❝𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐋𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚❞ __𝐘𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧. [TERMINADA]

❝Capítulo 04❞

__Capítulo 04.

❝El chico de la cafetería❞

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Cuando pensé que todo iba bien, todo cambió para mal.

Ya Yoongi ni siquiera me miraba cuando me pasaba por al lado en los pasillos del colegio, y eso me molestaba un poco.

Desde aquella discusión, todo ha sido tan confuso para mi, que aún no me puedo creer que esto no fue un simple sueño, sino la verdad más dura que he vivido. Además de la muerte de mi padre, que murió en un accidente automovilístico cuando salía de su trabajo y yo apenas era pequeño.

Ya van dos semanas que llevo en ese colegio, y ha sido un poco duro estar el día solo. No he hecho amigos, porque nadie se ve confiable, además, que nadie tampoco se ve interesado en acercarse a mi.

Y prefiero que sea así, antes de que tener que andar con personas hipócritas.

También fueron unas semanas duras tanto para mí, y por una parte para mi madre y mi hermano también.

Aún no me apetecía contarles todo lo ocurrido, y de otras cosas, ya que prefería mantenerme callado y cuando sea el momento adecuado contarle todo como se debe.

Ya era sábado, y eran apenas las 12:16 pm, en casa no había nadie. Mi madre decidió salir a compartir con unas amigas, y mi hermano quedó con unos amigos para irse a un salón de videojuegos. Quiso llevarme con él para no aburrirme en casa, pero yo me negué ya que sinceramente no tenía ganas de salir.

Pero ahora me arrepiento por haber negado tan buena propuesta, estaba solo, aburrido, y con hambre.

Me daba flojera almorzar, así que decidí ir a una cafetería cercana, así de paso daba un paseo.

Tomé mis llaves, mi celular y una chaqueta y partí rumbo a mi destino.

[...]

Al llegar al lugar pedí una mesa solo para uno, pero al ver que todas estaban ocupadas no me quedó de otra que sentarme en una para dos.

Pedí una pequeña pizza con piña, y un refresco Coca-Cola.

Mi suerte fue que la mesa donde estaba sentado, quedaba justo al lado de un ventanal, así que podía observar para no aburrirme mientras esperaba mi pedido.

De repente se me acercó un chico rubio y un poco más alto que yo.

Lo observé embobado al ver que era bien hermoso, incluso había llamado la atención de varias personas cuando entró a la cafetería.

Él sonrió tímidamente y me habló para poder volver de mi viaje astral.

–¿Está ocupado? –señaló la silla delante de mí.

–Eh, no no. –le sonreí de vuelta–. Si quieres sentarte, puedes hacerlo.

–Gracias. –agradeció mientras se sentaba y llamaba a un mesero para pedir algo.

El mesero se fue y entre nosotros enseguida se formó un silencio un tanto cómodo, incluso así aproveché y lo observé con más detalle.

Era realmente perfecto. Cada detalle de su rostro, su cabello, sus manos, su forma de vestir...

¡Era increíble!