Capítulo XXVII: ❝Cina este servită❞

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El castillo solía tener un especial toque de tensión, cuando preparativos para alguna reunión importante se presentaban. En este caso, la reunión no era ni de jerarcas ni una cena con la Madre Miranda, no. Pero la ocasión pintaba ser especial de todas formas.

Las señoritas del castillo estaban arregladas con vestidos diferentes a lo usual, excepto en el caso de Cassandra, que prefirió usar un traje antes que un vestido pomposo, como optó usar su hermana menor creyendo que quizás harían otro vals y ella danzaría también.

La Dama tenía un vestido negro puesto, y su clásico sombrero del mismo color sobre su cabeza. Terminaba de aplicarse labial cuando llamaron a la puerta de sus aposentos; una criada entró cabizbaja portando noticias.

─Su Señoría, Lady Beneviento y su... muñeca, han llegado.

─¡Excelente! Ve a recibirlas y diles que esperen unos momentos. Iré inmediatamente al igual que mis hijas.

─Sí, Señora ─la criada hizo una reverencia y se retiró cerrando la puerta.

Un último vistazo en el espejo y la Dama consideró suficiente. Se veía espléndida, y ansiaba ver cómo vestían sus hijas para la ocasión. Ya le había dicho a Cassandra que maquillarse como vikinga y traer un hacha a la mesa no correspondía, y a Daniela ya le había advertido que no iban a hacer un gran baile de películas con las doncellas, así que no debía vestirse para dicha ocasión.

Suspiró y salió con una leve sonrisa de sus aposentos. Bela era la primera a la que iría ayudar con su atuendo puesto que debía estar muy nerviosa, más por la charla de madre y nuera que de la cena en sí.

Al cabo de unos minutos, Lady Beneviento fue recibida y guiada por una doncella hacia el salón donde acontecería la cena. Habían sirvientas aún trayendo los platos y cubiertos, y la comida no sería servida hasta que todos tuviesen un lugar, o la Dama quisiera empezar.

─Presumidas. Les damos tarta de manzana en nuestro humilde hogar, y ellas no desaprovechan la ocasión de brindarnos un banquete. ¿Qué se creen? ─Angie comenzó a protestar, causando que algunas doncellas que traían los platos se asustasen al verla. Primero una mujer pájaro, y ahora una muñeca parlante venía a una cena.

─Disculpen la espera ─las puertas se abrieron y la Dama se agachó para pasar. Finalmente se irguió orgullosa de los lujos de su castillo, y miró a las pobres figuras que no encajaban allí y ya eran conscientes de ello─. Las niñas requerían algunas... rectificaciones en sus vestuarios. ¿Le parecería adecuado, Lady Angie, pasar un rato con ellas? Me gustaría hablar con Lady Beneviento a solas.

─Sí, sí, ya le hago de niñera. No se preocupe ─la muñeca se fue por la misma puerta, y la Dama no evitó expresar algo de frustración en su ahora forzada sonrisa─. ¡Vengan aquí, mocosas! La tía Angie tiene un juguete que mata insectos y brilla.

─Vigílenla. Y en una hora comiencen a servir ─ordenó la Dama al personal, y las doncellas asintieron. Luego dirigió su atención a Donna, quien permanecía en completo silencio como acostumbraba─. Por favor sígame, Lady Beneviento. Será una simple charla para aclararlo todo.

─Lo sé, Alcina. No siento pánico al respecto ─la mujer comenzó a caminar detrás de la Dama, quien al pasar por otra puerta siguió caminando por otro pasillo─. Me encantaría responder a sus dudas y ganarme su confianza, si así me permite el honor y el placer de estar con Bela en paz.

─Lo tendrás, querida. Dependiendo de que tan sincera seas.

─No tengo nada que perder. Solo por lo qué apostar.

Dansuri Macabre • 〚 ᴮᵉˡᵃᵈᵒⁿⁿᵃ 〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora