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Venga, vayamos por un poquito de acción...










Le gustaba su boca y su voz grave. Taehyung siempre hablaba con suavidad, pero el tono, la firmeza de sus palabras…; todo era dictatorial en él. Aún le temblaban los dedos cuando colgó el teléfono y salió del edificio de la universidad. Estaba allí. La recogería. Se lo había dicho. Por primera vez en toda su vida un hombre con el que estaba pasaba a buscarla, pensaba en ella. No fue difícil dar con él nada más bajar los peldaños de las escaleras. Era imposible no verlo. Había aparcado en un lado del recinto y miraba su teléfono móvil con los ojos ocultos por unas gafas de sol.

Un grupo de alumnas, situadas muy cerca del coche, hablaban y lo miraban. Gia resopló y caminó por el aparcamiento con la bandolera casi a rastras. ¿Por qué tenía que llamar tanto la atención? ¿Por qué lo miraban todas? Le gustaba. Le gustaba terriblemente que fuera tan atractivo, pero en el fondo tenía miedo de que se cansara de ella, de que la abandonara un día. Había tantas mujeres que podría tener…

Lo susurros de las chicas se hicieron más intensos cuando pasó al lado de ellas y siguió avanzando hacia él. Taehyung alzó la vista, se quitó las gafas y la taladró con la mirada. Gia se puso recta como si hubiese sentido una mano invisible alrededor del cuello y sonrió.

—Parece que vienes de la guerra.

Gia oyó a las chicas hablar detrás y avanzó varios pasos más hacia él. ¿Qué debería hacer? ¿Besarlo? ¿Sonreír sin más? ¿Y si lo besaba y la apartaba? Jamás superaría un momento así y más delante de compañeros de clase. Se armó de valor, dio tres zancadas hacia él y lo miró fijamente. Se puso de puntillas y lo besó en el cuello sacando la punta de la lengua para lamerlo un poco. ¿Qué demonios había sido eso?

Taehyung pareció sorprendido y la miró.

—¿Me has chupado?

Gia se balanceó sobre sus pies y apoyó la frente en su pecho.

—No me gusta que me miren…—susurró a su camisa.

Sintió que se movía, tal vez para mirar al grupo de al lado, pero no la apartó.

—¿Y tu solución es enterrar la cara en mi camisa?

—Nunca me han venido a buscar. Gracias.

Seguía con la cabeza allí metida y se sentía bien. Olía su perfume, notaba los latidos de su corazón, la firmeza de su pecho y ese calor…Sintió su teléfono móvil y pensó en apartarse para que él pudiera hablar, pero para su sorpresa, Taehyung contestó la llamada mientras sujetaba su nuca con la otra mano. Ella ladeó un poco la cara y dejó al aire un ojo para mirar al grupito. Sonrió.

Lo rodeó por la cintura. Taehyung hablaba con alguien y parecía tener para un rato, así que aprovechó el momento. Si la apartaba en aquel preciso instante, cuando todas estaban mirando para ella, se suicidaría. Estaba decidido.

—Sí, te lo diré mañana. Ahora no estoy en la oficina.

Su sonrisa se iba ensanchando. Tanto, que parecía una loca.

Mío. Mío.

—Gia.

Taehyung se inclinó hacia su nuca y apartándole el pelo de la cara susurró.

—Sube al coche. Ya.

—Señor… ¿Puedo pedirle un favor?

—Qué. –preguntó secamente.

—¿Puedo besarlo? –murmuró muy bajito.

—No.

Se suicidaría. Saltaría desde la azotea de algún edificio.

OBEDECE [KTH+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora