capítulo 6

166 14 2
                                    

Aquella noticia había sido bastante devastadora para Isaac, quien ahora lloraba en los brazos de un oficial buscando consuelo.
Ahora las autoridades debían discutir sobre que hacer con el niño, pues los orfanatos estaban colapsados y sería muy difícil que fuera aceptado en alguno; sus hermanos o dicho de otro modo, hermanos postizos vivían lejos y no tenían tiempo ni para sus propios hijos por lo que tenían entendido. Al verse en un callejón sin salida, se vieron obligados a llamar a todos los orfanatos de la ciudad y si era necesario a todos los del país.

Isaac siempre se caracterizó por tener una cara un tanto... Neutra y en cuanto a sentimientos, el no era muy demostrativo, pero después de la tragedia parecía que no sentía... Nada. Quizás no lloraba a mares como lo harían otros niños en la misma situación, pero eso no quitaba el hecho de que estaba demasiado triste, Issac ya no lloraba, ya no hablaba, y tampoco tenía ese brillo en su mirada que indicaba que estaba en paz.

Las autoridades, luego de mucho buscar, hallaron un lugar donde lo aceptaron sin problema; Isaac al enterarse de la noticia no dijo absolutamente nada, y tampoco le importaba lo que harían con el, pues los que le daban sentido a su vida ya no estaban y tampoco los volverían a ver.

Paso un mes en completarse los trámites para que fuera aceptado, pero finalmente se logró. Isaac llego al lugar sin mucha emoción; era de día y los niños de ese lugar, al verlo entrar instantáneamente lo catalogaron de rarito.

Cuando el llego estaban en hora de clases, por lo que fue al primer sitio en donde entro fue a un salón común y corriente. Al entrar todos se quedaron callados, la maestra al entrar comenzó a presentar al pequeño que estaba parado frente a todos, mirándolos con la misma mirada que Camus solía tener antes de conocer a Milo (osea, una mirada fría)

Maestra: muy bien niños, presten atención.

Para llamar la atención de los niños que aún seguían hablando, la mujer aplaudió haciendo que los niños la vieran y prestarán atención.

Maestra: El es Isaac, un nuevo integrante del orfanato que los acompañara hasta que el sea adoptado.

Los niños del lugar comenzaban a murmurar entre ellos, mientras miraban discretamente al nuevo. La maestra se encargó de darle la ubicación de su asiento en un tono más bajo señalándole a la izquierda del salón, ni muy en el fondo, y ni muy al frente.

Se sentó al lado de un niño castaño (no es Seiya) y de ojos celestes; cabello liso y menor que el, quizásmente por un año nada más.
No le dio importancia, pues no conocía a nadie del lugar, y se resigno a mirarlo.

Celio, era el nombre del niño quien al ver a Issac se emocionó, pues tenía la idea de que quizás podría conseguir un nuevo amigo.
Celio se caracteriza por ser amigo de todos, ya que su buena actitud,su bondad y su inocencia que lo acompañaba, caía bien a quien lo conociera pero, todas las personas tenemos enemigos, o almenos uno, algo que en el no faltaba. Por suerte del destino, sus enemigos no se hacían presentes ya que gracias a su personalidad, consiguió muchos amigos que están dispuestos a respaldarlo. En síntesis, Celio básicamente era el chico popular en el orfanato, con la diferencia que el era de buen corazón, además de inteligente.

La clase fue como cualquier otra, aburrida para la mayoría de los niños, tocó el timbre de recreo, y salieron todos al patio. En cuanto a Issac, quien no conocía a nadie estuvo solo en una esquina viendo cómo jugaba los demás niños en conjunto, hasta ya que Celio apareció tocándole el hombro con una sonrisa gigante, espantando así a su contrario.

Isaac: ¡HAA!

Celio: hola

Issac: ¿que quieres niño?

Mí alma gemela.(2ᵈᵃ Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora