capítulo 21

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Aunque Camus se había dormido tarde pudo despertar temprano y sin problemas como siempre. Su despertar fue distinto a los otros días, está vez Milo se encontraba a su lado abrazándolo por la espalda mientras dormía plácidamente. No quería salir ni despertar al griego pero debía levantarse obligadamente por lo que movió uno de sus brazos y salió de la cama. En situaciones normales una persona normal se despertaría con un poco de movimiento o sonido, pero Milo tiene el sueño pesado por lo que no se despertaría muy fácil.

No le tomo mucha importancia a eso por lo que lo dejo dormir, pues el maestro ahí lo era camus y no el, Milo solo venía de visita y tenía sus obligaciones en otro lugar. Ahora tendría que ir a despertar a los niños así que salió de su habitación y tocó la puerta de el cuarto que ambos niños compartían.

Camus: ¡Es hora de despertar! ¡Levanténse!

Alzó la voz para hacerse escuchar para luego dirigirse a la cocina para preparar el desayuno. Fue cuestión de unos minutos para que Isaac apareciera en el comedor tallandose los ojos por el cansancio.

Camus: ¿Y Hyoga?

Isaac: no lo logré despertar maestro

Camus lanzó un suspiro cansado y comenzó a murmurar.

Camus: es igual a Milo

Aunque las palabras del francés fueron en voz baja fue audible para el pequeño Isaac quien comenzaba a despertar.

Issac: ¿Quien es Milo?

Ante la pregunta del niño camus abrió los ojos como platos buscando una excusa para el peliverde.

Camus:... No es nadie

El francés hacía lo posible para que sus nervios se notan lo menos posible y tenía que agradecer que era experto en eso, en cuando a Issac el le creyó, pues no era la primera vez que escuchaba a su maestro decir "delirios", el pensó que era una cosa de adultos por lo que no siguió preguntando. De repente comenzaron a escuchar pasos venir desde una de las habitaciones, estos se comenzaban a acercar a la cocina y allí, somnoliento, con el cabello alborotado, recién despierto y tallandose los ojos apareció Milo en busca del francés quien ya no sabía cómo reaccionar. Abrió los ojos de par en par cuando vio al griego parado frente al niño, Issac solo se quedó viendo al hombre que tenía en frente sorprendido, pues su maestro había dicho que no había nadie, el niño se quedó quieto para luego señalar a Milo y mirar a su maestro.

Issac: ¿entonces el es Milo?

Camus reprocho con la mirada al griego quien aún se encontraba confundido

Camus: si... el es Milo

Al francés no le quedó más que admitir de mala gana lo que su alumno e hijo había preguntado

Milo: ¿que... está pasando aquí?

Aún confundido por la situación Milo se adentro más a la cocina colocándose junto a camus

Camus: *suspiro* Milo el es issac uno de mis alumnos

Aún no le diría al griego que uno de sus hijos estaba en frente de el

Camus: el otro está durmiendo aún ¡Issac dile que se levante tenemos que entrenar!

Issac: ¡claro!

Ambos se quedaron solos, ya que estaba allí el peliazul comenzó a prepararse el desayuno

Milo: el niño se me hace muy familiar

Hablo el griego dibujando una sonrisa en el rostro

Camus: podría ser...

Casi en un murmuró camus habló, aún no sabía si contarle o no puedo un poco le preocupaba la reacción de su amado

Milo: ¿cómo que podría ser? No entiendo

Milo se giró a ver al francés quien estaba serio y se lo notaba pensativo

Camus: ¿y... si son ellos?

Milo: ¿ellos? ¿insinuado que podrían ser...

Camus: nuestro hijos

El galo esperaba una reacción alegre de parte de su pareja, pues así reaccionaba a todas sus noticias sin embargo no obtuvo eso, el rostro del heleno se encontraba en total seriedad y al parecer pensando, no entendió el por qué se encontraba así, si no hasta que Milo pronunció las siguientes palabras...

Milo: no lo creo

Camus quedó estupefacto al escucharlo, pues el tenía la certeza de que de verdad los niños que tenía como alumnos eran sus hijos

Camus: pero...

Milo: tu mismo lo viste cam, viste la manera inhumana en la que terminaron

Camus no quería contestar, miro al suelo desconcertado más siguió argumentando

Camus: ese mismo día vi y escuché cosas aparte de eso, creo firmemente en qué las cosas que estaban en las bolsas no eran ellos

Milo: no tienes nada que compruebe que esos niños sean nuestros

(Aclaración: Estamos en el siglo 20 a eso de los 1965 y según San Google la primera prueba de ADN salió en 1987)

Milo estaba más serio de lo usual, generalmente era un hombre sonriente pero por la suposición de su pareja se encontraba serio. Respecto a Camus, el no podía creer que Milo se le opusiera en una idea. El heleno se fue del lugar en busca de pan y Camus lo siguió mientras refutaba la opinión opuesta.

Camus: Es que no entiendes, yo lo siento y yo sé que son...

Milo: Camus, terminemos con el asunto, yo no creo y tampoco creeré que son mis hijos hasta no ver pruebas que me digan lo contrario. Esos niños son simplemente tus alumnos, nada más pero si tu quieres seguir creyendo después de eso ya no me entrometas.

Milo habló de manera autoritaria dejando en claro sus ideales, camus por su parte aún seguía estupefacto y dejo de seguir al griego, ahora se encontraba pensando sobre las palabras de su pareja quien desapareció de un momento a otro de la casa.

Camus: Bien

Apesar de que el griego no quisiera aceptar lo ya comentado anteriormente el francés no se resignaria de ninguna manera, el sabía que aquellos niños a los cuales estaba entrenando eran sus hijos, lo sentía tan profundo y estaba seguro de ello.

Camus: ¡Hyoga levántate!



Mí alma gemela.(2ᵈᵃ Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora