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—¿Así que eso son los juegos del dolor? —murmuró Gia.

Se había sentado en el balancín del porche con una chaquetita de punto sobre los hombros y sujetaba una taza de café. 

Dio un sorbo y suspiró. Tazmin se acomodó a su lado.

—La única condición que hay es que tu deseo, cuando sale tu carta, no puede ir dirigido a tu pareja.

—Entonces no puedo pedir algo a mi señor.

Tazmin la miró, dejó la taza sobre la mesa y dijo:

—Si quieres algo yo puedo pedirlo con mi deseo, pero necesito saber que está sucediendo.

Gia alzó la vista hacia el jardín.

—Sabe lo mucho que lo deseo…—dijo. Le explicó lo que había sucedido en la habitación del hotel y luego se cubrió la boca con la manga de la chaqueta —. Qué vergüenza…

Tazmin tenía la boca abierta.

—Coño con Taehyung. Hasta a mí se me han puesto los pelos de punta. Y parecía tranquilito. Dios mío…

Ambas se echaron a reír a la vez.

—No pierde el maldito control ni en esos momentos —dijo Tazmin—. Sabía que era frío, pero por favor… Que morbo… Tiene que ser muy difícil para ti.

—También me dijo que me relacionara con ustedes, pero siento mucha vergüenza por lo que pasó con el niño.

—Olvídate ya de ese asunto. Eras una esclava recibiendo órdenes y no hay más. Todos lo vemos así.

Gia la miró con desesperación.

—Jamás me había sentido tan cohibida con un hombre, Tazmin. Taehyung absorbe toda la atmosfera. A veces tengo la sensación de que me falta el aire cuando lo tengo delante, pero es tan… soberbio… —Bajó la cabeza—, y duro. Sin embargo, percibo algo en él… No sé. Creo que hay algo pasional que oculta.

Tazmin se encogió de hombros.

—Buscaré un modo de jugar una de mis cartas para ti… Pero mi deseo tiene que ser prudente. Taehyung es muy suspicaz y se daría cuenta.

Gia dejó la taza en la mesa y cogió sus manos.

—Gracias, Tazmin. No sabes lo mucho que te agradezco este apoyo.

—No hay nada que agradecer,Gia. Vamos por ello.

***

Se había organizado todo para la gran noche. En el centro de la habitación había una mesa ovalada muy amplia de madera maciza. Yoongi estaba sentado en la cabecera y barajaba varios grupos de cartas. El resto de los participantes se iban acomodando en sus distintos puestos según iban llegando.

—Para los que no estén al tanto de las normas, como Gia, dejo claro que no se puede pedir un deseo contra tu pareja.

—¿Mi pareja es JungKook? Por qué ambos no tenemos esclava— sonríó con satisfacción Jimin guiñando un ojo a JungKook.

—Exacto. Repartiré una baraja entre los que ejercen el papel no dominante y el resto se mezclarán. Cuando coincida la carta que se saque con la que tengan, empezará el juego. La multa por no ejecutar el deseo esta vez será el doble. Ojo con usar el pago, cada vez que se rechace un deseo se duplicará la multa. Piensen bien. Se irán dando cartas según se jueguen las anteriores.

—¡Mierda! —rugió Nam —. La última vez que jugué a los juegos del dolor, la multa era la misma cantidad siempre.

—La multa puede pagarse al escuchar el deseo o cuando se esté ejecutando. Eso dependerá de nuestros huevos, caballeros. Y si se duplica el importe es para que nadie pueda rechazar de continuo un deseo, y que al menos, si lo hacemos nos cueste un poquito elegir cual.

OBEDECE [KTH+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora