezando a estudiar con nosotros.

Y digamos que en su ex ciudad no era la persona más popular.

Karl fue de gran ayuda, sin el ni siquiera lo habría logrado. Inclusive esa fue su idea.

— Al parecer el sol está apunto de desaparecer— dijo Erick a pocos metros de nosotras.

A lo lejos estaba Terrence y Franklin, no podíamos ver con claridad lo que hacían, pero parecían divertirse.

— Es muy agradable este lugar— acompañó Militza comiendo una line.

— Mis gustos son buenos— me encogí de hombros.

— ¿Regresamos a casa?

Les gritamos a los chicos para que nos pudiesen escuchar, ellos enseguida vinieron hasta nosotros riendo a carcajadas.

El camino fue entretenido, Erick se lamentaba por haber venido con nosotros, Franklin se burlaba de el por tenerle miedo a la oscuridad, Militza y Terrence platicaban hacerca del libro que ambos leían, y yo, yo era quien sostenía la linterna.

El sol se ocultó antes de lo que nos imaginábamos, eso provocó que corrieramos hasta cansarnos con el propósito de llegar lo antes posible a casa.

— ¿Nos vemos mañana?— pregunto Militza antes de tomar caminos diferentes y separarnos.

— Por supuesto.

Y con eso cada quien se fue por su camino, claro que Terrence venía tras de mí, ya que prácticamente éramos vecinos.

16 Razones― Karl Jacobs Donde viven las historias. Descúbrelo ahora