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«Espera... Sin miedo...Aunque se haga de noche...».

A las once de la noche se daría un baño. Estaba segura porque se había ido muy pronto.

«-Dos chorros de jabón y cinco bolas de sales. Ni una más ni una menos. Y el agua muy caliente. Si la llenas con agua templada te ahogaré en la bañera. Si me quemo; te ahogaré en la bañera».

De rodillas. Con las toallas en las manos y la mirada al suelo.

Gia oyó el motor del coche. El sonido metálico del portón del garaje y la puerta de acceso a la casa. Todo estaba a oscuras a excepción del baño.

Estaba situada muy cerca de la puerta y veía la oscuridad de la habitación. Cuando se abrió la puerta del cuarto vio su silueta recortada en la oscuridad.

Tenía un cigarro en la mano izquierda y se quedó inmóvil.

«Él me ve. Yo lo intuyo».

Taehyung no se movió. Se llevó el cigarro a los labios y metió la mano derecha en el bolsillo de su pantalón.

Esperaba que le dijera que no tenía que estar allí. Que debía haberse ido. Sin embargo, cuando estaba a punto de hacer las maletas algo se lo impidió. Su corazón comenzó a latir muy rápido y su cabeza, la parte menos cerebral, le dijo: No.

Taehyung bajó la cabeza y soltó el humo muy despacio. Hubiese pagado millones por saber lo que aquel hombre estaba pensando, viéndola allí, de rodillas, con las toallas en las manos y su baño listo como él quería. Su traje impoluto, su corbata perfectamente anudada y la camisa sin una sola arruga. Perfecto hasta rozar lo obsesivo.

Avanzó hacia el aseo y ella bajó la cabeza.

No levantó la vista de las baldosas del suelo. Oyó el sonido de su cinturón al deslizarse veloz entre las hebillas y el tintineo metálico.

-Date la vuelta.

«Y castígame. Me lo merezco y me habías advertido».

Y obedeció. Sin soltar las toallas, giró sobre sí misma y se quedó mirando hacia la enorme bañera.

Quizá tenía que haber cogido las toallas después, pensó en una fracción de segundo. De ese modo se habría podido agarrar al canto de la bañera, pensó, esperando el primer golpe.

Cuando todo acabó aquel hombre pasó a su lado, se desnudó y a continuación se metió en la bañera. Ni siquiera la miró.

-Ponme una copa.

Fue lo único que dijo y ella obedeció. Sentía un calor espantoso en las mejillas y necesitaba llorar, pero no lo hizo.

Cuando le llevó la copa de Martini, él tenía otro cigarro en los labios. La miró de soslayo y le preguntó si había cenado. Ella negó con la cabeza y se frotó los ojos emborronándose de rímel las manos.

-Lávate la cara. Pareces un mapache.

¿Por qué sintió cierta excitación al sentir sus ojos sobre ella? ¿Por qué aquel dolor tan espantoso acababa transformándose en el detonante a sus deseos más oscuros? Jamás lo entendería, pero por eso estaba allí y no en otro lugar.

«No me vas a tocar... ¿Verdad?».

Quizá no era suficiente para él. Quizá solo la estaba poniendo a prueba para luego dejarla ir, pero Taehyung le había ofrecido la posibilidad de marcharse; no la había echado.

-Señor...

Taehyung abrió un ojo y soltó el humo por la nariz.

-¿Quiere que le haga la cena?

OBEDECE [KTH+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora